¿Amor? ¿Amistad? ¿Familia?
¿Cuál es más fuerte?
¿Alguien podría elegir a su novia por arriba de su madre? ¿O a su hermano? ¿Amigo?
Rosé sabía que su madre no le hacía bien a ninguna de las personas que amaba, pero después de todo es su madre ¿No?
...
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La espera era abismal, los minutos y segundos pasaban, los tres querían que el tiempo se detuviera en algún momento pero eso no iba a suceder. Y lo supieron cuando dos toques sonaron en la puerta, alertándolos, no dijeron palabra alguna pero aquella se abrió dejando ver a la malvada pelinegra detrás de ella. Su sonrisa a la que les gustaría borrar de un golpe, y al contrario de otras ocasiones, llevaba un traje a medida de un pálido color rosado, se llevaba todas las miradas hacia ella, aunque todas tenían un mismo significado y era el odio potente que sentían por ella.
-Ya estoy aquí, ¿me extrañaron? -Consulta YangMi cerrando la puerta detrás de sí y observando a cada uno de los presentes, deteniéndose en su preciada hija. -Mi niña, t-
-No vuelvas a llamarme así, -aprieta sus dientes con fuerza y su ceño fruncido en enojo, -yo no soy tu hija.
-¿Quién dice eso? Claro que eres mi hija.
-Yo nunca podría considerar a una persona como tú como mi madre, no vuelvas a tratarme como si fuéramos familia porque no lo eres. -Su mano se entrelazaba con la de su pareja, apretando con un poco de fuerza, pero sólo estaba intentando dejar a esa mujer en su lugar y que no intentara acercársele y seguir fingiendo. Rogaba que aquella señora frente a ella no fuera su madre, y pretendía averiguarlo más tarde.
-Perfecto, eso hará las cosas más sencillas para mí. -Le resta importancia a la situación tomando lugar frente a el escritorio de Min. -Ya tienen entendido que si intentan algo o la policía hace aparición, Jimin muere ¿no?
-Lo entendimos. -Mustia el pelirrojo tomando asiento a la misma vez, sin expresión en su rostro, abriendo los cajones y comenzando a sacar bastantes papeles, tomándose su tiempo, intentando pensar claramente pero por más que lo intentaba esa era su única salida en aquel momento. Aunque extrañara la empresa, habían más trabajos y haría todo solo por tener a Jimin a su lado de vuelta.
Todo estaba en completo silencio hasta que la mujer comenzó a hablar.
-Fue tan complicado hacer todo esto, quién diría que finalmente derrotarlos a todos era continuar por el camino emocional, cualquier persona podría desmoronarse así ¿cierto? Especialmente de alguien que ya no le queda familia, -frena unos segundos recorriendo la oficina con la mirada. -Sólo un novio que quién sabe en cuánto tiempo más van a terminar rompiendo. -Sus comentarios tenían el único propósito de molestar y burlarse, pero mirando a YoonGi, él únicamente estaba concentrado en un papeleo casi sin oír lo que soltaba.
Aburrida, volteó hacia las otras dos presentes y dispuesta a abrir la boca, Lalisa se lo impidió rápidamente.
-Cállate, no queremos oírte. -YangMi sonrió mientras veía a la rubia y pelirroja quedarse juntas en todo momento. No sabía qué quería esa tal Jisoo con su hija pero debía dársela si después de todo en lo que le había ayudado era su única petición. Y el joven Jeon que le seguía a Kim sin importarle nada, ¿no tenía una vida? ¿Familia? ¿Algo que le importara? Era como un esclavo, casi sin cerebro que no le importaba a dónde lo llevaran o las cosas que le obligaran a hacer.