Don't Forget Me (Elio and Oliver)

Capítulo XIX

El viento mecía los árboles suavemente aquella madrugada de agosto, llevando los olores frutales de los melocotoneros, granados y limoneros al interior de la casa. La villa italiana se veía más vacía que de costumbre.

Pocas veces había podido disfrutar Elio de la soledad en aquel lugar, sus padres eran conocidos por acoger a cualquier tipo de viajero y hacer numerosas fiestas en el jardín, él no se quejaba pero a veces deseaba un poco de tranquilidad en su propia casa, de que cuando quisiera tocar una obra de Chaikovski, o Granados o Beethoven la tocara para sí mismo, no para forasteros o familiares que a penas conocía que además no sabían apreciar la maravilla de aquellas obras, eso que solo había visto apreciar a tres personas; a su madre, su padre y a Oliver. Ahora esa soledad, la carencia de gentío o gritos le abrumaba.

Mafalda salió a recibirles, al igual que Anchise, la señora le abrazó como si no le hubiera visto en cuestión de años.

Y en verdad, eso parecía.

Pensó en quedar esa noche con Marzia o con Chiara, sentarse en el borde del río y fumar hasta que fuera de madrugada, Chiara le haría preguntas, Marzia no. En esos momentos no le importaba, lo único que no quería era quedarse a solas con sus pensamientos, en aquella habitación que los había llevado a tanto y llorar hasta preguntarse porque lo hacía. Por lo que optó por Marzia.

Subió sus maletas con ayuda de Anchise quien no decía nada, sintiendo sus pies cada vez más pesados conforme se acercaba a su habitación. Abrió la puerta y tiró las maletas a la cama de madera que anteriormente había sido ocupada por Oliver y antes de él por otro estudiante olvidado que ya no recordaría jamás, quedando como un difuminado recuerdo y se preguntó, porqué no podía pasar lo mismo con Oliver.

¿Qué hacía al americano diferente de los demás?

Bajó las escaleras, negándose a estar ni un minuto más allí, por lo menos no hasta que estuviera lo suficientemente cansado o borracho como para no distinguir donde se encontraba.

Se despidió de sus padres, de Mafalda y de Anchise antes de pedalear a la plaza del pueblo, donde se encontraba la casa de Marzia.

La familia de la joven poseía un pequeño piso encima de la librería, lo que llevó a la chica a esa obsesión por la literatura independiente italiana, esa que escondía amar por vergüenza, ocultando su forma de ser por miedo al rechazo. Marzia era tímida en algunas ocasiones, diferente de Erin en casi todo, similar en algunas cosas, pero sobretodo frágil y aquello Elio lo había descubierto el verano pasado.

Lanzó una piedra a su ventana, después otra y seguidamente otra, hasta que una chica con el pelo revuelto y aspecto de pura somnolencia asomó por la ventana.

- Elio, sei tu? (Elio, ¿Eres tú?) - Preguntó ella, bostezando y recogiéndose el pelo en una coleta.

- Sì, sono appena arrivato, ti piacerebbe venire al fiume? (Sí, acabo de llegar, ¿Te apetecería venir al río) - Él contestó, esperando con ganas que la chica aceptara su propuesta.

Marzia, sin pensarlo mucho bajó tras unos minutos.

Fueron a la orilla del río en sus bicicletas, sin hablar mucho, se sentaron en la hierba, Marzia metiendo sus pies en el agua y él recostándose a su lado.

Sentía la necesidad de hablar con ella, de contarle que tal y preguntarle sobre el verano, sobre Chiara y la gente del pueblo, sobre su futuro. Sacó un paquete de cigarros y le ofreció uno a ella.

- Grazie ma non fumo più (Gracias pero ya no fumo) - Él la miró sorprendido, pues aunque no acostumbraba a fumar, jamás la vio rechazar un cigarro, ella solo sonrió, pasándose tímidamente el mechón por detrás de la oreja.- Devo dirti una cosa (debo contarte algo)

Y entonces Marzia le habló de Gianmarco, un chico que se había mudado a Moscuzzano ese mismo año, un niño de capital que poseía carisma e inteligencia, que la respetaba y la quería, al igual que ella.

En su momento Elio pensaba que cuando oyera hablar a la chica de un futuro amor sentiría celos, esos celos egoístas al margen de cualquier tipo de romance, que cuando Marzia le dijera que quería a alguien más, él se sentiría dolido, molesto de lo que ella tuviera. Empero se alegró por su amiga, sintiendo que por fin, alguno de los dos conseguía tan ansiada felicidad.

Él le contó sobre su viaje a Estados Unidos, omitiendo detalles como la presencia de Erin le contó con pelos y señales la nueva historia que había tenido con Oliver, la chica le escuchaba atentamente, asombrada de que el americano hubiera cedido. Habló sobre su beso en el jardín del museo, sus caricias en el picnic junto al lago, de su esposa que era fantástica, algo que detestaba, habló de aquella noche que se acostaron en su habitación, mientras sus padres dormían en el cuarto contiguo, de las calas y sus estúpidas palabras de amor, procurando no hablar del melocotón para ahorrarse nuevas vergüenzas.

- Odio a Oliver. - Terminó, tirandose de nuevo a la hierba, ya que se había levantado para explicar, exaltadamente, toda la historia.- Odio no odiarle. - Gruñó, mientras dejaba su cara en la hierba y Marzia le acariciaba la espalda.

Salió el sol y un nuevo día se dió en B, ambos chicos lo contemplaron maravillados uno al lado del otro, ella apoyando su cabeza en el hombro de Elio y él en la de ella.

Un nuevo día que Elio quiso ver como un nuevo comienzo.

Mientras, un taxi acababa de llegar a la villa de los Perlman. Mafalda abrió, sorprendida al ver al americano bajar rápidamente.

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¡Buenas! Ya quedan muy poquitos capítulos para el final. Espero que este os haya gustado, quería introducir, aunque fuera un poquito a Marzia, ya que me encanta como personaje.

A todo esto quiero preguntaros algo, ¿Os han gustado los personajes de Erin y Audra? Es que no quería meter el típico personaje cliché ( mujer tóxica, dependiente del marido, que fuera una zorra y todo el mundo odiara) para la esposa de Oliver, yo personalmente he amado a Audra, aunque sobretodo a Erin, en fin, con ambas quería mostrar que no hacía falta un personaje cliché tóxico para que el libro fuera interesante.

Agradecería que me dejarais vuestras opiniones sobre ambos personajes <3.