una carta.

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1920220121

Antes de esto he intentado tan solo una vez abrirme otra vez, plasmar lo que sentía o siento con respecto a ese nosotros, olvidado y lleno de polvo en el mero centro de mi mente. Si te soy sincero, no lo había pensado en mucho tiempo, de hecho, tampoco había pensado en algo más, tal vez aterrado de tocar los recuerdos que por un tiempo no sabía manejar y que, al volver, siendo tuyo el primero, simplemente recordé, te recordé, nos recordé. Fue tosco, repentino y tal vez abrumante, justamente lo que alguna vez fuimos y lo que me hace entender ahora el porqué del bloqueo que tuve aquel día. 

Si bien tuve la intención de hacerme entender a mí mismo lo que sentía, escribiéndolo –escribiéndote en realidad–, no pude verdaderamente; entonces creí que tal vez no tenía nada por decir, pero que ahora sé que fue por no haberlo pensado íntimamente, detenidamente. Por eso desde ese día el asunto ha pasado más seguido por mi mente, analizando mis propias actitudes y sentimientos durante el tiempo, recordando situaciones donde inconscientemente, por ejemplo, te viste colada en una canción, una que me hacía sentir cálido, seguro, en paz, como en lo más dichoso de nuestro pasado; al contrario de lo que pasaba tiempo atrás.

Es como si todas las ramitas encima de la arena hubieran sido sopladas más lejos, en eso no me equivoqué, pero que, aunque sí que las veo y entiendo, eso ya no causa más estragos en mí, como si ya no importara en lo absoluto si están aquí o más allá. Pero me pregunté también si eso pasaba porque ya te había superado o porque te quería de vuelta, pero más importante aún, qué era lo que sentía actualmente por ti. 

No tengo una respuesta concreta en realidad, pienso tal vez en la común nostalgia de una forma un poco más sosa, como si no pinchara lo suficiente, lo que me hace sentir culpable de algún modo. Quizás estoy en un punto muerto, anestesiado, sintiendo que no siento todo lo que debería; sin embargo y muy irónicamente, sí siento que te extraño con certeza. No fuerte, no como antes, no como si te necesitara, no como si ya no pudiera respirar; solo te extraño. Es tan simple que se vuelve difícil de descifrar hasta para mí, es extraño pensar que te quiero de alguna forma, pero a la vez no, se siente mal. Pero qué es el mal si no hay un bien por el contrario, no lo sé, he pensado en cual es lo contrario a lo que debería anhelar en este momento para mí o mi vida pero no lo hay o no lo he encontrado aún, solo estás tú y ya no estoy seguro si me siento mal o bien, no hay punto de comparación para poder confirmarlo. Solo un pensamiento neutro, sin efectos adversos.

Eso me hace sentir egoísta. No sé si te quiero físicamente o solo en mi memoria, ni cómo te quise en el pasado, no estoy seguro, así como no lo estoy de nada. Estoy ansioso de algún día saber entenderme, para así poder entender lo que sentí por ti y que por fin tú seas clara, aunque sea en mi memoria. También es egoísta que esté pensando que siempre fuiste niebla en mis sentimientos y decisiones, porque eso sería poner en tus hombros una culpa que también fue mía al ser nosotros, nosotros fuimos niebla, confusos, gotas obrando por probabilidades que en algún momento podían fallar. Así como también fui egoísta al no pensar lo suficiente en ti cuando quería llenar el vacío que sentía con lo que me hacías sentir, no tuve en cuenta que tal vez tú también estabas vacía y que ambos solo pasábamos devorándonos lentamente. Y así como lo estoy siendo ahora, pasando de largo todos los bellos momentos que vivimos en conjunto y enfocándome en lo que hicimos mal, como siempre solía hacer.

No fui perfecto, no lo fuimos. Quizás el punto final tampoco lo fue y por eso aún siento muy suavemente un hilo muy fino que me une a ti, tan fino que si me muevo tan solo un poco para alejarme se rompería, pero que si me acerco, desparecería. No duele tampoco, no aprieta, simplemente nos conecta. Como el cariño diferente que te tuve, desde mi fondo y en tu fondo, pero no en la realidad. Como si ellos hubieran sido los que secretamente se susurraron esas palabras al azar que nos hacían sentir tan bien, tan confundidos.

Y así podría seguir infinitamente, pero no sería correcto. Todo fueron simples suposiciones mías que tal vez nunca sean verdades, porque no solo soy yo y sin ti no puedo seguir afirmando más. Probablemente sean mentiras si lo vemos desde un punto de vista imparcial, pero qué podría más hacer si así es como recuerdo sentí y viví. Prefiero pensar que esto podría asemejarse más a un sueño tratando de pasar el delgado límite de una pesadilla, pero siendo cortado justo a tiempo, porque así nadie mentiría y esa historia sería verdad, esa persona sería verdad y lo que siento sería certero. Pero no lo es y tengo que conformarme con mis propios recuerdos que ya no sé si tratan de abrazarme o asfixiarme. Lo lamento.

De todos modos, creo que estoy bien con solo extrañarte ahora, quizás melancólico, feliz de aceptar estar triste a veces. Puedes considerarlo como una superación a medias como lo haría la mayoría de personas, pero que no lo es al final y que tampoco tiene caso definirlo si sé que, aunque nunca leas esto o ni siquiera creas que es para ti, esa parte de ti que no logras –quieres– escuchar ya lo habrá entendido. Si somos dos y fuimos casi uno, mi deseo para ti es que encuentres en ti el uno para ser dos.

Al final siempre tendremos ese lugar oscuro para esa parte que llegó, amor. 

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[fragmento, proyecto 03]

• philadelphia [不眠症]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora