Finalmente terminamos de empacar todo, era momento de ir a aquella misteriosa casa que tanto había dado de que hablar a mi madre y a mi. Vaya que si estaba emocionado, no paraba de comerme las uñas cada que pensaba que estábamos cada vez más y mas cerca. Aunque en realidad, no tardamos mucho en llegar.
No obstante, otra vez estaba ahí, había aparecido de nuevo aquella extraña sensación, ahora era como un nudo en la garganta, y a la vez un sentimiento de melancolía que también helaba mi cuerpo. Puede que haya sido por la impresión del lugar, el cual era bastante tétrico por cierto.
Creí que la casa estaba situada muy al centro de la ciudad, pero resulta que se encontraba mas bien, en un punto muerto donde no había flujo de personas o de transito. En pocas palabras, era un sitio desolado y un poco apartado de la civilización. Su diseño era más bien colonial. Una antigua casona, probablemente construida hace poco más de un siglo, al parecer contaba con un jardín amplio y muy poco cuidado, pues la maleza se había encargado de cubrir casi toda la entrada a la casa, apenas si podíamos abrir la reja principal. Toda la casa estaba completamente cerrada, un aroma a humedad se percibía al instante. Una casa con colores oscuros, cortinas color vino, las paredes forradas de madera, muebles demasiado antiguos y muy bien conservados. Era como una visita a un museo de antigüedades, o a una de esas casas de terror de películas viejas. El piso estaba hecho de una loza muy característica del siglo pasado. Dudo mucho que alguien estuviese viviendo recientemente ahí, nada parecía haberse movido de su lugar desde hace mucho. Las gruesas capas de polvo quitaban el brillo a los objetos metálicos que decoraban el salón principal. Indudablemente era una construcción grande, algo así como una mansión, sin serlo realmente. Desde afuera nos pudimos dar cuenta de que el edificio constaba de tres niveles, y además había un terreno más grande en la parte de atrás.
La recepción, era muy espaciosa. Había muchas esculturas estilo romano y griego, median aproximadamente metro y medio de altura, una fuente en el centro de la habitación. Pero lo que sin duda me llamó demasiado la atención, fue la gran cantidad de muñecas de porcelana y madera que estaban dentro de los viejos muebles, absolutamente todas tenían un aspecto grotesco, siniestro, algo muy fuera del gusto de cualquiera en esta época. no sé como es que a la gente le gustaba tener cosas así dentro de su casa. Supongo que en realidad reflejaban la personalidad del dueño de la casa, que por las historias que escuche de mi madre sobre la tía Evangelina, no cabía duda de cual era el tipo de personalidad que tenía.
Mariana: Este lugar es una ruina total, además... huele extraño, tendremos que abrir las ventanas. No puedo creer que esta casa esté tan sucia.
Alfonso: Se ve que tu prima no recibía muchas visitas aquí.
Mariana: No creo que nadie la haya visitado nunca.
Alfonso: Es que no puedo creer todo lo que me has dicho, no hay persona tan antipática que pueda soportar toda una vida sola. Además, cómo es que supieron de su muerte si ella jamás salía de esta casa.
Mariana: El abogado dijo que alguien reporto que había mucho ruido en esta zona, que escucharon gritos... pero a pesar de la investigaciones, nunca se determino que hubiera alguien más en la casa. Decidieron pensar en que Evangelina enloqueció de repente y cerraron el caso.
Alfonso: ¡Así nomas! vaya, que intensa debió haber sido la investigación...
Amilkar: ¡El pasamanos de la escalera está roto en la parte de arriba! supongo que desde ahí debió haber caído la tía.
Mariana: Debe estar apolillado, el pasamanos se ve bastante grueso como para solo romperse así de la nada.
Definitivamente nos tomaría demasiado tiempo limpiar toda la casa. Mi madre pensó que era mejor empezar inmediatamente. Claro que yo no estaba tan animado de hacer algo así, tan solo de pensar que mi sábado lo ocuparía limpiando una casa vieja y sin gracia, me deprimía aún más. Mientras escombraba la sala principal, tenía la sensación de que todas las muñecas de los anaqueles y estantes estuvieran observándome. Así que llegaba a tranquilizarme pensando que solo eran tonterías mías, me cuesta creer que a un chico como yo le dieran miedo esas ridículas muñecas. Mi meta era terminar lo más pronto posible para poder terminar explorar la casa. Las escaleras las limpió mi madre, mientras que Alfonso y yo nos encargamos de la recepción. Había un pasillo que conectaba con una segunda habitación en el primer piso, era una sala de estar. Los sillones estaban completamente polvosos, las ventanas llenas de tierra, no veía cuando acabaría de hacer todo.
ESTÁS LEYENDO
Marionetas
General FictionUn joven descubre un secreto antiguo con del cual piensa servirse para poder alcanzar sus ambiciones, a pesar de tratarse de una misterio envuelto de peligro y muerte. Tratará de conquistar el corazón de sus amores con magia oscura, la cual lo env...