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11, Octubre
JACE POV

El día estuvo un poco raro, no sé absolutamente nada de Amara, después de lo que pasó en aquellos jardines, lo único importante es que Jacob no es la mala persona que ella quería venderme, literal. Pago lo que el taxista me dice, le brindo una sonrisa, para luego bajarme del automóvil, y observó detenidamente la fachada de aquel hotel, en el que nos estábamos quedando, "Jamás en tu vida pensaste que te ibas a hospedar en un hotel cinco estrellas", jamás, suspire, y camine hacia el interior de aquel establecimiento, pero jamás pensé encontrarme a aquella persona en la recepción del hotel, con una cara de enojado total. Traté de ignorarlo, pero no pude, él se había levantado y me siguió, hasta que llegamos a uno de los pasillos, el cual estaba completamente vacío.

— ¿Dónde estabas? —Preguntó lleno de rabia, enojo e impotencia.

—No te interesa—Fue mi respuesta, pero fue totalmente equivocada, ya que el me sujetó del brazo, logrando detenerme, y me arrinconó hacia una de las paredes.

— ¿Estabas con Jacob? —Volvió a preguntar, y aquellos sentimientos no se habían marchado de él, en cambio uno nuevo había llegado a unirse, la seriedad, había formado el club de los cuatro dentro de Cameron.

—Si—Mis respuestas eran cortas y sin interés, algo que a él le molestaba bastante.

—No quiero que vuelvas a verte con él—Su aliento emanaba un fuerte olor a alcohol.

— ¿Estas ebrio? —Pregunté, pero como siempre cambió el tema, mi conversación.

—Dime...promete que nunca irás a buscarlo—Fueron sus palabras, acompañadas por el club de los cuatro.

—No puedo prometer aquello—Lo empuje con suavidad, para que me dejara salir de aquel rincón—Vamos—Estire mi mano, él dudo en aceptarla, pero al final lo hizo.

Entrelazo nuestros dedos, no quería arruinar aquel momento, ya que algo dentro de mi comenzaba a sentir un pequeño hormigueo por todas partes, me sentía feliz, y muy confundido con todo lo que estaba pasando. Subimos al ascensor, no había nadie, literal ya era algo tarde, porque me había distraído con la hermosura del río Sena, el atardecer y los candados. El pequeño número, cambiaba cada cinco segundos, "Tres", paso por mi mente y sin esperarlo sentí unos labios sobre los míos, y mi espalda estaba sobre una de las cuatro paredes del ascensor.

—Cameron...hay cámaras—Susurré, tratando de separarme de él.

—No me importa—Comenzó a desabotonar su camisa, y en ese momento tuve que parar todo, bueno y metafóricamente el ascensor también se detuvo.

—Vamos—Tomé nuevamente su mano, y literal lo saqué de un solo tirón de aquel lugar.

No volvimos a hablar, caminamos hacia su habitación, y cada que podía, volteaba a verlo, estaba triste, lo había hecho sentir triste, y debía arreglarlo. Llegamos a su puerta, comenzó a buscar su llave, la tenía en el pequeño bolsillo de su camisa, abrió, encendí la luz, cerré la puerta, y nuestros pies se encaminaron hacia la enorme cama. Él se dejó caer sobre esta, mientras que me yo me había dirigido hacia le ventana, bajé las cortinas, y volví hacia la cama, donde Cameron estaba acostado, aún no dormía, simplemente observaba el techo.

—Déjame ayudarte—Me acerqué más, me senté en el borde de la cama, y le quité sus dos zapatos, me subí, me acerqué gateando hasta estar más cerca de él.

—Yo puedo solo—Susurró, para luego comenzar a quitarse su pantalón, no podía, a lo cual solté una pequeña risita al verlo batallar con su pantalón.

—Déjame—le quite su cinturón, luego desabotone el pantalón, y baje su cierre, poco a poco Cameron estaba quedando desnudo frente a mí, algo que me estaba avergonzado un poco—Listo—Dije al verlo, pero aún faltaba su camisa, la cual ya estaba más o menos suelta.

AfterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora