|Capitulo treintaitrés|

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Extraño y misterioso.

—La descubrirán...

—No lo harán, sigo vigilando de cerca.

—No puedes estar tan seguro, recuerda que Pomfrey ya lo hizo al tomarle la muestra de sangre.

—Pero modificaste su memoria, al igual que a la joven francesa Odette Delacroix. Aunque sabes que eso es completamente incorrecto era necesario. Actuaste correctamente al alejarla de la primera prueba también.

—Fue muy difícil, yo jamás hubiera querido hacerle eso a Poppy, no cuando ha tenido tantos cuidados conmigo, ni a esa chica que ni siquiera conozco... Y en cuanto a alejarla de la primera prueba ya has visto que no sirvió de mucho, es por eso que te digo que tarde o temprano terminaran dándose cuenta de lo que es Evanna, debemos advertirla, debemos ayudarla.

—Eso no nos corresponde...

—Su madre lo quería así, Cassandra jamás le ocultó la verdad, sabia lo peligroso que podía ser.

—Pero Cassandra ya no está aquí, y su abuela tomó una decisión, Evanna aún es menor de edad, por lo cual está en total tutela de Madeleine. Debes comprenderlo, por ahora solo podemos cuidarla desde las sombras. —suspiró calmadamente. —Fue muy imprudente de tu parte incendiar el bosque prohibido.

—Sabes que no fue intencional...

—¿Intentaste quitarte el dije, no es así?

—Evanna es quien lo merece, solo con el estará segura.

—Pero tú eres quien lo necesita. No trates de hacerlo de nuevo, ella estará bien aun sin el, es más fuerte de lo que crees.

—Eso lo sé. Es demasiado impresionante. —suspiró. —Cassandra no se equivocaba.

* * *

Una semana había transcurrido desde aquel “accidente” en el aula del profesor Moody. El cotilleo de aquel suceso en el castillo poco a poco se había evaporado, pues la segunda prueba del Torneo de los tres magos estaba a la vuelta de la esquina, faltando solo veinticuatro horas para que los cuatro jóvenes audaces hicieran su demostración de talento en el lago negro.

Madame Maxime seguía extremadamente indignada por la situación que se había vivido con su alumna Evanna, pues a pesar de que efectivamente se comprobó la utilización de la maldición Cruciatus por parte del ex auror a la joven, este aludió que lo había hecho meramente por razones académicas, además tanto él como los alumnos que presenciaron aquello —en especial los Slytherin— mencionaron que Evanna había atacado al profesor primero, lanzándole una especie de fuego incontrolable para no entregar una nota. Por lo que al profesor solo se le hizo un llamado de atención y prohibido seguir con sus prácticas espeluznantes. Sin embargo, Albus Dumbledore también había acordado hablar con Evanna después de su recuperación total, para tener la declaración final de ella. Cosa que aún no pasaba.

Evanna había sido dada de alta al día siguiente del ataque, sin embargo, se le había permitido una semana de reposo en el carruaje de Beauxbatons, permitiéndole solo las visitas de Daniel Marshall, quien la ponía al día con las clases y deberes.

A Fred Weasley le habían hervido las orejas al saber esto, sin embargo, no dejaba de pasarse una y otra vez por los alrededores del carruaje, con la esperanza de que tal vez Evanna pudiera observarlo desde dentro.

Ese viernes por la mañana era uno de esos días.

George caminaba por los terrenos de Hogwarts, despues de hacer su acostumbrada visita a la lechucería, y fue entonces que divisó a lo lejos la obvia mata de cabellos zanahoria de su hermano gemelo.

«The Drageblod I: TRAVESURA REALIZADA» |FRED WEASLEY|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora