Si a Giyuu le hubieran dicho que se iba a enamorar y que ese amor no iba a ser correspondido, lo creería, porque él sabe que es un hombre poco expresivo que aburriría a cualquier mujer que estuviera a su lado, y esa mujer se iría y desaparecería sin dejar ni un rastro. Pero, si le hubiesen mencionado que esa persona iba a ser un joven amable y cálido, cambia todo.
Jamás pensó en sentir atracción hacia alguien de su mismo sexo, ya que no tuvo ni tenía muchos amigos.
Porque, su hermana y su mejor amigo murieron por demonios; ¿para qué tener más cercanos que podrían irse en un lapso de segundo?
En ese mundo y época, como hemos visto, predominaba la muerte; esa palabra y presencia que nos acompaña desde que nacemos, porque claro, tanto muerte como sus sinónimos nos acompañan todos los días, a cada segundo, a cada minuto, cada hora, día, semana, mes y año, si la muerte lo acompañaba; ¿por qué querría tener amigos y novia?
No le gustaba relacionarse con la gente, porque; ¿para qué iba a relacionarse con alguien sabiendo que en algún momento iba a desaparecer?. Tanto él como esa otra persona podría ser devorado por un demonio, caer de un acantilado, morir envenenado, quedar mal herido y no sobrevivir al otro día. Porque sí, eso era lo único en que pensaba sobre relacionarse con alguien (ya fuera amistosa como amorosamente): muerte, muerte, y más muerte.
El problema de su mundo eran los demonios, esos seres que una vez fueron humanos y que se alimentaban de éstos, causando temor en las noches y tristeza en las mañanas al encontrar rastros de algún cuerpo medio comido o de darse cuenta que un familiar había desaparecido. Pero Giyuu nunca, nunca pero nunca se cuestionó cómo sería un mundo sin demonios.
Hasta que ese día llegó, ese amanecer que fue la salvación de todas las familias que vivían con miedo hacia esas criaturas.
Ese día y los siguientes, Giyuu miró a su alrededor, encontrándose siempre con esos ojos.
Esos ojos rojizos que desprendían compasión y amabilidad, aunque uno estuviera dañado, seguían siendo los mismos ojos que vio la primera vez que lo conoció. Tal vez le hubiese gustado conocerlo en otra ocasión que no fuera ver al joven Kamado pidiéndole que no asesinara a su hermana.
Y esa sonrisa, todo tuvo que ver con esa sonrisa que, a pesar de todo lo que tuvo que vivir, seguía ahí, más radiante que nunca.
Esas cosas, esas pequeñas cosas, hicieron que Giyuu Tomioka cayera enamorado de Tanjiro Kamado.
Pero Tanjiro, el joven solo lo veía con ojos de amistad y de admiración hacia su persona.
Por supuesto que dolía, y más ahora que le había confirmado que estaba enamorado de Kanao Tsuyuri.
Aún así
Giyuu seguía amando a Tanjiro
Y Giyuu
Giyuu solo quería la felicidad de Tanjiro
Aunque en esa felicidad no estuviera él.
☆☆☆
Hablé de la muerte y lo pensé de nuevo, quiero disculparme por hablar de ese tema. Sé que hay gente que ha perdido seres queridos, por ende la disculpa.
Pero, tu que estás leyendo esto, si necesitas ayuda, o no tienes con quién hablar y necesitas desahogarte, puedes hablarme.
Gracias.
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Cartas a Tanjiro Kamado - GiyuuTan
Short StoryGiyuu Tomioka es un hombre de pocas palabras, por lo cual se el es difícil expresarse hablando. Ante este hecho, se le ocurre la idea de escribirle cartas a la persona que le gusta, pero sin enviarlas. Conforme se escriben las cartas, avanza la hist...