Si de alguna manera pudiera regresar atrás, Furihata disfrutaría cada instante, cada momento junto a Akashi, le diría sin miedo que lo amaba, lo gritaría al mundo entero, abrazaría a Akashi y le daría todos los besos que siempre quiso darle, se entr...
—Siempre desee que la primavera viniera... porque tenía tanto miedo del frío mundo cubierto de blanco. No hice nada más que abrazarme a mi mismo. Siempre me había mantenido acurrucado, pero ni una sola vez intente realmente mirar el invierno detenidamente. La suavidad de los copos de nieve que caen sin hacer sonido, los hermosos bosques que son tan espléndidos como una blanca flor, y si tienes a esa persona especial con quien compartirlo todo... ese blanco mundo puede ser absolutamente hermoso.
Siempre creyó que "tu vida pasa frente a tus ojos cuando estás a punto de morir" era una completa estupidez.
Pero aquí está, recordando desde la primera vez que conoció a Akashi Seijuro, hasta hace algunos instantes cuando era la persona más feliz del mundo, casado con la persona que amaba y la única que amaría hasta que su vida se agotará.
Lo que pasaría muy pronto.
La sangre se deslizó desde su frente hasta sus ojos, todo se volvió rojo. Los retorcidos metales de la limosina que los llevarían hasta el aeropuerto para tomar el vuelo de super lujo que los llevaría hasta su luna de miel, su luna de miel en...
Es cierto, se suponía que era una sorpresa y por eso Akashi no quiso decirle a donde iban a ir.
Le habría encantado, está seguro.
Si es Akashi, cualquier cosa que le dé, incluso una roca la atesoraría.
Como atesoraba el anillo de bodas que tenían a juego. Ojala no se haya dañado, debajo de todo ese metal, Furihata no puede estar seguro, él ni siquiera siente que sus dedos se muevan o su brazo.
Él no siente nada.
Las sirenas de las ambulancias se escuchan bastante lejos, la conmoción a su alrededor, el olor a gasolina y los lamentos.
Debió ser un gran accidente. No lo sabe, él estaba feliz, sosteniendo la mano de Akashi, sonriendo, tratando de adivinar cuál era su destino, Akashi diciendo "no" a cada sitio que Furihata decía, se estaba quedando sin ideas cuando de pronto...
Todo se volvió negro.
—Solía pensar que no necesitaba a nadie. Solía pensar que podía estar completamente yo solo. Trate de cerrar mis ojos para no ver cuán frío me estaba volviendo por los gélidos fragmentos de cristal, para no ver como ellos se hundieron en mi corazón y me cegaron. No tenía nada con que estar obsesionado, porque no tenía posesiones que amara. Eso era lo único que me conforto contra mi miedo por la sombría realidad. Pero... estaba solo... estaba triste y desolado se suponía que estaba completo, incluso estando solo... pero no pude serlo. Y ahora, deseo que nuestros corazones se descongelen juntos, lado a lado, encendidos y latiendo de amor y muy pronto hacernos uno.
Furihata sonrió, giró su rostro y lloró más, sus lágrimas saladas se mezclan con la sangre.
Desearía tanto poder alzar su mano y extenderla hasta tocar la mejilla pálida de su esposo, una pequeñísima parte cruel y egoísta se alegra de que su muerte fue casi instantánea, que no estuvo allí para sufrir o para verlo a él sufrir mientras ambos morían, además, incluso él era un poco vanidoso, quería que su esposo lo recordara mientras aún era hermoso y completo.
Sin embargo, había otra parte que desearía ver sus ojos una vez más, brillantes, suaves y diciendo que todo estaría bien, porque de algún modo que no conoce, saldrían de allí para disfrutar de su luna de miel, de los años que tenían por delante, muchos, muchos años para disfrutar de su compañía y de su amor.
Y si su esposo lo dijo, entonces Furihata le creería.
Pero allí solo había silencio y un cuerpo sin vida que poco a poco dejaba de emanar la calidez que Furihata amaba.
Fue cruel.
Fue muy cruel.
Le dieron la felicidad y se la arrebataron al mismo tiempo.
Le dieron amor y se lo arrebataron de la forma más cruel.
Aun así, aun así...
—Gracias por todo, Sei... te amo.
Incluso si fue por poco tiempo, Furihata disfruto todo lo que Akashi le dio, el amor, el deseo, la felicidad, los celos, el anhelo y la esperanza.
No se arrepiente de haber amado a su esposo, se arrepiente de no haber dicho nada cuando tuvo la oportunidad hace muchos años, cuando se sentó a secar el cabello de Akashi porque de nuevo, salió de la ducha sin secarlo.
O cuando se graduó, sí él hubiera dicho todo, ¿qué habría pasado? ¿estarían casados, pasando el tiempo disfrutando de un día soleado en casa en este instante? o ¿estarían muriendo de todos modos? Pero incluso si es de esa manera, incluso si estando juntos desde esa época, aun así morirían. Furihata probablemente no se arrepentiría de nada, porque amó y fue amado por la persona que amo.
¿Hay mejor dicha que esa?
No lo cree.
Porque ahora mismo, no hay mejor dicha que saber que morirá junto a su ser más amado.
—Te amo.
Si de alguna manera pudiera regresar atrás, Furihata disfrutaría cada instante, cada momento junto a Akashi, le diría sin miedo que lo amaba, lo gritaría al mundo entero, abrazaría a Akashi y le daría todos los besos que siempre quiso darle, se entregaría en cuerpo, alma y corazón, no importa si lo lastimo, no importa si lloro, simplemente abrazaría todo dentro de sí, incluso el dolor.
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