Capítulo III

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Me quedé admirándolo unos minutos, él lo hacía igualmente pero general y desinteresadamente, ahora me doy cuenta de mi ingenuidad... Justo en ese momento pensé que se había fijado en mí, qué gran primer error. Unos instantes después se percató de mi mirada intensa que lo acosaba, volteó como si mi mirar lo hubiera tocado y me dijo:
-¿Qué tanto miras? ¿A caso vienes a observarme a mi y a mi trabajo para robar las recetas? - Exclamó molesto.
-Ah... ¿No? ¿Sí? La verdad no entiendo a lo que se refiere, mi intención no era incomodarte o más bien... Incomodarle, discúlpeme...
- ¿Qué edad crees que tengo?- Dijo aún más enojado, esta vez había logrado ofenderlo.
-Es una falta de respeto venir a mi fábrica, mi hogar y encima ofenderme de esa forma. Fuera de aquí, ¡Váyanse ya!
- ¡Señor Wonka! ¿Qué cree que hace? Ellas no tienen intención de molestarlo, no tiene por qué comportarse así con estas jóvenes, debe pedir disculpas, no ve que...
-Ahh... No te preocupes, Charlie. Ya nos vamos, gracias por tu hospitalidad pero no somos bienvenidas aquí, gracias nuevamente y espero volver a coincidir contigo en otras circunstancias, claro.
- Lamento que esto se haya manejado así, hablaré con el señor Wonka y las invitaré de nuevo, sólo que... No recuerdo tu nombre, ¿me lo puedes decir otra vez?
-Claro... Mi nombre es...
- Ya se van, ¿no? No las quiero ver por aquí más, me incomodan demasiado.-Dijo Wonka.
-Sí, ya nos íbamos.

Salimos de ahí y me despedí de la chica, le dejé claro que ya no quería tener nada que ver con ella, por su culpa me había metido en problemas, y había conocido a un ser desagradable... Cada paso que daba hacía el lugar donde me hospedaba, me convencía que era una persona grosera,  no quería volver a verle en la vida y no era  para nada atractivo.
Llegué, me tendí en la cama y me quedé dormida. Ni siquiera me cambié de ropa o comí algo, nada. Esa noche tuve un sueño muy extraño, ví a Willy Wonka... No me explico por qué, pero lo veía a lo lejos, mirándome, esta vez me sonreía. Era como si me estuviera esperando. Cuando por fin me acercaba, me daba la espalda de manera cortante, tal como lo era en la realidad. En ese instante me desperté, era muy tarde. Me tenía que ir ese mismo día, miré el reloj y era más del medio día. Había perdido el tren. Estaba desanimada y decidí salir a correr. Puse música mientras iba para no sentirme tan sola. Usualmente no me preocupaba por la música que escuchaba, siempre y cuando no existiera silebcio. Esa mañana tenía una canción en mente: "Hazme tu reina", todo el camino escuché la misma, a veces paraba y me concentraba en la letra: "sé que no soy nada para tí... He tratado de mantener estos pensamientos alejados de mi cabeza..." Todo el camino escuché eso... Cuando regresaba me entró un deseo repentino, caprichoso. Quería verlo con todas mis ganas, sólo quería sentirlo ahí, incluso con su mirada fría y despectiva, aún así, lo amaría.
En eso, mi anhelo fue tan grande que aumenté la velocidad con la que corría, como si no parara nunca. Cerré los ojos, giré a la izquierda y... ¡Bam! Choqué contra alguien. Traté de levantarme, levanté la cabeza, como por acto del destino esperaba que fuera Willy. Justo así me imaginaba su torso, delgado y fuerte, pude sentirlo pero... No... No era él... La persona con la que choqué era un muchacho, si bien muy amable no era Wonka. No me interesaba para nada. Me levanté y le pedí disculpas.
-Perdón... No estaba prestando atención. Dime, ¿Te lastimé?
-No, estoy bien, ¿Cómo te encuentras tú? ¿Te pegaste en la cabeza?
-No, ¿Por qué? Estoy bien gracias.
- Justo cuando caíste sobre mí empezaste a abrazarme y a murmurar: "Wonka" "Willy, no te vayas, quédate conmigo un rato, dime que no me odias, dime que quieres estar conmigo". Y me empezaste a apretar con más fuerza.
-¡Yo no hago esas cosas!, ¡Estás mintiendo!Me voy, no soportaré que se burlen de mi de esta forma.- Me sonrrojé y estaba a punto de llorar. Seguí corriendo y le subí más a la música.
Llegué a mi hotel y había alguien parado en la entrada, obvio ya no esperaba que fuera él, ni siquiera presté atención.
Sentí que me tomó del brazo, pero no de manera brusca o posesiva, era algo suave y tierno. Supe que no era a quien yo esperaba, era más como un niño...
Efectivamente, era Charlie. Venía a disculparse de parte de Wonka. Se veía muy lindo pues traía unas barras de chocolate y unas flores. Mis esperanzas comenzaron a crecer, pero el niño supo cómo apagarlas.
-Te traje unas flores y unos chocolates, espero que eso baste como disculpa. Willy es muy terco y orgulloso para pedir disculpas, pero vengo de parte suya.
-Gracias... Dije con indiferencia.
-Sí, nos vemos. Ya sé dónde encontrarte.

Entré con aquellos regalos, en otras circunstancias me habrían encantado, pero dados los acontecimientos de ese día, me daban igual, hasta me hacían sentir peor.
Me volví a tirar en la cama, esta vez sin poder dormir. Mis pensamientos y recuerdos recurrentes sólo lo traían a él.
Hasta que por fin me quedé dormida...

En la mañana muy temprano, alguien me despertó. Recién levantada me dirigí a la puerta, pues alguien tocaba. Pregunté y una voz que conocía dijo:
-Soy yo, saludos. Soy Willy Wonka.-Dijo de manera algo altanera.
-¿Quién?- Pregunté pensando que era una broma.
-Willy Wonka, el mejor chocolatero del mundo, déjame entrar.
Miré por la ventana y... Era él, no podía creerlo, tal vez estaba soñando. Abrí la puerta y lo recibí. Ni siquiera noté que todo estaba hecho un desastre.
-Saludos, he venido a pedirte disculpas por lo ocurrido hace unos días, espero puedas perdonar mi error y borrar lo acontecido, empezar de nuevo.
El hecho de que sus disculpas vinieran escritas en una tarjeta se me hizo tan patético pero tan tierno a la vez que acepté. ¿Acaso se tomaría el tiempo para pensar en la mejor manera de disculparse? Quizá después de todo no le era indiferente.
-¿Tienes algo más que decirme?
-Ah... Sí... ¿Tienes tiempo? Necesito hablar contigo.
-Claro, todo el tiempo que necesites...

"Quien diría que el chocolate Wonka era tan amargo..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora