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Kagami siempre escuchaba los rumores de la vecina; y demasiado cercana que tenía Aomine con su mejor amigo. De lo bien que se veían juntos, ya que pasaban mucho tiempo lado a lado, de que era una lástima que ya tuvieran pareja porque; la sensación que ambos daban era como de un cuento de hadas


Kagami no era fotogénico, era guapo sí; Aomine se lo decía, pero tampoco le preocupaba estar a la última moda o con el peinado más exclusivo. También sabia cocinar, era muy bueno por cierto. Era alto, con músculos definidos, odiaba a los perros y no podía poner una cara que dijera "soy adorable" aunque lo deseara.

Kagami era bombero, por lo que sus horarios con su esposo; porque estaban casados bajo las leyes norteamericanas, eran muy problemáticas. Aun así se tomaban sus tiempos para estar a solas, para darse mimos, jugar básquet como si fueran chiquillos y hacer el amor como si quisieran comerse vivos.




 Aun así se tomaban sus tiempos para estar a solas, para darse mimos, jugar básquet como si fueran chiquillos y hacer el amor como si quisieran comerse vivos

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Aomine veía por la puerta entreabierta, sudor bajaba por su frente, sentía que el corazón le estallaría. Sin embargo no podía dejar de tocarse. Los movimientos frenéticos de su mano indicaban la pronta liberación que se acercaba, arriba, abajo, de nuevo arriba y de nuevo abajo. Los movimientos de su esposo eran certeros, cada golpe que daba era un pinchazo de excitación que iba directo a su pene, estaba mal, lo sabía, pero no podía evitarlo.

La sonrisa de Taiga mientras gemía...

¡Ahhhh, Daiki!

Dejando en la madera de la puerta su espeso semen justamente cuando su Taiga se detenía. El ruido del gemido involuntario que soltó fue lo que necesito Kagami para volver en si, viendo con horror como su esposo lo veía.



 El ruido del gemido involuntario que soltó fue lo que necesito Kagami para volver en si, viendo con horror como su esposo lo veía

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Últimamente Aomine tenía más turnos en la estación de lo debido, obviamente su compañero era su mejor amigo.

Kagami deseaba pedir pronto sus vacaciones, quería que fueran ambos a esquiar al monte Fuji o quizá a Alaska. Pero no había tenido el momento adecuado para decírselo. Cuando le pregunto el porqué de sus turnos tan saturados solo le dijo que tenían un caso nuevo y se estaba tornado problemático.


Aokaga Month AgostoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora