one shot's ©『yoonnie』✓

The killer┋2/3

[Contenido fuerte leer bajo propio riesgo]

Sus ojos comenzaban a abrirse con lentitud, sintiéndo rápidamente un intenso dolor en la nuca.

Al abrirlos por completos, sentía sus ojos pesados y su cabeza dar vueltas, luego del golpe que recibió en su nuca para dejarla inconsciente.

Quería moverse, pero sus manos estaban amarradas por una soga, al igual que sus pies.

La luz era una molestia para sus grandes ojos.

Parpadeo varias veces al ver una silueta cerca de ella, justo en el marco de la puerta habia alguien recostado, con algo en manos que no podía ver bien que era.

Emitió un sonido de dolor, al querer moverse una vez más, otro dolor más se activo en sus costillas.

Intento recordar como había llegado hasta ahí, y los recuerdos comenzaban a hacerse presentes, recordando a aquel sujeto con una mascara en el rostro, entró a su hogar y mató a su madre y que también la golpeó en su nuca, en frente de su padre hasta dejarla inconsciente.

Cerró sus ojos con fuerza al recordar la escena donde mataba a su mamá a sangre fría, disparándole justo en el craneo acabando con su vida, sin sentir siquiera remordimiento.

Cuándo abrió sus ojos, los sentía aguados y a la vez ya podía ver a aquella extraña silueta que estaba hacia la parte oscura.

Dio unos cuántos pasos, haciendo que Lalisa se alarmara.

— Veo que ya despertaste —habló con una voz sumamente tranquila en su tono de hablar—. Supongo, que me sobrepase al golpearte tan fuertemente hace tres horas, así habría acabado con tu miserable vida hace un rato...¿no lo crees Lili?

El cuerpo de Lisa comenzó a temblar, al igual que sus labios, tenía miedo y más al darse cuenta qué el mató a su mamá, y quién sabe si también asesino a su papá.

Intento a hablar, pero no podía, el miedo y los nervios la jugaban en contra.

Él acercó su mano a su mejilla derecha, secando las lágrimas que la chica comenzaba a derramar.

— No llores —mascullo el peliblanco—. Prometo que tu muerte será lenta y poco dolorosa.

Al oír eso, ella estalló en llanto, temia por su vida, temía que este maldito desalmado la mate de la peor manera posible, tal y como lo hizo con su mamá.

Este dejó de tocar su mejilla, para esbozar una leve sonrisa maliciosa en sus labios, sonrisa que la aterrizó a un más de lo que ya se encontraba.

Cuándo vió que se dio media vuelta y acercarse a la puerta y salir de la habitación húmeda y oscura en la cuál estaban, comenzó a forcejear y pedir ayuda.

Y sus gritos callaron al ver que él volvía a entrar en el cuarto, y está vez, con un amigo en manos.

Amigo, que lo ayudaría a matar a la pobre e inocente Lalisa.

Este alzó el gran maso de madera al aire, y antes de golpear la cabeza de la castaña con el maso, le dió una última mirada a ella y le dijo:

— Lo siento Lisa, pero tu padre debe sentir el mismo dolor que yo senti cuándo él mató a la única persona que tenía en este jodido mundo —la sonrisa maliciosa que tenía se borró e inmediatamente la golpeó en la cabeza.