♡ one shots;; twitch ♡

↬volkway

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ROLEPLAY
+18
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10:34 de la mañana. Volkov, un alfa de semblante frío y serio, entró a servicio. Nada más entrar se dirigió a la cafetera que tenían en la sala común, a servirse un café ya que se había despertado tarde y no le había dado tiempo a tomárselo en casa.

Le daba sorbitos pequeños para no quemarse, mientras miraba a la nada tratando de despertarse del todo, pero un fuerte olor a whisky y tabaco le interrumpió. No pensó mucho de ello, pues normalmente había tanta gente trabajando en la comisaría que era común oler tantas cosas a la vez.
Pero, de repente, oyó una especie de gemido mezclado con un gruñido.

Su curiosidad le ganó, así que dejó su café en la mesita que había en el cuarto y se dirigió en la dirección de la que provenía el olor. Y se llevó una sorpresa cuando se encontró en la puerta del despacho de su superior.

Levantó la mano y le dio un par de golpes a la puerta para que Jack le abriera, pero al no recibir respuesta decidió entrar sin mas.

Nada más entrar, lo primero que vio fue a Conway en el suelo, rodillas dobladas enfrente suya, espalda contra su escritorio y abrazándose el estómago mientras pequeños gemidos y gimoteos de dolor salían de sus entreabiertos labios.

El olor era tan fuerte que casi perdió el control, pero tuvo el suficiente autocontrol para acercarse a él con cuidado y arrollidarse enfrente suya y con las manos acariciarle las piernas delicadamente, con la esperanza de relajarlo un poco.

-¿Qué ocurre cariño?-
Le costó contestar, pero fue capaz de articular una sola palabra

-C-celo-

Volkov lo entendió todo enseguida, así que con máximo cuidado de no dañarle más, la agarró por la cintura para ayudarle a ponerse en pie, pero sus piernas flaquearon y de no ser por el agarre de su novio en su cintura, habría caído al suelo.

El ruso se dio cuenta de que probablemente se le haría difícil caminar, así que, aún con sus manos en su cintura, le alzó para que enredase sus piernas en su torso.

Jack inmediatamente se abrazó a su cuello y escondió su carita en este, mientras seguía soltando pequeños quejidos.

Viktor rápidamente se lo llevó a su coche, que estaba en el garaje al que se accedía por la puerta trasera (así también evitaban a cualquier alfa que quisiese marcar a su omega)

Le dejo en el asiento del copiloto, poniéndole el cinturón y dándole un par de besitos por su cara para relajarlo y distraerlo del dolor y del calor que sabía que vendría en escasos minutos.
Acto seguido, se subió al volante y arrancó el coche.

El camino iba bien, dentro de lo que cabe, Volkov iba centrado en la carretera para no dejarse guiar por el olor del pelinegro quién seguía soltando pequeños quejidos, aunque ahora menos frecuentes.

Todo iba normal, hasta que el ruso en un momento dado giró su cabeza hacia Jack al notar como este se empezaba a remover en su sitio, y no entendía por qué.