Capítulo II

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Llegamos a la fábrica. Se veía muy solitaria, ni siquiera parecía estar rodeada de gente hace apenas unos días. Hacía mucho frío, llevábamos abrigos muy gruesos, yo llevaba uno negro, como acostumbraba. 

Vimos que alguien se acercaba, yo recomendé huir de ahí, puesto que nos podían arrestar si nos veían fisgoneando por ahí. Mi amiga vio un cuerpo aproximándose hasta donde nos encontramos. 

-¡Oh por Dios! ¡Es Willy Wonka!, dijo ella. 

-Ahh... ¿en serio? 

-S-sí, eso creo. 

En eso escuché que se había caído, al parecer se desmayó de la impresión. El cuerpo tumbado ahí me aturdía. No sabía qué hacer en esa situación... ¿Debía llevarla?. ¿llamar a una ambulancia? ¿O dejarla ahí? 

La desesperación se apoderó de mí. El cuerpo seguía acercándose, esta vez corriendo. "Demonios..." Pensé. No, no era Willy Wonka, era un niño. 

-¿Hola? ¿Se encuentran bien?

-Ehmmm... sí, ya nos íbamos, disculpa la molestia.

Traté de levantarla, pero al ver que pesaba tanto saqué el teléfono y estaba por llamar a una ambulancia, hasta que el niño dijo...

-No se pueden ir así, tu amiga está desmayada. Será mejor que entren, está helado aquí afuera. Iré por ayuda, regreso enseguida. 

Pasó media hora y por fin estábamos dentro de la fábrica. "Qué chica... En serio supo cómo cumplir su sueño en papel de víctima. Ojalá pudiera intentarlo una vez..."Pensé. El niño se portó tan atento, casi parecía un adulto. 

-Me llamo Charlie, por cierto. ¿Cuál es su nombre?

-No sé su nombre, la conocí hace unos días, pero no le pregunté su nombre. (Sé que suena extraño; no tuve oportunidad de preguntarle. Mis habilidades sociales no son las mejores). 

-Ahh... ja, ja, ja. Bueno... Entonces... ¿Cuál es el tuyo?

-Mi nombre es...

Escuchamos ruido en el otro cuarto, seguramente era ella despertando, corrimos a verla. Efectivamente, se había levantad muy asustada, pensaba que la habían secuestrado, pensaba que yo'? la había secuestrado. Tomó un vaso de cristal de la cómoda de junto, amenazándonos con arrojarlo hacia nosotros, sólo solté una risa. 

-¿Dónde estoy?- Preguntó asustada. 

-Estás en el lugar de tus sueños, dije para asustarla más.

-¿Estoy muerta?

-No ja, ja. Charlie, dile dónde está.

-Estás en la fábrica de chocolate de Willy Wonka, bienvenida. 

-¿QUÉ?

-Así es, estás justo donde querías, ¿contenta?, contesté en tono sarcástico, con un poco de envidia. 

Justo cuando ella empezaba a llorar de la "emoción", oímos un bastón pegando contra el suelo, éste se hacía más fuerte mientras más se acercaba.

-Debe ser Willy, esperen un momento. Dijo charlie. 

En unos instantes, se escuchaba la misma voz que anteriormente había oído, pero esta vez no era para nada dulce, se escuchaba molesto... Y ahí estaba él... Aproximándose, es el primer recuerdo que tengo, su silueta alta y delgada, elegante, imponente, interesante, así fue como conocí a Willy Wonka. Nunca había visto a un chico como él, mucho menos hablado con uno así. Todo sobre él era extrañamente atractivo, usaba un sombrero de copa demasiado alto, una gabardina color vino, pantalones ajustados de color negro, chaleco, bastón, un extraño corte de pelo, hermosas facciones, tez pálida... ¿Qué más podría desear?




"Quien diría que el chocolate Wonka era tan amargo..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora