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- ya sabes una posible guerra nada importante - respondí sarcástico apoyándome en la pared del ascensor para mirarla - y el echo de que algunas miradas me estaban poniendo nervioso

- ya sabes, Artemisa buscando la manera de torturarte sin matarte, nada importante - se encogió de hombros colocándose en la misma posición que yo justo al lado de los botones - es broma Percy jjj

En serio que me lo había creido, decía ese tipo de cosas con tanta simpleza que me llego a preguntar si en realidad era solo una broma.

- no se bromea con esas cosas - carraspe mientras me llevaba las manos a los bolsillos sintiendo a contracorriente entre los dedos para luego empezar a darle vueltas, era mi manera de concentrarme en cualquier cosa que no fuese en el echo de que estaba encerrado en un espacio pequeño, todavía tenía el vago recuerdo de la visión de las Moiras en la camara que se llenaba de arena

- pareces distraído... - murmuró analizandome con la mirada mientras jugaba distraídamente con la daga que colgaba de su cinturón

- ¿acaso tienes una espada? ¿con el mango azul y con un rayo grabado en el inicio de la hoja? - pregunté ignorando su comentario anterior

Esa era una de las peores visiones, la sensación tan asfixiante me consumía solo de pensar en ese momento.

La espada que llevaba en su mano se me había grabado como fuego en mi mente, estaba aterrado por su respuesta pero aún así esperé pacientemente

- no...soy mucho más de dagas ¿por que? - preguntó al ver como suspiraba con mayor tranquilidad

Si no tenía la espada quiere decir que quizás la visión sea de aquí a mucho tiempo lo que era bueno ya que podría buscar la manera de que no saliera herida o de deshacerme de esa espada.

- no, por nada - me encogí de hombros viendo como las puertas empezaban a abrirse

No rebatió mi comentario ni dejó ver que no me creía, simplemente se colocó a mi lado y empezó a caminar junto a mi en silencio.
No teníamos un rumbo fijo, solo caminabamos como dos personas normales que salían de un edificio y se internaban en la tranquilidad de la noche.

- ¿te vas hoy, ahora?

- si - asentí

- ¿por que no esperar a la mañana? quiero decir...para que irte a esta hora - murmuró y por el rabillo del ojo pude ver que su atención estaba en el suelo por el que caminaba.
La mía en diferencia estaba en los rincones y callejones oscuros por los que pasábamos, era plena noche y la ciudad estaba más tranquila de lo normal, es de esperar que mis sentidos estén alertas a que de alguno de esos callejones salga algún monstruo que nos haya olido, no quería ser mal agüero pero me hacia falta uno para desestresarme.

- ¿que necesidad de esperar a la mañana? - cuestioné sin segundas intenciones pero me arrepentí al ver como su cara se contraía - me refiero a que en el Reino de Orden el tiempo no es igual, seguramente ya es de día

Me justifiqué rápidamente queriendo enmendar mi fallo.

- ah...

Asintió con desgana, me dificultaba verla ya que su vestimenta oscura igual que su pelo la hacia confundir con el ambiente por el que caminabamos.
Seguramente notando mi molestia al no verla con detalles se acercó a mi hasta tal punto de que nuestros brazos rozaban entre sí en una danza para nada incómoda.

Mi concentración ya no estaba en la oscuridad sino en la enorme y hermosa Luna que se alzaba en la noche. Siempre me había gustado mirar hacia esta las noches en las que me encontraba demasiado decaído, la Luna igual que el mar también me daba la sensación de calma y no sabía el por que. Sin embargo desde que entré en este mundo de los dioses el saber que la Luna era dominada por la diosa de la caza la cual odia a los hombres hizo que me olvidara de mi pasatiempo.
Ahora mirar a la Luna era como mirar hacia los ojos de Artemisa los cuales eran bonitos pero intimidantes, no quería que estuvieran fijos en mi en mucho tiempo, más bien nunca.

¿Acaso nos estará viendo desde arriba?

Mierda, ese solo pensamiento me saco un escalofrío he hizo que apartara la vista de esta para concentrarla en Thalía.

- ¿tienes que irte solo? - me preguntó en un susurro y pude sentir como sus dedos rozaban los míos en una leve caricia que me hizo olvidar la pregunta por unos segundos

- eh...? ah si, si - asentí sintiendo como la frialdad de la noche empezaba surtir efecto en mi.

- ¿no puedes llevar acompañante o algo...? - me volvió a preguntar caminando más lento

No sabía a que quería llegar con esto hasta que me miró y caí en cuenta a lo que se refería. Se estaba ofreciendo a ir conmigo y yo como estúpido no la entendía.
Joder, en serio no me lo esperaba, es decir ir a una misión suicida de la que no tenemos información, nadie quisiera participar, yo lo hacía porque no tenía de otra.

Trague fuerte buscando las palabras correctas donde explique el echo de que no puedo dejar que se arriesgue hasta ese punto.
En serio que me alegraba, mi mente metafóricamente estaba gritando que le dijese que si pero...

- no...no puedo - murmuré carraspeando al notar que me había fallado la voz - no es que no quiera es que Orden...

- descuida, entiendo - me cortó de manera amable - solo ...me hubiera encantado ir contigo

- no sabes cuanto me alegra oir eso - le dije tomando su mano derecha entre las mías y dejando de caminar para mirarla de frente - pero Orden me dijo que solo era yo y...no puedo exponerte a ese riesgo, no se a donde voy pero a donde sea no creo que sea algo bueno...

- en serio lo entiendo - asintió rehuyendo mi mirada y centrando la suya en nuestras manos

- no se cuanto tarde en regresar y tu no puedes irte así sin más, tienes cosas que te atan aquí, cosas que no puedes dejar atrás... - murmuré apretando su mano esperando que me mirase... y lo hizo

No sabía como pero podía sentir todo lo que sentía ella a través de sus hermosos ojos azules, la tristeza y desaliento que me transmitían eran demasiado como para seguir viéndolos, aún así no desvíe mi mirada

- tengo que decirte una cosa - susurró

- dime - la alenté al ver que dudaba en hablar

- he...- hizo una pausa mirando hacia nuestros pies - he dejado las cazadoras

My life 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora