02

22 2 0
                                    

-¿Cuál es el tuyo? ¿Cual es tu nombre?

-Tuqui.

-Entonces Tuqui, vamos por el helado.

-Muy bien, tú solo sígueme Fízgon.

Dicho esto ambos emprendieron paso lento hacia una heladería que le encanta a Tuqui, que según el, es la mejor de todo el lugar. Caminaron 10 minutos en linea recta por las calurosas dunas, por que si, Tuqui pese a ser un Tucán vive en dunas ubicadas en el desierto de Sahara. Caminaron silenciosamente uno al lado del otro hasta que Tuqui decidió romper el silencio y preguntar lo que se había estado guardando desde que vió por primera vez a Fízgon.

-¿Tú... Qué eres? Nunca había visto a alguien cómo tú en toda mi vida, conozco todas las especies de seres vivos y tú en definitiva eres diferente- pronunció avergonzado, pues lo dijo de forma tan directa que esperaba no haber ofendido u molestado al otro.

Fízgon detuvo su paso y bajo la mirada a la arena que reposaba bajo sus pies, pensando si le diría la verdad o le contaría una mentira. Tuqui al percatarse de que Fízgon lo seguía detuvo su paso, dió me dió vuelta y se acerco a Fízgon a paso lento.

-Lo siento, no debí haber preguntado eso, disculpa si te incomodé, no tienes que responder si no quieres- Tuqui de verdad se sintió arrepentido por su repentina pregunta, pero de verdad deseaba saber que o quien era su nuevo amigo.

-no te preocupes, es una historia un poco larga.

-Tenemos tiempo, nos podemos sentar si así lo quieres- contesto todavía arrepentido por haber puesto triste a Fízgon.

Fízgon solo asintió con un movimiento débil y ambos se sentaron en el mismo lugar en el que habían estado parados y se dispusieron a sentir la sensación de la arena tocando sus cuerpos, hasta que Fízgon tomó el valor suficiente para contar su historia.

-Lo que pasa es que...

Las aventuras de Tuqui y FízgonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora