Luego de aquel fin de semana infernal, la vida de Athol volvió a ser normal, bueno, no tan normal.
Ahora, gracias a aquella tregua, pasaba más tiempo con Elisabeth y Karen. Almorzaban juntos, pasaban el tiempo después de clases juntos, era el para Athol. Aunque la verdad, era extraña su condición ¿Por qué esta chica le atraía de esta manera? En su corta vida él nunca experimento nada semejante, ni siquiera con Julie Foster, la chica más popular y hermosa de su antigua escuela, de la cual se había enamorado en el pasado. No le importaban las razones, estar con ella era suficiente para él.
Sobre la tregua, era algo sencillo:
"No confesaré su secreto si ustedes me entrenan para poder controlar esta habilidad de materialización, ¿Qué dicen?” Luego de dudarlo un poco, ellas aceptaron.
Todos los días, después de clases, regresaron a la construcción abandonada donde comenzó todo. No estaban ahí para sentirse nostálgicos, como lo prometieron Elisabeth le enseñaría a manejar su habilidad a Athol.
— Lo primero será aprender tus límites— Señaló Elisabeth.
— ¿Cómo pretendes hacer eso?— Preguntó Athol.
— Hmm... Trata de hacer algo grande... Como... El vagón de un tren.
— Lo intentaré.
Athol cerró sus ojos, el manto azul y blanco se hizo divisible. Empezó a tomar forma rectangular.
— ¡Eso es! Vas bien.
La figura rectangular se empezó a parecer a el vagón, las ventanas se estaban formando, en la parte de adentro se podían distinguir algunos asientos, pero de repentr, FIUSH, el vagón, o el intento de vagón, desapareció.
Athol se veía muy cansado. Se recostó en el suelo.
— No... Puedo... Hacer...
— No hay problema— Dijo Elisabeth—Después de todo era una simple prueba, ya sabemos que no puedes materializar elementos grandes y con diversos detalles. Ahora, trata de hacer una creatura viva, como un gato.
— Déjame... Recuperar... El alien...to.
— Flojo— murmuró Karen.
— ¡Hago lo... Que puedo! Maldición...
Con eso, Athol se levantó del suelo.
— ¿Un gato? No debe ser tan difícil.
El manto volvió a aparecer alrededor de él, empezó a condensarse en un punto en el suelo. Tomó la figura de un gato, se le veían orejas, cola, incluso los bigotes. Y así apareció un gato, bueno, el peluche de un gato.
— Oye Athol...— Dijo Karen mientras se acercaba al peluche— Estoy segura que ella quiso decir una criatura viva, no el peluche de una.
— ¡Pero yo...!
— Esta bien Dangond— Interrumpió Elisabeth— No puedes materializar objetos vivientes, nadie con esta habilidad ha podido lograrlo. Creo que es todo por hoy, vámonos Karen.
— Al fin, me quedo con el peluchito— Dijo Karen emocionada.
— ¿No escuchaste? Se acabó el entrenamiento.
El peluche se convirtió otra vez en el manto y regresó a Athol. Karen se veía desilusionada.
— Eres cruel...— Dijo ella con tristeza.
Los días pasaron con toda normalidad. Después de clases Athol, Elisabeth y Karen entrenaban. Elisabeth le decía a Athol que tratara de materializar diversos objetos y con eso llegaron a la conclusión de que: "Sólo puedes crear objetos pequeños, los objetos grandes los logras materializar, pero no deben tener muchos detalles como un vehículo. Un dato extra, cada vez que creas un arma de fuego, recuerda que las balas son también creadas por ti; por lo tanto mientras más dispares más cansado te sentirás, así que ten cuidado"
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Geha inne Ungeist
Fantasy7 es el número de la suerte ¿verdad? No, eso no es cierto, para nada cierto, sólo falta escuchar la historia del niño que asesinó para conseguir poder... El poder de la envidia, la ira, la lujuria, la gula, la avaricia, el orgullo y el poder de la p...