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El amor que se tenía el uno al otro era inmensurable. Una relación basada en el respeto, la confianza y la reciprocidad. Changkyun se había reconciliado con su doloroso pasado amoroso, permitiéndose ser afectuoso y abierto con su pareja. El cariño con el que le miraba Jooheon y los cuidados que le procuraba tenían al menor completamente enamorado. Ahora entendía que no hay límite para amar una persona y que lo que sentía antes tenía más que ver con la idealización que con amor. El de cabellos claros ahora comprendía que el amor se escondía en los pequeños gestos cotidianos que el mayor le regalaba: prepararle una taza de café a su gusto cuando apenas había dormido, tener una actitud tranquilizadora cuando se agobiaba por no poder hablar con fluidez o que le sirviera el plato con la carne más jugosa. Amor era la manera en que le estaba acariciando en ese momento la cabeza, de forma inconsciente, pero no por ello menos afectuosa.

Ambos se encontraban viendo un documental sobre la escena de Hip-Hop de los '90s en la Costa Oeste. Quizás no era la temática más romántica pero ellos eran felices así. Bebían cerveza como si no hubiera un mañana ya que se habían tomado un día de descanso de estudio. Sí, eran tan inoportunos que habían comenzado a salir en vísperas de los exámenes cuatrimestrales y apenas tenían tiempo para dedicarle a la relación.

-Yo tengo una gorra igual- afirmó el pelinegro señalando la pantalla.

Changkyun se incorporó un poco, lo suficiente para alcanzar a besar su hoyuelo y provocarle una sonrisa boba.

-Me gustas mucho, Honey.

Al pelinegro aún le sorprendía en lo sincero y cálido que se había convertido su pareja. Pero amaba que le recordara constantemente lo mucho que le quería, como si quisiera compensar esos meses de atrás donde la frialdad imperaba en sus interacciones.

-Me gustas mucho, bonito- dijo acariciándole la carita con ternura- ¿Sabes? En realidad siempre he sido más de la Costa Este, podríamos pasar del documental y hacer algo más interesante...

Changkyun sonrió y procedió a sentarse encima del pelinegro.

-Y, ¿qué alternativa propones?- preguntó besando el cuello de su novio.

-¿Acaso me das la opción a elegir?- fijó su mirada en las caderas del menor y las agarró con fuerza, provocándole un suspiro.

-Sólo quería ser educado- respondió travieso, mordiendo el labio inferior del otro.

Sus labios se reencontraron anhelando la suavidad de su tacto. No tenían prisa, sólo disfrutar de ese dulce contacto, aunque la cosa cambió cuando la lengua de Jooheon tanteó los labios del más bajo pidiéndole permiso para entrar en su boca. En cuanto sus lenguas se conectaron fue como pisar gas a fondo. Se sentían tan extasiados que no eran conscientes de cómo las caderas del joven se rozaba contra el miembro del pelinegro, siendo motivado por las fuertes manos de este empujando su trasero. Era húmedo, se sentían arder y sus bocas se separaron el tiempo justo para deshacerse de sus respectivas camisetas. Aunque llevaban unas tres semanas saliendo no habían llegado a calentarse tanto como para llegar a esa situación. Juntaron sus torsos deseosos de que la fiebre de placer que sentían no les impidiera disfrutar del roce ajeno. Apenas podían contenerse, se deseaban con tanta intensidad que nada parecía ser suficiente.

-Vamos mejor a la cama.

Changkyun asintió a la propuesta de su novio y se levantó de inmediato. Ardía tanto en deseo que no pudo evitar agarrar del elástico del pantalón del pelinegro y atraerlo de nuevo hacia su cuerpo. Caminaron besándose, provocando que se chocaran con algunos muebles. Se besaban riendo cómplices, sus manos explorando el cuerpo ajeno. Al llegar a la habitación no se sabe quién cerró la puerta de una patada. El de cabellos claros estaba decidido a llegar al final, por lo que empujó a Jooheon haciendo que cayera sobre la cama. El pelinegro se incorporó para observar atento cómo el menor se deshacía de su propio pantalón y bóxer. No pudo evitar pasear sus manos por el trabajado pecho del más joven, quien suspiró ante su tacto.

Bisaster (JooKyun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora