-¿Acaso el ratón te ha comido la lengua Meg? Sabes, por las calles se rumorea que tú y esta niña hacen un buen equipo... ¿Será cierto? – Dean lo decía con un dulce acento francés, Meg sabía exactamente por donde irían los tiros, conocía a aquel hombre como si se hubiera criado con él, aunque no sea así.
-Maldigo el maldito segundo en que decidí siquiera dirigirte la mirada en ese antro- Con un recalcado enojo Meg intentaría buscar con la vista alguna salida factible o bien alguna arma más allá de sus armas.
-Gatita estás encerrada, tú y tu hija están ahora encerradas en mi mansión, acéptalo Meg no tienes otro remedio más que escuchar lo que tengo que decir-
-Lo haré, solo si dejan de apuntarle a mi hermana con esa arma- La voz de Meg reflejaba preocupación y algo de miedo.
-¿Eh? Bien, si con eso escucharás mi propuesta, lo haré- Dean tras decir eso baja su arma, sentándose en una silla rojiza, que estaba al lado de Alexa; a pesar de haber bajado el arma aún estaba a la vista y por si a Meg se le ocurría tratar de atacar lo, mataría sin pensarlo a Alexa -Bien, mi propuesta es que te perdonare todo lo que hiciste... el hecho de que quemaste una de mis mansiones... el hecho de que mataste a tres de mis hombres y también perdonaré a esta niña por haber dejado heridos a varios de mis hombres... y lo único que tienen que hacer, es trabajar bajo mis órdenes todo una semana jeje... claro bajo órdenes mías y de mi hermana Luna, ya que ambos somos líderes de esta mafia es una buena solución a este conflicto no crees Meg?- Dean sonreía de una forma algo macabra, haciendo que un escalofrío recorra la espalda de Alexa y en parte también con Meg.
-Bien estaré a t-
-¡Estarán! Jaja dije que tú y ella hacían un buen equipo, o más bien eso es lo que se dice, así que quiero comprobarlo-
-¿Y si no es así? - Con una mirada bastante amenazante Meg lo diría.
-Bueno siempre está la opción de la muerte- Sin tacto o sentimientos lo dice, mientras apunta nuevamente a la cabeza de Alexa, mostrando su verdadero rostro el de un hombre orgulloso y caprichoso, que es capaz de todo solo por conseguir lo que desea.
-¡No! Agh... ¡Bien! ¡Lo haremos! ¿Cierto Alexa...?- Alexa asiente lentamente, mientras trataba de adivinar qué mierdas estaba haciendo Meg.
-Grande soeur s'il te plait viens*- Tras decir eso Dean en francés, una bella chica alta con su largo cabello de color castaño obscuro, aparecería por la puerta con un manojo de llaves, yendo directamente a quitarle las esposas a Alexa.
-Será un placer tenerlas bajo mi mando, soy Luna espero y sean obedientes-
-Entonces vamos a tener un jodido problema- Luna se pone de pie, algo adolorida.
-Basta Alexa... haremos lo que pidan...- Alexa no entendía el porqué de esa actitud de Meg, así que se limitó a un sí.
*genial hermana ven por favor
Dos días exactamente habían pasado desde el incidente con Dean, Meg hablaba lo mínimo y Alexa no preguntaba. Ambas se limitaban a un SÍ o un NO y en veces ni a eso. Esta situación se estaba volviendo tediosa para ambas chicas, y no solo eso había pasado... las voces habían aumentado, lo que les pedía matar se había hecho más y más grande, las dos antes lo sobrellevaban muy bien, por el hecho de tenerse la una a la otra, pero desde hace dos días apenas y se dirían la palabra.
-Me voy- Meg lo dijo casi en un susurro, yendo hacia la salida del departamento, aunque los planes de Alexa eran otros, sin previo aviso y antes de que Meg tocara la perilla de la puerta una daga rozó su mejilla, en un instante las pupilas de Meg se dilataron.
-Hablemos... o si no...- Ambas sabían a qué se refería Alexa, Meg sabía que estaba en su derecho de estar así de enfadada, pero aún con todo eso intentaría evadir el tema.
-¡Venga ya! Alexa pudiste-
-¡Pude! ¡Pero no lo haría, eres mi madre! ¡Por dios dime que pasa!- Meg enternecida por las súplicas de Alexa, suspiro volteandose hacia Alexa, esta tenía unas increíbles ojeras ¿siempre estuvieron hay? Meg no pudo evitar pensar aquello; vaya que Alexa en verdad parecía estar echa mierda, su cabello lizo y rojizo ahora era una baraña de cabello, aquel tono moreno de esta, ahora era un amarillo enfermizo.
-Alexa tu...-
-Voces... ¡qué más puede ser ahora dilo!-
-No... sabes bien que todo está ech-
-Echo por mi bien... me rescataste de ese loco...¡pero no estaba tan en peligro como para hacer eso! Estas loca de verdad ¿sabes lo que ellos pueden hacernos? -
-Claro... sé que pueden hacernos, pero... no hallé mejor solución que esa... de verdad estaba preocupada por que algo te hiciera ese loco y su hermana-
-Eres tonta- Por un segundo las voces cesaron, ambas corrieron hacia la otra hundiéndose en un tierno y cálido abrazo familiar, algo que de verdad necesitaban. Ambas cancelaron cualquier cita o evento que tuvieran y decidieron ponerse a hacer algo para la cena. Recordando viejos tiempos, donde ambas cocinaban jugando, las voces estaban ahí como siempre, pero algo no era como siempre, esta vez era muy diferente, pues ese día descubrieron una cura a sus problemas, la verdadera compañía; ambas desde ese día no se volvieron a separar, eran la cura de la otra y eso las hizo más inseparables que cualquier otra cosa.
-Hehe je pense qu'il est temps de leur donner leur premier ordre tu ne crois pas soeur?*- Dean sonreía, mientras decía aquello moviendo su copa de vino.
-sans les former d'abord? Il peut être dangereux*-
-ça fait Plaisir*- Ambos hermanos sonríen, casi de forma sincronizada chocando sus copas en señal de estar de acuerdo.
*jeje creo que ya es tiempo de darles su primer orden no crees ¿hermana?
*sin adiestrarlas primero? Puede ser peligroso
*eso lo hace divertido
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Nuestra Realidad, tu locura
RomansaAlexa y Meg, dos amigas que a partir de un evento desafortunado dejan notar todos sus trastornos y problemas mentales, pero un chico y una chica impedirán a toda costa que estás se manchen más sus manos de sangre. ¿Logrará el amor sobreponerse ante...