191019
Jamás te dije porqué tu canción favorita dolía, es que ni yo lo entendía.
La escuché una vez y no estuvo bien aunque ya haya olvidado el porqué. Por eso aquella vez, al verte mientras esa melodía tocaba de fondo, pude querer algo más que dejar de escuchar, fue diferente si estabas tú, de hecho todo lo era.
Fue mejor que un orgasmo. Un escalofrío que subió por toda mi columna vertebral y terminó como una bomba dentro de mi cráneo, que al explotar plasmó una sonrisa tonta que produjo un calambre en toda mi cara. Una satisfacción que me hizo querer besarte ahí mismo sin parar, sin importarme los demás —demasiado fuerte, demasiado bueno—, sin más, igual que todo lo que siento por ti, se desborda en cualquier momento y aún después quiero seguir llenando.
Quizás se pueda decir me gustaba dejar de respirar, de todos modos, sé nadar. Solo me hacía sentir bien, con mucha más energía que un segundo antes.
Eso fue lo que causo que el vaso se cayera, nunca se medía entre bueno o malo. Eras todo y todo de ti me llenaba, me desbordaba y me ahogaba al mismo tiempo. Pensé entonces que tal vez yo te hacía lo mismo y eso me aterró. Tú no sabías nadar.
-J.
:(