*Samantha Pov.*
No me tomó mucho tiempo esperar por ella, me quedé en la sala de espera y mirando mis mensajes se me pasó demasiado rápido el tiempo, por lo que me sorprendí cuando llegó a mí.
Cuando salimos de la clínica, decidimos ir a un restaurante no muy lejos de ahí para comer hamburguesas y en el camino, Megan me conversó sobre mi profesión. Preguntando por qué había decidido dar clases y le respondí mientras íbamos lado a lado. Era extraño no verla con la bata de doctora.—Bueno, siempre ayudaba a mis compañeros de clase con el tema y supongo que se me da bien.
—¿Hasta cuándo darás clase? —Me preguntó.
—Me darán permiso de maternidad a los 6 meses de embarazo así que me da tiempo a terminar el año.
Llegamos al lugar y buscamos una mesa, un mozo llegó y pedimos dos hamburguesas con papas fritas y refresco. Yo pedí de un tipo y ella de otra. Una vez que le devolvimos la carta, nos dedicamos a charlar.
—¿Qué dijo tu familia cuando les dijiste la noticia? —Dijo mientras se quitaba el abrigo para dejarlo a su lado en la silla.
—Pues, mi hermana está muy feliz con la noticia. —Le dije y arrugó la zona de los ojos.
—¿No le has dicho a tus padres? —Me preguntó—. Si estás nerviosa porque algo suceda, te aseguro que el procedimiento fue bien hecho. Puedes estar tranquila que es como cualquier otro embarazo.
—Oh, no. No es eso... Verás... Mis padres fallecieron cuando cumplí 18 años. —En tanto dije eso su rostro se transformó y se mostró avergonzada—. Pero estoy segura de que mi madre estaría muy feliz de ser abuela.
—Lo siento mucho... Yo...
—Tranquila... No hay por qué ponerse mal. Paso hace mucho tiempo. Tuvieron un accidente de auto.
—Debió ser muy difícil...
—Quedamos mi hermana y yo solas, así que tuve que ponerme a trabajar en las noches en una cafetería mientras estudiaba para ser profesora. Cuando me recibí me encargué de ayudar a mi hermana en todo.
Asintió y nos quedamos en silencio un momento. Hasta que ella aclaró su garganta.
—Yo aún no le he dicho a mis padres. —Me comentó—. Estoy pensando en cómo decirles. Digamos... que cuando mi madre sepa morirá de felicidad...
Sonreí ante la idea y asintió.
—Cada vez que conversamos me pregunta que cuando será abuela.
—Realmente no querías ser madre, ¿verdad? —Le pregunté.
Quedó muda y borró la sonrisa. Miré su garganta y vi el movimiento de como tragaba saliva. Tomó una servilleta y comenzó a jugar con ella, doblándola y dejándola impecable, afinando el extremo.
—Siempre supe que para ser madre se debe de ser responsable, debes variar tu tiempo para estar con tu pareja con tu bebé... —Comenzó a decir y la miré en silencio—. Siempre he estado metida en mi ciencia.
Levantó la mirada y apretó los labios en una sonrisa forzada.
—Jamás había considerado tener hijos porque... No he podido... formar... —Dijo tras pensarlo unos segundos—. Una relación duradera. ¿Cómo podría ser madre?
—¿Qué pasa con tu clínica? —Le pregunté y asintió.
—Tenía mis óvulos guardados para el día que ese deseo llegara a mí. Solo no esperé que fuera tan pronto.
Tragué saliva y me sentí muy incómoda. Esta vez tomé yo una servilleta e hice lo mismo.
—Samantha... —Dijo y levanté la mirada. Estaba mirándome callada—. No había caído en lo que estaba sucediendo hasta que vi esto...
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Inseminación artificial (Original Story)
Storie d'amoreMegan es una experta en genética que trabaja en una clínica de inseminación artificial. Jamás quiso tener hijos por lo que congeló sus óvulos y se centró en la ciencia, su única relación seria. Samantha es una tierna profesora de inglés que un día...