"Tres Balas En El Pecho 5"

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Me despierto lentamente acostada en mi cama, apenas me empeze a reincorporar cuando la voz de un hombre suena en la habitación :
-¿Te sientes bien?
Inconscientemente y aún restregandome los ojos para aclarar la vista digo:
-Si, solo un poco mareada, pero parece que se me está pasando.
Hasta que reparo en que vivo sola y que esa voz era de...:
-¿Papá?
Digo mirándole. Está en una esquina de la habitación, a los pies de ella cama, sentado en un pequeño sillón con un vaso de mi whisky y con una actitud tranquila. Aunque tras unos microsegundos procesando la situación , sacó el arma que tengo guardada entre el cabecero y el colchón de la cama y le apunto a la cabeza. Él con tranquilidad me para :
-Baja eso, no te voy a hacer nada.
Dice y después bebe un sorbo del vaso.
Mi reacción es completamente adecuada a lo que está pasado quiero pensar yo. Mi padre no es que me visite constantemente y menos desde que estoy en esta casa, que tampoco es hace mucho, aunque también me lo debería de haber esperado ya que hoy es mi cumpleaños y casi todos los años desde que explotaron mi casa me hace una "visita"
No bajo el arma, cosa que parece hacerle gracia. Tras su expresión la bajo y él habla:
-Bueno me pasaba por aquí y te vine a ver.
La verdad es que tiene una manera de hablar bastante como yo, bueno yo como él.
-Por cierto feliz cumpleaños, ¿Cuántos, 19? No ¿20?
Mi cara lo decia todo ¡¡Joder que son 29!!
-Ya lo sé 29, te creías que me olvidaba.
Dice casi riéndose, me relajo un poco y me siento en el borde de la cama, intentando recobrar la compostura después de que ¿Drogara?
-¿Era completamente necesario que me drogaras?
-Deja que lo piense-Hace una pausa mientras el "mmm" vibra por toda la habitación - pues no, pero estoy seguro de que si tocábamos la puerta no reaccionarias bien, aunque ya estábamos dentro.
-¿Dentro de la casa? Cuando entre todo estaba vacío.
No me va a contestar y lo sabia, esta situación claramente no me agrada del todo, aunque esto es una buena reacción comparada con la primera vez que me visitó, otra larga historia que ya contaré. Me levanto aún con la pistola en la mano, me acerco a él y después de quitarle el vaso de la mano, me bebo lo que quedaba de un trago.  Luego se lo vuelvo a dar y me dirijo a la puerta, la abro levemente y tras ver que el pasillo que dividía la casa hasta el salón, estaba lleno de hombres vestidos de negro y cruzados de brazos. Me doy la vuelta y caminando casi sin saber a donde voy le digo:
-¿Y viniste solo para drogarme y felicitarme o como todos los años me vas a regalar una pistola?
Se acomoda la chaqueta y mientras le hace señas al señor de la puerta dice:
-Sabes que siempre te traigo algo.
El hombre saca de su bolsillo interior de la chaqueta una cajita pequeña y se la da a mi padre, que ahora está frente a la puerta. Se acerca a mi y abriendo la caja frente a mis ojos me dice :
-Quizás sea mejor regalo un colgante, ya que dentro de poco no te van a hacer falta las pistolas.
Miro el colgante, una cadena de oro con un pequeño colgante de una ballena azul en miniatura de oro. Tal vez un poco irónico ya que a él lo llaman la ballena azul, por ser el mayor narcotraficante. Asombrada de la ironia y lo claro que estaba que no le importaba que la gente supiera que yo soy su hija que me visita aveces. Le digo:
-Como te gusta la ironia.
Intento no expresar la poca alegria que pude reunir en mi cuerpo. Lo saca de la caja y mientras me lo pone dice:
-Tu madre habría querido que lo tuvieras tú.
¿Mamá? No suele hablar mucho de ella y apesar de que lo único que me queda es mi padre y que es es la ballena azul del tráfico de drogas, no puedo evitar tener cariño con el aunque no se exactamente que pasó el día en el que mi madre murió y a mi me dio en adopción. Sin yo decir nada el solo añade:
-Yo se lo regale a tu madre antes de que tu nacieras y cuando murió me dijo que te lo diera. Miró el collar que ahora está en mi cuello, y le digo:
-Gracias, papá.
Se hace el silencio mientras yo veo como queda el collar en el espejo de mi habitación y el le devuelve la caja al matón de la puerta.
-Por cierto, como te fue el médico almediodia.
Dice metiendo sus manos en los bolsillos del pantalón, le miró y le digo:
-Supongo que mejor de lo que me merezco, pero porque me preguntas si seguro ya te lo habrá dicho Rodriguez.
Hace un tiempo entendí que algunas de las personas que me rodean hablan de mí con mi padre y uno de ellos es mi médico el que me a sacado todas las balas que han estado en mi cuerpo.
-Sabes que mientras tú sigas queriendo llevas esta vida te tengo que proteger de él hombre que mató a tu madre.
Esta conversación no es nueva, ya que cada vez que nos vemos la tocamos.
-Solo quiero poder tener amigos, y tal vez enamorarme y tener una familia apesar de todo. - Y entre dientes y mirando a un lado para dicimular digo-Aunque ya me enamoré.
El lo oye y mientras caminamos hasta el salón rodeados de guarda espaldas, dice:
-Y yo puedo saber de quien, digo para saber.
Nos sentamos en el sillón y tras servirnos unos vasos de whisky le digo:
-No es nadie, un chico que conozco desde ehace tiempo.
Dejo la pistola encima de la mesa y la sustituyó por el vaso.
-Él es simplemente la única persona que me a echo romper la cerradura de mi corazón para dejarlo pasar, pero no puedo, tengo que acabar antes con Romanof.
-Hija sobre eso, quiero que no lo hagas yo me encargo.
-No tengo que hacerlo yo, todavía lo veo en mis pesadillas, no dejo de revivir el momento en el que me dejo tres cicatriz en el pecho.
-Bueno si quieres lo hacemos los dos pero no pienso permitir que te pongas a tiro, se que lo van a hacer en la fiesta de el próximo sábado, allí estaré junto con mis hombres para dar apoyo.
Le miro y tras saber que no me dejara sola en ningún momento me termino de beber el whisky y me apoyo en su hombro, hasta dormirme.

Tres balas en el pecho #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora