LA MANSIÓN DEL TITIRITERO

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Al principio pensé que a Ana no le darían permiso pasar la noche en mi casa. Pero creo que después de todo, yo ya no era un absoluto extraño para la familia de Ana. Desde hace ya varios años que hemos sido amigos, nuestras familias nos conocen muy bien, nunca hemos tenido problemas serios ni nada por el estilo.

Ana casi sabe todo de mi, a veces siento que la trato muy mal, pero ella me entiende. Ojalá que nunca se canse de mis repentinos cambios de humor. Pero ella en ocasiones es igual o peor que yo. Puede ser que seamos algo así como hermanos espirituales. Sin embargo, a pesar de que hemos pasado mucho tiempo juntos, no puedo sentir la confianza de decirle sobre Minerva. Ana siempre insiste que salga con una chica, incluso ha tratado de arreglar citas sin mi consentimiento, eso realmente me ha llegado a molestar demasiado, tal vez si no escogiera a las mismas chicas tontas de siempre, puede que no hubiera tanta objeción.

Todavía recuerdo el día que la conocí, fue hace aproximadamente unos siete años. Yo estaba comprando ropa nueva por que mi madre me había obligado a hacerlo, odio comprar ropa nueva no me gusta lo incómoda que esta, toda tiesa y áspera. En fin, estaba comprando ropa y me estaba probando una gabardina negra, en ese momento escuche que alguien habló a mis espaldas diciendo:

Ana: ¡Qué genial te queda! y con ese sombrero me recuerdas a un personaje de las películas de Carlos Bandera.

Amilkar: ¿Enserio? ¿Conoces a Carlos Bandera?

Ana: Me encanta su filmografía...

Desde ese momento supe que seríamos muy buenos amigos. Alguien que estuviera familiarizado con el trabajo de una persona muy influyente para mi, debía ser alguien que me comprendiera. Y así fue, logramos congeniar muy bien durante todos estos años. Ella sabía lo cascarrabias que a veces podía ser, y yo lo grosera que ella era.

Ana: ¿Nos vamos?

Amilkar: Claro.

Ana: ¿Y cual es la habitación en la que más sientes que pasará algo interesante?

Amilkar: No lo sé, te dije que aún no he terminado de explorar toda la casa.

Ana: Creo que tendremos una noche ocupada, tenemos que explorar cada rincón de esa cosa.

Amilkar: "Esa cosa"

Ana: Claro, es mejor pensar en la casa como si fuera una especie de criatura con vida propia.

Amilkar: No entiendo tu punto.

Ana: Quiero decir que si pensamos que la casa es una especie de ser sobrenatural con muchas sorpresas ocultas, seremos más perspicaces a la hora de investigar. Puede que también lleguemos a encontrar algo interesante en toda la casa.

Amilkar: No lo sé, la policía hizo registro de todo al investigar.

Ana: ¿Cómo dices que murió tu tía?

Amilkar: Según el abogado, de una caída desde lo alto de las escaleras de la casa.

Ana: ¡mmm! bueno, puede que si o puede que no. Veamos que pasa si llevo "esto".

Amilkar: ¿Qué cosa es eso?

Ana: Es un péndulo, lo usaremos como una especie de oráculo y guía. Te mostraré como funciona cuando lleguemos a tu casa.

Mucha gente puede creer que estas son meras estupideces, sin embargo, he vivido muchas cosas que me orientan a pensar que probablemente hay mundo más sutil que el que estamos acostumbrados a mirar. Que quizá haya algún tipo de vida o manifestación que este gobernada por las frecuencias que escapan a nuestro espectro de luz visible, no estoy seguro, pero tengo una gran sospecha de ello.

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