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Escuché la puerta de su automóvil cerrarse con evidente fuerza, busqué entre mis bolsillos las llaves de casa. Sabía que Rory estaba despierto, así que no me molesté en sacar mis llaves.

—¡Papá, soy yo! —Golpeé la puerta, me había acostumbrado a decirle de esa manera.

—¡Marianne! —Andy gritó.

Diablos.

—¡Papá, abre la puerta, por favor! —volví a gritar, golpeando la puerta.

Rory abrió ligeramente la cortina y dijo claramente: —No.

Y cerró la cortina.

¡Diablos!

—Marianne —Andy me detuvo.

—Andy, debo entrar, lo siento.

—Será un momento, no te quitaré mucho tiempo. Te lo prometo.

—¿Por qué lo hiciste? —Su tono de voz me dejó claro una sola cosa.

Estaba enojado.

Aquél Mensaje ✔️ [4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora