Ojos diferentes: Capítulo setenta y tres.

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—Jung Kook —oí su voz y como si Yooni se tratara de una ilusión, lo miré anonadado —, Jung Kook —volví a escucharlo decir y entonces parpadee.

—Lo siento —dije.

—Para de disculparte y habla de una buena vez —me dijo exigente, como solo él podría ser.

Sonreí. ¿Por qué? Ciertamente no lo sabía. Era extraño, tenerlo frente a mí era como una ilusión, algo de lo que hacía tiempo me había resignado que no volvería a pasar.

—Por Dios, Jung Kook, deja de mirarme así y di algo —me susurró, apretando sus dientes, mientras cerraba sus ojos para luego suspirar.

Entonces suspiré yo también, miré nuestras manos entrelazadas y con mi corazón desbocado, dije:

—Llámame paranoico, pero yo sabía que algo así me esperaba al regresar a Corea.

—No era paranoia, Jung Kook —respondió Yooni, tan seguro de sí mismo que ni siquiera me atreví a reír.

—Pues para mí lo era —esta vez reí, molesto, frustrado...

Tenía tantas emociones fusionadas, que no sabía a ciencia cierta cuál era más intensa en ese momento. De pronto, su mano se apretó a la mía con un poco más de fuerza y entonces lo voltee a mirar.

—¿Qué fue lo que pasó en el aeropuerto? —preguntó.

Sus ojos oscuros brillaban, mientras la luz de la ventana se reflejaba en todo su rostro. Su cabello sedoso y oscuro, parecía más negro bajo la luz del sol, mientras sus pestañas lucían más largas de lo que las recordaba.

Suspiré.

—Creo que lo mejor es partir por el principio —dije entonces, para segundos después verlo asentir con su cabeza en acuerdo conmigo —. Bien, pues... —suspiré en silencio, mientras él permanecía mirándome en silencio y con atención —. Todo fue una mentira —negué con mi cabeza.

—¿Qué? —lo oí preguntar.

—Todo —repetí —, todo lo que pasó con el clan, las discusiones entre los miembros del clan Lee, mi información privada infiltrada por Kim, los tailandeses y su supuesta organización, todo —dije de nuevo —, todo fue una mentira organizada por mi propio clan para traicionarme.

Callé y sin decir palabra alguna levanté mi mirada para observar la desencajada expresión de incredulidad de Yooni.

—¿Tu clan... —no terminó de hablar, cuando de pronto vi en su mirada como todo poco a poco caía sobre su lugar en su cabeza.

—¿Quieres que continúe con mi historia? Todavía hay mucho que contar —dije y mi sorprendido Yooni simplemente se atrevió a asentir con su cabeza, mientras sus bonitos ojos me miraban sin siquiera parpadear —. Ji Eun me hizo una insinuación sobre algo en el clan; ella no estaba del todo segura de que era lo que pasaba, sin embargo, aun recuerdo sus palabras muy claramente —callé unos instantes para después continuar —. "Algo muy extraño está pasando con el clan" eso me dijo —resoplé sulfurado —. Recuerdo su negativa a contarme sobre el tema y me dijo que me contaría cuando tuviera información; unos meses después, justo antes del ataque a la mansión Jeon ella trató de contactarme, pero no pudimos hablar —tomé una profunda bocanada de aire —. Ella había descubierto sobre la traición de algunos miembros de mi clan y antes de que me lo contara, la mataron a ella y a mi hijo.

—Jung Kook... —lo oí susurrar y en su mirada pude ver dolor. ¿Por quién, por mí o por la horrible historia que estaba contando?

—Al inicio lo pensé, tenía mis dudas —dije —. Es decir, ¿Cómo pudo pasar? ¿Cómo es posible que entraran así? La mansión Jeon está bajo vigilancia las veinticuatro horas del día, sería imposible que entraran sin ayuda. Entonces ¿quién lo hizo? La ayuda vino de adentro, alguien les abrió las puertas, Yooni y mi pregunta en cuando lo supe fue ¿quién? —gruñí, furioso —. ¿Quienes? Y entonces, justo cuando llegué a Corea obtuve la respuesta con tan solo una llamada de Kim Seok Jin.

Ojos negros (Kookgi) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora