Regreso

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Siete años después...

-Buenos días, hermosa.

-Buenos días, mi amor.

Toqué el cabello de Nick y lo atraje hacia mi en un beso interminable. Su aroma me hipnotizaba, estaba semi-desnudo cubierto únicamente por la sábana blanca.

Él se levantó primero, yo quise seguir acostada un rato más. Abrió las cortinas y el sol penetró anhelante en nuestra habitación.

               

                       ~♡~

-Buenos días señorita Lawrence.

-Hola Tom- dije mientras saludaba al recepcionista- ¿Llegó el señor Kartmann?

-No aún, por suerte.

Le dirigí una amplia sonrisa mientras me dirigía a mi escritorio.  Llegaba ligeramente tarde por lo que mis tacos resonaban en la soledad del fino mármol del piso de abajo.

Una vez llegada al tercer piso el ambiente cambió radicalmente. Cientos de cubículos y de gente trabajando, escribiendo, o comunicándose de un lugar a otro simplemente.

-Buenos días, dormilona - saludó Sophie,  acostumbrada a mis llegadas tardías. Le sonreí mientras me tendía los papeles de la próxima reunión. Estaba por contestarle su atrevimiento pero todo el ambiente quedó silenciado súbitamente. 

El señor Kartmann había cruzado el umbral.

  Su gordo traje gris, en conjunto con los bigotes del mismo color aunque algo encanecidos, y una figura pequeña y regordeta le daban un aspecto singular.  Simpático a primera vista, eso pensé yo, pero cuándo conoces su voz gruesa e hiriente, pierde toda su simpatía anterior.

Se dirigió en paso firme y apresurado hacia su oficina, parecía furioso. Otro día de suerte para mí, que me tocaba aguantarlo en sus múltiples reuniones diarias.

Los parlantes resonaron con la molesta voz de mi jefe.

-Los encargados de las columnas sociales hagan el favor de dirigirse a mi oficina con sus proyectos ahora mismo, gracias.

Sophie, Edmond, Eugenio  y yo nos dirigimos en conjunto y rápidamente hacia la oficina del señor Kartmann. Ellos parecían un poco nerviosos, era la primera vez que debían hacer este tipo de cosas. En cambio, Sophie y yo éramos expertas. Por eso nos los asignaron, debíamos ayudarlos y aconsejarlos.

Mi mirada se encontró con la de Eugenio. Podía vislumbrar una pizca de pánico en sus ojos cafés, y en sus cabellos castaño claro completamente revueltos. Le sonreí para que viera que no era para tanto y él me correspondió.

Edmond estaba hablando frenéticamente con Sophie, que parecía alarmada,  sobre su proyecto.

Nos detuvimos frente a la puerta del despacho, me adelanté un par de pasos y toqué dos veces.

-Pasen- dijo la estruendosa voz de mi jefe.

Presentamos nuestros proyectos rápidamente y salimos presurosos de aquel ambiente tan cargado, antes de cruzar el umbral una voz me detuvo.

-Señorita Lawrence, quédese un momento.

Me paré en seco y le dirigí una mirada a Sophie para que siga.

Una vez que todos se retiraron mi jefe me invitó a sentarme solemnemente.

-Hemos recibido una notificación de nuestra empresa aliada Collen Hebs, en la cuál nos específica que uno de nuestros empleados debe realizar una columna específica acerca de... una suerte de su "propia vida".

-¿Sobre mi propia vida?- musité mientras alisaba mi traje negro. Ésto era un ¿ascenso? Sea lo que fuere, me encantaba.

-Exactamente, estamos buscando a alguien que se haya alejado de su ciudad natal. Debes escribir acerca de cómo todo cambió. Y cómo es tu vida allí. Puedes fantasear un poco, siempre y cuándo sea creíble. ¿Qué opinas?

Obviamente no me tomó mucho tiempo tomar la decisión.

-Estoy dentro.

***

-¿En serio hija? Eso es maravilloso.

-Si, mamá. Aún no caigo de la emoción.

-Oh, Dios. Le diré a todos. Haremos una fiesta de bienvenida, cariño.

-Oh no, mamá. Nada de eso. Sabes que no me gusta.

-Está bien, está bien. Me basta con que estés aquí con nosotros, mi cielo... ¿Y cuándo sale tu vuelo?

-Éste mediodía. Mi jefe tiene contratos importantes con el auspiciante y no quiere retrasarlo ni un minuto.

-¿Vienes con Nick?

-Em, no puede. Digo, ahora. Tiene un compromiso importante las próximas semanas. Pero en cuánto esté libre prometió venir a visitarnos... Debo colgar, aún no he preparado nada.

-Claro cariño, buena suerte. Te esperamos con ansias.

***

-Claro señorita. ¿Desea algo de beber?

-Agua estaría bien, gracias.

La aeromoza me servía el agua mientras sonreía .

-Uh, eh, ¿sería mucho pedir esas cosas que cubren tus ojos para dormir?

Ella rió.

-Enseguida se la traigo.

-Siempre te amaré Jenn, no importa lo que pase.
Josh me abrazó con fuerza mientras besaba dulcemente mis labios empapados de lágrimas.
-Oh, no llores. Estarás bien. Debes ser fuerte, hermosa.
-No quiero irme Josh. Quiero estar aquí, contigo- refunfuñé enojada.
-Tu padre dijo que apenas se restablezca su economía volverían.
-¿Cuánto tiempo crees que será eso Josh? Maldita sea. Estamos en quiebra.
-No lo cariño... no lo . Pero, te prometo que todo estará bien. - dijo mientras acariciaba mi cabello, contra su pecho, tranquilizándome.

-¡Señorita! ¡Señorita, despierte!

Me quité las gafas negras, sobresaltada.

-¿Qué?

-Hemos aterrizado.

-Oh ¿tan pronto?

-De hecho hicimos las horas de vuelo. Estamos en Kentucky.

Sonreí, por la noticia y me levanté cómo si me hubieran inyectado una buena dosis de adrenalina.

El peso de mi equipaje disminuyó y corrí hacía la estación de taxis.

Cuándo llegué, era tarde. Cerca de las diez, quizá mamá y papá ya estuvieran dormidos.

La puerta estaba abierta. Sabrían que llegaría a esta hora.

Empujé la puerta suavemente. Deslicé mi pie por el marco de la casa de mi infancia a la que debí renunciar volver, para crecer laboralmente.

Alcé mi rostro y me cegué momentáneamente por luces que se encendían. Todos mis conocidos gritando ¡sorpresa! acudieron a mi encuentro.

Y mis ojos se paralizaron en cuánto vieron que esos ojos miel del tímido muchachito, aquel que yo había dejado aquí, se había convertido en todo un hombre. Y allí estaba, mirándome sonriente, y las oleadas del recuerdo del pasado me impactaron. Cómo si toda mi partida,toda mi emoción, hubiera sido... tan sólo ayer.

Te quiero cerca (JOSHIFER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora