LAS FIGURAS DE LA MUERTE

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Amilkar despertó finalmente de aquella pesadilla, no estaba seguro de lo que había pasado o lo que había imaginado, ni tampoco la conexión que había con él. Los sueños son vivencias fantásticas que suelen aparecen en nuestras mentes cuando no estamos gobernándolas con nuestra conciencia, así mismo pensó Amilkar. Pudiera ser que estuviera viendo muchos casos del mundo paranormal en su computadora.

En medio de la noche, Amilkar se levantó para tomar algo de agua de la cocina y poder conciliar el sueño nuevamente. En ese momento recordó una pequeña clase que había recibido sobre meditación. De vez en cuando, se formaba una pequeña asamblea fuera de un parque, el cuál él frecuentaba, y se daban pláticas sobre cosas misteriosas y la forma en que mucha gente intentaba alcanzarlas. En una de esas pláticas, le enseñaron a la audiencia a como entrar en un trance profundo, y de esa manera poder comunicarse con su ser interno para resolver algunas preguntas. Amilkar pensó que quizá si hacía una pequeña meditación, su subconsciente le podría dar una pista sobre lo que había soñado, algo similar a lo que había hecho Ana con el péndulo amatista. Pero en este caso, intentaría verlo otra vez con sus propios ojos.

Una vez que regresó a su colchoneta, se tumbó por completo y separo sus pies y sus manos de manera que quedara en una posición bien extendida. Recordó que había que inhalar y exhalar lentamente durante unos minutos, y comenzó tratar de relajar su cuerpo desde sus pies hasta su cabeza, repasaba una y otra vez hasta que sintió como su cuerpo se movía solo; sin embargo, como era la primera vez que lo intentaba, se quedó profundamente dormido.

Ana: ¡Buenos días dormilón! Es hora de levantarse, el desayuno está listo.

Amilkar: ¡Demonios!

Ana: ¡Oye no! los hot cakes no me los vas a despreciar, además los hicimos de una mezcla de sabor piña colada.

Amilkar: ¡No es por eso! es solo que no logré algo que intenté hacer anoche.

Ana: Debes estar muy cansado, no dejabas de moverte y decir cosas sin sentido, creí que estabas teniendo una pesadilla y cuando intenté despertarte solo volviste a estar tranquilo.

Amilkar: ¿Recuerdas si dije algo importante?

Ana: No, la verdad es que solo balbuceabas. ¡Vamos ya! estoy muerta de hambre.

Amilkar: No hay mucho que limpiar esta vez, gracias a dios hemos terminado temprano. ¡Iremos al centro mamá!

Ana: ¡Vamos, ya llegó, date prisa!

Amilkar: ¿Quién viene? no me dijiste que iríamos a buscar a alguien.

Ana: Lo olvidé, es mi prima Altagracia, viene de visita solo por unos días. Ella tiene un periodo escolar distinto al de nosotros, lo manejan por cuatrimestres, así que ahora mismo ellos están en periodo de vacaciones. Vamos, te va interesar mucho, ella tiene habilidades únicas en la familia.

Amilkar: ¿Habilidades?

Ana: Claro, resulta que su abuela le dio clases de como leer el tarot y ver el futuro de las personas.

Amilkar: ¡Vaya! tu siempre sales con algo que me asombra cada vez más.

Amilkar y Ana llegaron al centro de la ciudad, y se encontraron con Altagracia. Ella es una chica delgada de cabello castaño y muy largo, muy bien cuidado. Su figura es muy fina, al igual que su rostro, pero este llama singular atención dado el delicado arco de sus ojos, los cuales lucen una mirada de mucha intriga y misterio. Amilkar no esperaba que aquella chica fuera muy amigable, pero tan luego Ana os presentó, se sintió como si ya se hubieran conocido antes.

Amilkar era muy apuesto, así su gracia hacía que muchas chicas se sintieran cómodas con su presencia, cosa que a el no le gustaba mucho. Pero Ana ya le había advertido a Altagracia que Amilkar era alguien enamorado de otra persona y que no le gustaba mucho que insistieran con él.

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