Capítulo 1: La fiesta

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Detesto este tipo de fiestas, es mi cumpleaños y a pesar de estar rodeado de una multitud de caras bonitas, estoy solo, el asunto con las caras bonitas, que ninguna recordara mi nombre en algunas horas. Todos están aquí sonriendo porque mi padre les ha pagado. No digo que este tipo de fiestas no sean buenas para mí, es más que todo para tener contactos, conocer a la crema y nata de la ciudad.
Codearme con los más ricos de la ciudad, cuando no tengo nada en común con ellos. Soy mucho más rico que ellos, si quisiera entablar una cordial relación de negocios, lo haría con alguno de esos lunáticos que Tony Stark despidió el mes pasado, tenían mucho potencial.
―Harry, quiero presentarte a Felicia Christo― La hija del alcalde Christo se encuentra en mi fiesta vistiendo un camisón y unos zapatos de tacón de aguja.
Le tiendo mi mano, esperando tan solo tener un apretón de manos, en cambio ella me empuja contra su cuerpo, como si ella fuera un imán  y acto seguido me da un beso en la mejilla.
―Es tan tímido como dijiste que sería―Felicia ve a papá.
―Conozco muy bien a mi hijo.
Si tan solo supieras querido padre.
Este tipo de situaciones siempre ocurren, mi padre intenta hacer de casamentero, quiere que siente cabeza o tenga mi primera decepción amorosa, antes de tener un título universitario. Las pretendientes que ha propuesto mi padre no son mi estilo.
―Felicia ha querido conocerte desde que te vio en esa gala benéfica el mes pasado.
―Es un placer conocerte, Felicia. ¿Te gustaría bailar?― En ese momento dejo la copa sobre la mesita, aguardando.
―Bailar, huir, salir volando de aquí como si fuésemos ese ardiente chico nórdico, todo lo que tú quieras― Hay cierta lujuria en como Felicia pronuncia cada una de sus palabras.
La tomo de la mano y ella me guía a la pista de baile, tropiezo con algunas personas, me disculpo entre dientes. Cuando estamos en el centro de la pista de baile, todos se nos quedan viendo, nunca antes acepte bailar con una de las pretendientes, es una chica muy afortunada.
―Buscas en el lugar equivocado, Felicia.
―Es el momento para equivocarse, un poco.
―No llegaras a ninguna parte, conmigo.
―Te sorprendería todo lo que puedo hacer, nunca le digas a una chica lo que no puede hacer.
―No diré nada al respecto― Tenía muchas ganas de decirle que no podía bañarse en la piscina, intento decirle que cosas no puede hacer pero solo balbuceo.
Escucho algunos murmullos en la multitud "Escucha como balbucea por ella" "La chica lo tiene comiendo de la mano" "Parece que por fin ha sentado cabeza" se me revuelve el estómago al escuchar a los invitados de mi padre, antes esperaban a llegar a casa para comentar, ahora lo hacen en frente de sus anfitriones, se han perdido las buenas costumbres, es una verdadera tragedia.
Nuestros cuerpos siguen el compás de la música, no puedo creer que este bailando hasta hace algunos minutos no sabía bailar, intento detenerme, pero es como si mi cuerpo estuviese siendo controlado por algo.
―La gente dirá lo que tenga que decir, pensé que alguien como tú lo sabría.
―Tal vez soy muy joven e iluso para ver con claridad.
Justo antes de hacer un giro, Felicia se detiene y yo sigo bailando, toda la escena es ridícula.
―Espera un momento, necesito refrescarme, no puedo seguir bailando con esto. Sostén mi bolso.
Me detengo de bolso y  lo tomo con mucho cuidado por las cadenas. Justo como ella me lo ha ordenado hace algunos segundos, el bolso de asemeja mucho a un huevo fabergé, los gatitos con ojos de diamante cubren casi toda la superficie.
―Eres un verdadero caballero, Harry. Ya no hay nadie como tú.
Felicia tira muy fuerte de su camisón, este cae al suelo como si fuese un espectro exorcizado, por un momento creo que la chica más conocida de la ciudad, se ha quedado desnuda en medio de mi fiesta de cumpleaños, la veo directamente al rostro. Un grupo de hombres aparece para rescatar el camisón, tal vez su jefa se los pida luego.
Todos aplauden como si esto fuese una especie de espectáculo, veo las sonrisas dibujadas en el rostro de todos, han visto el ajustado vestido negro que Felicia escondía bajo el vaporoso camisón.  Cientos de gemas muy pequeñas cubren por completo el vestido, ahí va el vestido salido del bolsillo de los contribuyentes, lo vi en algunas revistas de poca monta pero no quería creerlo, el alcalde gastaba demasiado dinero en los caprichos de su nuevo esposo y de su hijastra.
―Vamos a bailar un poco, Harry. Luego puedes contarme todos tus secretos, los más sucios si eso es lo que quieres.
Tomo su mano nuevamente y me pierdo en su sonrisa, esa maldita sonrisa solo puede traerme problemas. Intento detenerme pero no puedo, duele, el dolor se extiende por todos mi cuerpo hasta llegar a mi cabeza, es como si alguien estuviera a punto de romperme la cabeza.
―Solo una pieza, sé que no dejarías a una dama sola en la pista de baile― Me da un sonoro y pegajoso beso en la mejilla.

Rainbow [Peter Parker x Harry Osborn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora