Día 7: Boda.

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En ese día era una hermosa mañana en la aldea de Konoha. El sol estaba en lo alto de la cima del cielo estrellado y libre de nubes. Un día perfecto para pasarla a salir. Sin embargo, esos planes no estaban en cierta chica que se hallaba frente al espejo con mucha ansiedad. ¿Como no estarlo? Es en estas situaciones en las que cualquier mujer estaría muy nerviosa, y ella lo están más que ningúna de la aldea.

Por unos momentos se imaginó a su madre y en qué diría. Más que sentir tristeza, le causó nostalgia y felicidad al recordarla. Estaba segura que, su madre le causaría mucha gracia la actitud que tenía ahora.
Sus nervios la calmaría. La ansiedad le daría forma a la paciencia. Su temor le pondría a cepillar su pelo como lo hacía cuando era niña, después de esos rigurosos y dolorosos entrenamientos. Sabía que le diría que todo estaba bien y que era normal. Le diría cosas dulces y de lo orgullosa que estaría por saber que su hija llegaría a conseguir esta felicidad.

Las voces de afuera de la habitación suya la sacaron de sus pensamientos, volviendo al presente.
Nuevamente se hallaba enfrentando a la realidad. Todos estaban afuera. Sus amigos y colegas. Al igual, también estaban algunos amigos de otras aldeas.

—Sumire.

Una voz femenina tras la puerta de su habitación se oyó, sacándola aún más de sus pensamientos. Sacando toda inseguridad y nervios que tenía, pero la ansiedad seguía allí.

—Si, pasa. —accedió al llamado de la espera de la persona que estaba tras la puerta.

La misma persona quien había estado tras la entrada de la habitación fue revelándose. Sumire ya había deducido de que era su amiga, y tal como venían muchos, ella estaba muy arreglada con un vestido rojo de una pieza de una falda hasta las rodillas. Su cabello suelto, arreglado, pero con sus mismos lentes de la vida.

—H-Hola, Sarada. —saludó la joven con una sonrisa.

—Wow. Te vez muy hermosa, y en serio que demasiado —le sonrió con gracia a su amiga—. Me muero por ver la cara del idiota cuando te vea.

Sarada miraba de pies a cabeza toda la belleza que su amiga emanaba con su presencia.
Sin embargo, notaba en la chica un ambiente raro, pero también como si le trajera nostalgia. Por un segundo le recordó cuando antes estaban en la academia ninja.

—Gracias por el cumplido, y… ¿En serio creés que le gustará? No sabía que estilo de ropa debe de llevar la mujer. —confesó su inseguridad por su aspecto. Lo decía enserio, pero no parece que le fuera creyendo su amiga Uchiha.

—No digas eso. Hablamos del mismo que no paraba de preocuparse por tí al escoger el lugar de la ceremonia para hoy —dijo Sarada en un suspiro. Pero, le causaba un poco de gracia sus propias palabras—. Él siempre se preocupa por ti. El mismo caso cuando estuvimos en la academia.

Sin percatarse, el ambiente comenzó a ser más liviano para las dos. Pero, más importante de todo, sería para la joven violeta. Sarada estaba que preocupada por ella, más que nadie en el mundo. Claro, las demás lo estaban de igual forma, ya que son sus amigas, pero extrañamente la Uchiha siempre le preocupaba mucho Sumire por su estilo de vida.

En cierta forma, veía en ella como la hermana que nunca tuvo. Incluso en ciertas ocasiones de hace años, la llevaba consigo a una que otra cena con otra familia que siempre terminaba invitada junto a su madre.

—Sumire, ¿quieres que te cepille un poco más el cabello? —se acercó para estar por detrás de ella—. Me gustaría que te vieras en las mejores condiciones el día de hoy.

No recibió respuesta alguna por parte de la Kakei, pero vio que asintió. No se dijo nada más. Y, de ese modo, Sarada comenzó a usar el cepillo que estaba en el mostrador.

~BoruSumi Week [2020]~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora