Capitulo 5

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Era completamente blanco el espacio donde se encontraba

-Es como estar nadando en leche- pensó la persona que flotaba en ese espacio níveo.

Apenas y podía sentir lo que pasaba, cada segundo que pasaba en ese lugar parecía una eternidad

- ¿Estaré ya muerto? - se preguntó a si mismo con una voz llorosa y temblorosa

Y entonces una oleada de sentimientos lo invadió...

Culpa, ira, tristeza, amor, felicidad, odio, incompetencia, ingenuidad, incertidumbre...

Y como no bastara eso, miles y miles de fragmentos caían a su alrededor. No eran escombros o alguna clase de desechos, Pudo reconocerlos puesto que eran sus recuerdos que se desgarraban y hacían pedazos.

Los veía caer como una lluvia torrencial, había tantos que no pudo reconocerlos todos. Y el espacio se llenó de esos recuerdos, y de sus voces. Decían un nombre... Pero no era audible para quien se encontraba en ese lugar.

Decidido a moverse del lugar comenzó alejarse de ahí y poner en calma su mente y saber que carajos pasaba.

Como sin más, su evasión del sitio se vio interrumpida por un fragmento que empezó a caer lentamente frente de él. Esa esquirla estaba tan resquebrajada que apenas y se podía entender que forma tenia.

Solo distinguió la mitad de un rostro azulado con unas facciones níveas en ella. No podía reconocer a quien le pertenecía dicho rostro, pero sí pudo entender lo que trataba de decir

-Ga...ry...

- ¿Es... mi nombre...? - Trato de comprender la persona. Pero apenas termino aquella oración el espacio níveo se transformó en un abismo oscuro y helado. Los fragmentos que caían ahora lo hacían sin sentido, uno tras otro hacia cualquier dirección. Los sonidos se convirtieron en una sórdida sinfonía de gritos y voces gemebundas. La persona de espacio níveo se convirtió en el penitente de un abismo infinito. Solo el miedo y la desesperación ahora yacían en ese tremebundo sitio.

- ¡BASTA! ¡DETENGANSE! - Gritaba con desespero, intentando inútilmente aplacar aquella sinuosa tortura.

- ¡ESTO... NO...! - Una transmutación del espacio detuvo que terminara la oración

El espacio se volvió a tornar negro. El penitente noto que el ruido se convirtió en silencio, y como pudo trato de recobrar la compostura.

Solo un tenue resplandor titilaba enfrente de el en ese abismo. Trato de tomarlo entre sus palmas. Era tan minúsculo y su brillo tan débil que contrastaba con la paz y calma que le daba tener esa chispa entre sus manos. Se lo acerco a su rostro y noto que un sutil sonido salía de esa esquirla. Con apenas fuerzas en su ser, se lo llevo lentamente hacia su oído.

Apenas y se escuchaba, no podía distinguir la voz, Si era suya o a quien le pertenecía.

Y, como una etérea brisa, percibió una conversación.

-Te a... o... Gary

-Y... ti...a... A...vo...cato

Avocato... ¿Qué significaba esa palabra? ¿Era un lugar, un nombre, un lugar?

- ¿Qué... QUE O QUIEN ES? – Grito el penitente.

Una risotada se oyó tras terminar el grito del penitente. Este se estremeció ante tal sonido. ¿No estuvo solo todo ese tiempo? ¿Era el prisionero y su carcelero jugaba con el cómo cual depredador juguetea con su presa? No estaba seguro.

- ¿Quién eres? - Exclamo el penitente - ¿QUIEN ERES?

- ¡SOY UN DIOS! - Respondió una voz omnipresente

Miles de ojos llenaron el abismo, ojos amarillos y de brillo maligno que posaban su mirada sobre el penitente. El penitente comprendió que descendió a la locura, y se rio de forma maniática.

En su delirio, un horrible rostro se formaba enfrente del penitente. Lo conformaban de ojos rojos como la sangre, una boca que esbozaba una monstruosa sonrisa y unos cuernos coronaban a la diabólica entidad que se formaba.

La locura abandono al penitente para dar paso al pavor. El rostro abrió sus fauces y devoró al penitente.

- ¡Todos los ojos, se han abierto! – Fue lo último que ocupó aquel abismo.

Despertó agitado un chico de aproximadamente 14 años terrestres de cabello rubio dentro de una caja delimitada por paredes de color cerúleo. Estaba empapado de sudor. Estaba frio como cual cadáver y el dolor que sentía en cada célula de su cuerpo era indescriptible. El chico rubio trato como pudo de incorporarse y explorando su cuerpo para detectar algún daño, pero al hacerlo detectó que le faltaba el brazo derecho.

Esto hizo que empezara a tratar de asimilar la situación, que pasaba y porque estaba ahí. Sin embargo, no encontró recuerdo alguno. Solo hallo un insoportable dolor de cabeza. No había nada a excepción de una palabra: Gary.

- Tienes suerte, sapien- Exclamo una voz – Si te encontraban unos momentos después tu existencia abandonaría la creación.

El chico trato de localizar esa voz. Provenía de fuera de las paredes del contenedor. La conmoción de su despertar en ese lugar hizo que ignorara más allá de las paredes que lo confinaban.

La voz, que provenía de un hombre con facciones felinas; miro al sapien con detenimiento. Noto que el chico lo observaba desconfiado, a él y su "celda"

- Esto – Señalaba el hombre felino – Es para que tu existencia se ancle a la realidad. Te salvamos la vida

¿Salvamos?¿A qué se refería el hombre gato que estaba tras las paredes? ¿Quiénes eran?

El tiempo que nunca ocurrióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora