Día 96

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Me dejo llevar
por las suaves gotas de tempestad
que recorren caminos
por mi rostro apagado.

La soledad se ha vuelto mi compañera,
el desgano el pan de cada día,
y no soporto el sentimiento
del abrupto abatimiento.

Solo con versos me consuelo
cuando extraño tu tacto.
Tu rostro, solemne,
provoca que me pierde

entre lagunas de desolación
y arbustos de dolor
mientras aguardo en la espera
de la ayuda traicionera.

Viviendo en poesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora