Ostium [Apertura]

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«Cuando se está a punto de morir, es más fácil recordar el pasado, pues poco caso tiene imaginar un futuro»; era el pensamiento, una conclusión, que ocupó su mente en aquel momento en que se encontraba bañado por las luces de aquella puesta de sol y el tibio viento del verano que llegaba del mediterráneo.

Sentado sobre el pasto tierno de esa pradera, observó con atención un punto que parecía seguir el sol del horizonte, pero más bien intentaba recrear con sus ojos el recuerdo de una silueta que ya no está; está bien, se dice con una sonrisa apenas perceptible, y cierra los ojos disfrutando del sol cálido de las últimas horas de luz en aquel día que estaba cerca del fin de esa estación.

Germania no tenía una preferencia acerca de los tiempos cálidos o de los paisajes blancos de invierno que podía ver en sus tierras, disfrutaba de ambos. Así que disfrutara los últimos días de la época más cálida del año, y de los últimos momentos que le queda. Sus ojos claros aún permanecen delineando la silueta de una ausencia (el recuerdo de él); él se fue un poco antes, le molestaba un poco ese hecho, pero estaba seguro que le seguiría (quizás, incluso, antes del alba).

Le seguiría, volvió a afirmar en el silencio sereno de aquella tarde. «¿A dónde irían?» se cuestionó con curiosidad, no realmente preocupado de la respuestas; su tiempo había acabado: esa era la consecuencia natural; y el siendo siempre lógico en su forma de abordar todo evento que ocurriera en su larguísima vida, solo quería inquirir por curiosidad (y quizás para saber si realmente estaría con él).

«¿A dónde irían» volvió a preguntarse; realmente nunca pensó en acercarse a otro como ellos que estuvieron al borde de su muerte, fueron un poco prepotentes al no hacerlo; seguía sopesando algunos escenarios en su imaginación sintiendo una peculiar paz a pesar de estar consciente de su propia muerte, y de percibir un luto por él, como por sí mismo.

Sentía una sensación de melancolía, una emoción de perdida invadirlo al darse cuenta que él se estaba convirtiendo en recuerdo, tal como acababa de hacer Roma. No tenía miedo de morir, nunca se vio con aversión esa idea, pero...la idea de que simplemente desaparecieran, de dejar todo atrás sin estar seguros del futuro de sus tierras era causante de un poco de temor; y por sobre todo, le aterraba un poco que no hubiera sentido de preguntar a donde llegarían una vez dejaran de existir como naciones (le asustaba la reflexión de que tal vez no habría punto de encuentro con él).

La soledad, se daba cuenta, también era una entidad que podía atormentarlos.

La oscuridad cubrió aquel solitario páramo, y los vestigios de la silueta que quedaron en el recuerdo de su retina —por más diferente que fuera a cómo pensó siempre verlo— pareció estar al borde de desvanecerse, tal como él lo haría pronto.

A pesar de todo, su corazón se sentía sosegado de haber cumplido un periodo (un propósito), una era; había desempeñado su papel en la tierra. Se encontraba satisfecho; dejó un legado, y se irían casi juntos, y probablemente, si alguna creencia era cierta, existiría en otra forma, en algún otro lugar: una esperanza un tanto infantil, que pensó estaba bien pensar en ese momento.

Los últimos días, habían sido como vivir siendo un mero hombre mortal a su lado; fue feliz.

Puer ad solis occasum [GermaniaxRoma] |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora