Si de alguna manera pudiera regresar atrás, Furihata disfrutaría cada instante, cada momento junto a Akashi, le diría sin miedo que lo amaba, lo gritaría al mundo entero, abrazaría a Akashi y le daría todos los besos que siempre quiso darle, se entr...
Sus ojos son diferentes, no son los fríos e inflexibles que lo persiguen en sus pesadillas, uno brillando en rojo y el otro en dorado; en cambio ahora son dos cálidas gemas rubí que brillan con un fuego intenso, que no quema solo es reconfortante.
Y aunque Kuroko les ha dicho que Akashi cambio desde su juego en la Winter Cup, Furihata sigue firme en su posición de mantenerse alejado del chico, en primer lugar, no hay una sola cosa en la que ellos coincidan, más allá del baloncesto.
E incluso en ello, a los dos los separa una distancia abismal en cuanto a experiencia y talento.
Ellos hablan, solo un poco, porque se sientan uno al lado del otro en la mesa, si es honesto, se sorprendió que Akashi recordara su nombre.
Él es alguien olvidable, no en el extremo de Kuroko; pero en definitiva, muy ordinario por ende fácil de olvidar.
Furihata se olvida de Akashi, y Akashi se olvida de Furihata, cada uno, escoge su camino y va por separado.
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