》Capítulo 12《

812 92 34
                                    

"Pensamientos"
Posturas
Narra
—Habla—
Pensamientos

♣︎【【【【♣︎】】】】♣︎

Rubius Pov:

—¿Cuánto más falta?.

—Rubius, llevas preguntando eso más de una hora, pareces todo un niño.

—¿Quiénes fueron los que pelearon contra unos demonios que casi los dejan sin vida?— pregunté obvio.

—Tiene un punto, Vegetta— apoyó Willy.

—Eso les pasa por débiles— mostró una sonrisa socarrona. Tan pronto como iba a decirle algo más, Mangel nos interrumpió.

—Oigan dejen de pelear. Además ya casi estamos por llegar al lugar que nos dijeron nuestros cuervos.

—¡Ahhh! Apenas terminamos una misión ya nos dan otra— grité cansado.

Vegetoide comenzó a hablar de las responsabilidades de ser un cazador y no se que más, la verdad ya no le prestaba demasiada atención. Pero lo que si me distrajo de sobre manera fue el escuchar llantos de niños provenientes del bosque frente a nosotros.

—¿Escuchan eso?.

—¿Escuchar, qué?— Mangel sonaba confundido.

—Llantos de niños. Vienen del bosque— dije para después empezar a correr. No me detuve hasta llegar a una casa de dos pisos en medio de la nada. Dentro de ella, se podía oler un olor a húmedo mezclado con sangre, ya no me sentía tan cansado después de todo.

Escuché sollozos viniendo de un arbusto a mi izquierda. Me acerqué con cuidado y al apartarlo ví a unos dos niños. Una niña de, al parecer, 5 años y un niño de 7.

—¿Qué hacen aquí?— pregunté, con un tono amable. Los niños no me contestaron— No se preocupen, no soy un oso. ¡Lo ven!. ¿A qué soy guapo?— aparté por unos segundos mi máscara para enseñarles una sonrisa, tal vez no me hayan contestado por eso. Efectivamente, al ver mi rostro a la perfección, parecieron relajarse un poco más— ¿Pueden contarme lo que ocurrió?. ¿Ésta es su casa?.

—No... no. Es.... la casa de, un monstruo— el niño soltaba algunad lágrimas y, de inmediato, supe a que monstruose refería— Se llevó a nuestro hermano mayor. Caminábamos de noche y apareció, se llevó a nuestro hermano, pero a nosotros nos dejo allí.

—¿Entró a esa casa?— los dos asintieron ante mi duda— ¿Y los siguieron hasta aquí, solos?. ¡Que valientes que sois!— exclamé, tratando de que se sintieran mejor.

—Seguimos el rastro de sangre de nuestro hermano. Estaba herido— esta vez me lo explicó la niña. Por eso era el olor a sangre que se percibe en el interior de la casa.

—¡Rubius!— al girar mi cabeza pude ver a los chicos corriendo a toda velocidad hacia donde estábamos.

—Hasta que llegan— dije, mientras me daba la vuelta y acomodaba mi máscara— Tengo...— ruidos de un tambor provinieron del segunto piso de la casa, alertándonos. Levantamos la vista y del balcón salió un hombre con toda su ropa de un color rojo intenso. Cayó al suelo creando bajo suyo un charco de sangre.

—¡No miren!— Vegetta ocultó a los niños esa horrible escena mientras, con Willy, me dirigía al cuerpo del hombre.

—¡Resiste!— tomé el cuerpo entre mis brazos, manchando mi abrigo blanco.

—Por fin... salí...— susurraba con dificultad— ¿Moriré?. ¿Voy a morir?— lo abracé como si eso lo curaría, pero no, él ya estaba perdido. Cuando sentí sus latidos detenerse, me separé, viéndolo con pena.

El Cazador de las nieves (Ruwigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora