Capítulo ocho

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CL era mi favorita entre mis chicas. Había algo en ella, su lujuria, su sonrisa, sus ojos, toda ella siempre me había atraído y siempre había sabido la razón. Desde el momento en que la vi en aquella revista de modelaje la había querido y sabía que podía tenerla.

El libro negro, ese es el nombre del catálogo para adultos que solo llegaba a las manos de la gente más importante y adinerada. A mis manos llegaba de vez en cuando, cuando lo pedía. Confieso que tomaba alguna que otra chica de ese libro, pero solo las más lindas y las que estaban en el estrellato en ese momento.

Niñas que vendían su cuerpo por estar detrás de un lente o una pantalla, ese era el libro negro. Sin embargo, entre más la besaba, más me hacía pensar en el parecido que tenía con Yooni.

Yooni, mi Yooni. Me había obsesionado con un hombre sin saber que lo era. Pero ese no era mayor de los problemas. El problema más grande ahora era verlo y contenerme para no desearlo. Por eso había buscado a CL. Pero claro, nunca pensé que el idiota de Seok Jin lo enviaría a mi habitación y que me lo encontraría mirándome como si quisiera lamerme de pies a cabeza.

Demonios, me había cogido a CL y había eyaculado con la memoria de ese niño mirándome de aquella manera. Mierda, estaba jodido. CL se había marchado desde hacía horas, ya había amanecido y el burdel ya había cerrado sus puertas. No obstante, yo seguía sobre la cama, mirando hacia el techo y completamente desnudo entre las sábanas que mi niño había colocado.

Fruncí el ceño. Sí, en definitiva estaba totalmente jodido. Porque había buscado a CL con la idea de sacarme al niño de la cabeza, sin embargo, había sido imposible.






La nueva cama era genial, el colchón, las colchas, todo era como estar suspendido sobre nubes, sin embargo, me había costado conciliar el sueño, quizás porque tenía demasiados pensamientos en mi cabeza.

Podía adivinar que eran pasadas las once de la mañana, pues la señora Kim, la vecina de al lado, encendía la radio justo a esa hora para escuchar un programa favorito. De pronto, aun en mi sueño, escuché la puerta de mi habitación abrirse.

—Sigue dormido —escuché que decía el señor Ho Seok. Abrí mis ojos —, oh, acaba de despertar, buenos días, bello durmiente —me dijo.

Yo sonreí y me revolví entre las gruesas sábanas de mi nueva cama. Era genial. Pasadas varias horas, el desayuno-almuerzo y la merienda, nos marchamos al local del señor Seok Jin. Hacía frío, sin embargo, estaba completamente cubierto.

—Me siento como un esquimal —dije y el señor Ho Seok rió.

—Te ves como un esquimal —afirmó —, es porque eres muy pequeñito, por eso te ocultas tras la ropa con tanta facilidad.

Después de eso no dijimos nada más. Caminamos un poco más en silencio, hasta que de pronto, él dijo:

—Yoon Gi, sobre lo que viste ayer —voltee a mirarlo.

—¿Qué? ¿Qué te comiste al señor Park en el callejón? —le dije, él se echó a reír y asintiendo con su cabeza, me dijo:

—Sí, disculpa por eso.

—Está bien, el señor Seok Jin dijo que ustedes dos eran unos exhibicionistas —comenté riendo, la cual fue secundada por el señor Ho Seok —, aunque me tomó por sorpresa, no sabía que eran novios.

Supe enseguida que había metido la pata.

—No lo somos —me dijo.

Lo miré en silencio y asintiendo con mi cabeza, miré hacia el suelo. Soy un bocón, fue lo que pensé al notar la mirada triste del señor Ho Seok. Pero entonces:

Ojos negros (Kookgi) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora