Desarrollo 3 - Sábado - Parte 2

586 40 176
                                    


Las cosas son como son.

Más claro, échale agua.

Al pan, pan, y al vino...

Dios...como se me había complicado el alma

.

Las cosas venían bien, ¿no? Creo que ustedes fueron testigos de ello...

Bueno, venían lo mejor que se podía sino entrábamos en los detalles de las dudas y las confesiones sin hacer. Y...mejor no preguntar, sólo sentir. Y se sentía fantástico. Un paseo por el paraíso.

Sí...

Sólo que hay algo malo en los paseos por el Edén: se terminan.

En algún momento alguien, un ángel o un demonio o una bien querida metiche amiga, te recuerdan que aún no es tu tiempo en ese lugar y de que ya es hora de volver a la tierra.

Bueno, esta parte de la historia se trata de eso, de cómo "bajé" a tierra otra vez.

De cómo me bajaron, mejor dicho.

Si la palabra "bajar" aplica para esto porque...¡¡me estamparon contra el suelo carajo!!

¿Y se podía poner peor? No, no era posible ¿no? ¿Cómo podría ponerse peor que ese baldazo de agua helada en medio de tanta miel tibia? Imposible... ¡ja!

Dicen que cuando estás en el fondo ya no existe un más abajo hacia dónde ir, ¿no? Pues, no crean en todo lo que rezan los dichos.

Porque el sábado, ese maldito sábado, recién comenzaba... el más largo y tortuoso sábado de mi vida...

El peor y el más decisivo.

¿Y eso era malo? Mmmmm... júzguenlo ustedes mismos...

.

~..~..~..~..~..~..~..~..~..~.

.

Dolía como el demonio. Quemaba, ardía... y se sentía como si me presionaran desde dentro...desgarrándome hasta lo más profundo de mi ser.

No era capaz de procesar todas las sensaciones que me corroían desde las entrañas. Todas esas punzadas hirientes me impedían analizar lo sucedido con claridad o racionalidad, y no llegaba a reconocer ni mi propio hilo de pensamientos con coherencia.

Realmente, era incapaz de encontrar las palabras para gritar, a modo de alivio, mi angustia. Mucho menos explicar lo que estaba experimentando.

Me había asestado un buen golpe el hijo de puta.

Si no hubiera girado tan rápido para interceptar el ataque con mi bastón, no lo habría contado.

Gracias Plagg, por mis reflejos gatunos.

Esa última estocada me la había dirigido directamente al pecho y casi logra dejarme fuera de combate. El akuma era brutal en sus asaltos, y aún con mi experiencia en combate, debía de admitir que su destreza me había tomado por sorpresa... ¡Mierda!

Pese a todo, ni en sueños iba a dejar que ese maldito llegara a considerar siquiera que podía detenerme con una simple espada, o lanza, o... lo que sea que fuera ese objeto que utilizaba como arma. No, no a mí, ¡menos a mí!

Contuve la respiración para mitigar mi sufrimiento y solté toda la furia que se había desatado en mi interior por la frustración de sus constantes agresiones. Era violento, implacable y definitivamente estaba siendo, por lejos, el akuma más peligroso al que nos habíamos enfrentado hasta ahora... No iba a permitir que se saliera con la suya.

Te propongo un juego [+18] [Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora