One-shots Y Más (Spainrp & Infamesrp)

🌠 Juego 🌠

(GustaboxHoracio)
Gustacio

Todo había empezado con una apuesta. Una estúpida apuesta entre Gustabo, Greco y Sergei.

–Te doy cincuenta euros si vas y besas a cualquier hombre dentro de comisaría.

–¿Tienes algún fetiche raro o por qué me pides eso?

–Fue mi idea –interrumpio Sergai–. Sólo quiero fastidiar, ya se que no tienes el valor.

–Ve preparando esos cincuenta euros. ¡Los cincuenta euros pa' mi! –dijo determinado Gustabo.

Sin decir otra cosa el chico rubio recorrió comisaria hasta llegar a los vestidores siendo perseguido por Greco y Sergei.

En el vestuario se encontraba Horacio terminando de ponerse el uniforme.

–Gustabo, ya casi estoy listo, ve sacando el....

No pudo terminar pues el chico rubio lo agarro del cuello de la camisa jalandolo hacía el y uniendo sus labios en un beso.

Fue tan repentino que el más alto de los dos ni siquiera pudo reaccionar o apartarlo.

El beso fue terminado por el mismo que empezó el cual, con una sonrisa triunfante, se giro hacia los apostadores extendiendo la mano.

–Mi paga.

Greco parecía satisfecho y le dio su correspondiente dinero.

–Eh, mira, Horacio. Te invito a cenar hoy –dijo sonriendo–. Perdona por eso ¿va? Te compro un donut como disculpa.

El chico de cresta, aun en shock solo asintió sin comprende aún la situación.

Los días pasaron y pese a que todo volvió a la normalidad y el tema no se tocó. Horacio no podía dejar de pensar en el beso. Había sido corto y nada romántico, sin añadir que había sido una apuesta, pero no podía dejar de pensar en él.

Era estúpido y el chico lo sabía, sabía que no se volvería a repetir pero aún así no podía evitar ver a Gustabo con otras intenciones.

Quería repetir el beso pero sabía que eso era casi imposible.

Viernes por la noche acabaron de su turno y decidieron ir al Vainilla por unas copas.

La luna ya estaba muy alta y ellos seguian en el establecimiento. Solo quedaban ellos y el barman que parecía querer un descanso de las bromas que Gustabo soltaba.

Gustabo ya estaba casi perdido, se había dejado llevar y habia pedido una botella tras otra. Horacio también estaba tomado pero aún conservaba su conciencia y sabía lo que pasaba a su alrededor.

–El viejo venía detrás de mí pero se tropezó en el pasillo ¡hubieras visto su cara! –contó entre risas Gustabo–. Casi valió la pena la tremenda golpiza que me dio después.

Horacio sonrió sin dejar de ver a su amigo ya pasado de copas.

El chico rubio posó su cara en la barra en frente de ellos

–Ah... Horacio, ¿por que me hiciste beber tanto?

–¿Yo? Yo no te obligue a beber –se defendió.

–¿Ah no? ¿Entonces quien fue el que empezó a gritar: ¡fondo, fondo, fondo!?

–Ese fuiste tu animandote a ti mismo.

Gustabo empezó a reír recordando el momento.

Empezó a mover sus pies de atrás para adelante moviéndose al ritmo de la música.