TEMA LIBRE + SMUT

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"DARLO TODO"

Habían pasado seis meses. Seis maravillosos meses de relación donde se podía palpar el amor solo con verlos caminando uno al lado del otro. Angel solía ser muy cariñoso y tendía a tocar demasiado a las personas que apreciaba, sin embargo no había sido un problema mantener cierta distancia estando en público, todos notaban la burbuja de amor que los rodeaba a pesar de que ni si quiera se tocaran.

Alastor se mostraba más atento; a pesar de que seguía actuando caballerosamente con todas las damas del hotel, con Angel era diferente: le cedía el brazo para que el otro enroscara el suyo mientras caminaban por los amplios jardines o incluso cuando iban de compras por la calle, le retiraba la silla para que se sentara en cada comida y siempre se despedía de él dándole un beso en el dorso de la mano.

Para todos era sorprendente pero al mismo tiempo envidiaban la perfecta relación sin darse cuenta que como en cualquier romance, suele haber dificultades.

La diferencia radicaba en que nuestros tercos demonios no hablaban de sus problemas. Ni si quiera con su pareja.

Fue una mañana ya para cumplir los seis meses de noviazgo que Alastor se levantó de la cama hastiado por la falta de sueño aun pensando en la causa de su insomnio. Hace unos días Niffty había soltado un comentario inocente que le crispó los nervios.

-Debe ser difícil complacer a Angel en la cama, después de todo cualquiera se sentiría intimidado con alguien tan experimentado –decía la adorable pelirroja -¡Imposible! Me faltó una mancha –dijo regresando su atención a la estufa que limpiaba con esmero.

Sinceramente no lo había pensado. Angel solo le había ofrecido sexo la primera vez que pisó el hotel y no más ¿Había estado sufriendo su dulce novio por la abstinencia a la que lo forzaba? No habían hablado al respecto, Angel aceptaba con agrado sus atenciones y los pocos besos que le concedía pero... ¿sexo? No lo había pedido.

Eso lo había mantenido pensativo por varios días, y ahora justo en el día en que cumplían seis meses de noviazgo pensó en darle aquello que no había pedido pero sabía que quería.

Salió muy temprano esa mañana y mientras mandaba a su sombra por todas las películas de su amado, él se dirigía al único local en el infierno que no le disgustaba: con Mimzi.

Le tomó alrededor de media hora llegar caminando. Fue recibido con gusto por su amiga de voluptuosa figura y cuencas completamente negras.

-Dulzura, tengo un favor que pedirte –

-¿El gran Demonio Radio pidiendo favores? Eso es nuevo ¿qué necesitas, cariño? –

-Dijiste que te habías adaptado bien a los avances tecnológicos ¿tendrás el aparato donde reproducen películas actualmente? –Mimzi se mostró confusa pero asintió. Lo llevó a una habitación atrás del local –que cabe destacar, está cerrado aún –donde tenía vestidos y material de utilería para las presentaciones que hicieran en su bar.

Justo ahí en el fondo se encontraba una vieja televisión, de aquellas que pesaban tanto que una vez sujetas a la electricidad preferías no mover, y a ella estaba conectada un empolvado reproductor de DVD enchufado a la luz.

-¿Arreglaste tus asuntos con Vox? –preguntó.

-Yo no tengo nada que arreglar con él, si quisiera algo de él sería destrozar su patética existencia –dijo con aire divertido, se escucharon risas pregrabadas que contagiaron un poco a Mimzi.

-Entiendo ¿entonces por qué la necesitas? –

-Es un asunto que solo me concierne a mí, dulzura. Son cosas entre Angel y yo –dijo pasando una de sus manos por la superficie empolvada de ambos aparatos. Entonces Mimzi se percató de la oscura incertidumbre en sus pupilas, ver a su sombra llegar cargado de tres torres de películas que llegaban hasta el techo le hizo darse una idea de qué pasaba.

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