Habitación 15

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Hola mami... 
Al ser hoy tu primera noche lejos de mí, hice un poco de magia y un poco de arte para que traerte hasta aquí, y poder acompañarte.

Tú sabes mejor que nadie lo difíciles que son mis primeras veces, y el show que siempre hace mi hielo para romperse. Tú sabes de mis lágrimas en los primeros días de escuela, del infarto que casi le provoco a papi cuando dejé el sofá lleno de sangre en mi primera regla, y por supuesto, cómo olvidar al torpe de mi ex, el único chico que no escuchó la frase: "las mujeres son delicadas como una flor" y mucho más en su primera vez.

Sí sí, he tenido verdaderas catástrofes, jajaja, pero no te preocupes, esta primera vez no terminará tan mal, esta primera vez será un éxito total, y no es por presumir, pero sabes que juntas somos las "power girls". Y sí, esto es un monólogo porque tengo que aprovechar. Hoy sé que estas aquí, que me puedes escuchar, pero no sé si eso podrá volver a pasar.

Ya que estoy aquí podría leerte un cuento, de esos superbonitos que me leías. Podría hablarte del novio jovencito nuevo de la vecina. Podría contarte otro chisme, cualquiera, así sea el de sus feas cortinas. También podría decirte la verdad, esa que aún no te ha contado, pero no, te la diré al final, para enseñarte que lo sorprendente no solo le pertenece a los magos.

¡¡¡Ay mami!!... yo sé que tú siempre creíste en que algún día te irías, que la muerte es ley de vida, pero una pregunta: Cuando a una madre se le muere un hijo ¿Dónde está la ley de vida?; por lo tanto esa mierda de ley estúpida, (que seguro fue inventada por algún político religioso espiritual para hacer la muerte menos dolorosa) para mí no existe.

Tú te vas a  poner bien y vamos hacer ese viaje a la montaña. Lo vamos hacer cojone. ¡¡¡Lo vamos hacer!!!
Perdona si tengo la voz un poco alterada. Sabes que me revientan las injusticias, y que hoy hayas caído en coma es mucho más, es una "hijeputada" de la vida. Estabas evolucionando bien, el tumor cerebral se había extraído, ya todo parecía tomar su curso, y mira... No te lo merecías no te lo merecías.

Ya nos queda poco tiempo, el sol está a punto de salir, y antes de que te vayas y vuelvas al hospital, quiero pedirte que no te dejes vencer, que no te rindas por favor, que cuando quieras puedes venir hasta acá. Lastimosamente no te podré ir otra vez a buscar, pero aquí estaré cada noche soñando en mi habitación por si quieres pasar... Coñó, amaneció. Chao mamá, ya papá me viene a despertar.

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