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Esta vez, Canadá se encontraba más inquieto de lo usual, pero también algo de mal humor por alguna razón que desconocía

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Esta vez, Canadá se encontraba más inquieto de lo usual, pero también algo de mal humor por alguna razón que desconocía. Al fin y al cabo, estaba nervioso por su aspecto, debido a que vería a su actual pareja ese día.

No es como si fuera una cita a un lugar extravagante o si fuera su primera cita, de hecho, no había razón para estar nervioso. Y eso mismo se repetía el Canadiense, pero seguía inquieto y no se le pasaba.

Arreglándose constantemente su típica camisa de cuadros roja, y un poco su gorro, se miró a un espejo y suspiró. No estaba satisfecho con lo que veía. ¿Y si probaba con otra ropa? No, olvídalo, no había tiempo. A pesar de verse horrible a si mismo como lo había sido hace ya mucho tiempo, se aseguró de tener todo lo necesario a mano, y salió de su casa.

Ese día era uno sumamente agradable, el sol era cálido pero no demasiado, y había una fría y leve brisa en el ambiente. Apenas habían nubes en el cielo.

El Canadiense simplemente caminó en dirección al lugar donde se encontraría con su pareja, aquel lugar era deducible por cualquiera, oh claro, el parque. Tan pronto como llegó allí Canadá suspiró, algo malhumorado, aún así, mostró una amplia sonrisa en su rostro, quizás forzada, y buscó con la mirada al Mexicano.

   - Hm?- Pronto, lo llegó a ver a lo lejos, hablando con alguien más. No pudo ver quien era ese alguien, pero aún así no pudo evitar ponerse bastante celoso por algo así de pequeño, y sin pensarlo, caminó con rapidez hacia donde México se encontraba. Espera, él no era así.

Como si no fuera capaz de controlarse a si mismo tan pronto como llegó hacia donde su pareja se encontraba la agarró del brazo con fuerza y la abrazó, como si fuera de su propiedad. - Ah- Maplecito! Me asustaste.. - dijo el Mexicano, riendo.

Luego sintió un leve olor a cigarro, a lo que puso una ligera mueca de asco. Se fijó en quién era ese alguien con quién hablaba su querido mexicano, espera, ¿Ucrania?

   - Hey Can. - dijo aquel otro chico con una amigable sonrisa en su rostro, una genuina sonrisa. Los celos del Canadiense pasaron a vergüenza en un abrir y cerrar de ojos. Mientras el Mexicano abrazaba de vuelta a Canadá, el de habla Ucraniana sacó de un paquete que tenía en la mano una galleta, y se la extendió al Canadiense. - Ten. -

Confundido, y aún quizás asqueado por el olor a cigarro, agarró la galleta. - ..Thanks. - dijo aún con una ligera mueca de asco.

Ucrania, al parecer sin razón, soltó una leve risa por lo bajo sacando el cigarro que tenía en la boca y tirándolo a piso, pisandolo. Lo recogió del piso y lo metió en uno de sus bolsillos del pantalón. - Bien, nos vemos luego Mex y Can. Pásenla bien. - dijo Ucrania con una sonrisa, para luego irse del lugar.

Pero.

Canadá llegó a notar un ligero nerviosismo en el Ucraniano, por alguna razón.

No le tomó importancia a aquello, y el Canadiense se separó del abrazo donde tenía al Mexicano "encerrado". - ¿Estabas celoso? - preguntó juguetón México, riendo. Canadá por alguna razón mostró una reacción molesta y gruñona, no dijo nada y comió de la galleta.

México extrañado le miró, pero ignoró aquella reacción y tomó de su mano, entrelazando sus dedos con los del otro. El Canadiense pronto al terminar la galleta la cual tenía un ligero olor a cigarro, volvió a la "normalidad" y vió al Mexicano, dándole un besito en la mejilla.

   - ¿Ustedes dos son amigos? - preguntó Canadá algo curioso.

   - Más que amigos, somos como conocidos amigables, por decirlo así. Bueno, cambiando de tema.. -

Luego solo tuvieron una cita como cualquier otra que hayan tenido, pero, Canadá estaba más irritado y celoso ese día. En el fondo, se sentía avergonzado por haber dudado de su pareja, su pequeña fuente de felicidad, pero oh. ¿Realmente podía confiar en él?

A pesar de que lo "amaba", comenzaba a dudarlo por alguna razón, al punto de ponerse algo inseguro en aquella cita con su pareja.

Estuvo a punto, por sus impulsos, de pedirle el teléfono a su pareja para revisarlo, pero pudo controlarse, y ser feliz junto al Mexicano, o mejor dicho, junto a su pequeña fuente de felicidad.

Su única fuente de felicidad.

Aún no se daba cuenta, pero la única felicidad pura que experimentaba era al lado del otro.

Algo bastante... Dañino para él si te pones a pensarlo.

Y parecía que aquello sería infinito, aquella relación seria para siempre, aquella fuente de felicidad no se iría, no desaparecería.

De todos modos, parecían felices y lo eran ambos de hecho. Eran la relación perfecta a los ojos de cualquiera.

Por ahora.

Por ahora

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-. I'm sorry... || ❝ CanUcra ❠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora