Fragmento n. 1

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—P'Arthit —. Una voz que conocía tan bien lo saludó cuando se paró enfrente de él, en el centro comercial y por un momento, pudo sentir como él mismo sonreía.

—Kongpop —. Saludó de vuelta. Su novio, tan guapo como siempre, sonrió tan ampliamente, acercándose a zancadas a él.

—No sé porque no puedo ir a recogerte a tu habitación. En cambio, insististe en que nos viéramos aquí —. Kongpop se quejó, él sonrió en represalia.

—Incluso me prohibiste traer mi bicicleta —. Ahora su novio apunta. Nadie le creería que su novio tienía una actitud infantil tan característica.

—Ooh... ¡el bebesote! Solo quería encontrarnos aquí, ¡y tienes que dejarme invitarte hoy! ¡Sin peros! —. Arthit calló a su novio. Después de que Arthit anunciara a todos que está saliendo con Kong, su novio realmente amaba salir con él en todo. Y también lo tendría rodeándolo. Una vez tenía que ir a Amphawa porque perdió algo de su reporte, Kongpop se presentó con él con un auto rentado en la mitad de la noche.

A veces extrañaba conducir su bicicleta, así que sigilosamente la conducía en los alrededores antes de que Kong pudiera recogerlo. Hizo que entrenará para levantarse un poco más temprano de lo usual. Suspiro. No puede creer que voluntariamente se rindió a su hora de dormir solo para no retractarse de la oferta de su novio. ¡Sus ojitos de cachorro eran letales!

—Aw Phi...—. Apartó su mirada una vez que Kong acercó su rostro al suyo. La preocupación lleno sus ojos.

—¡Ah, bien! Vamos, tengo hambre—. Inmediatamente apartó la cara y volteó a ver a su novio entrando al centro comercial. Es hora de comer después de todo. Ya había hecho un cuidadoso plan para hoy y Kong no sabía nada sobre eso.

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Como siempre, Kong trató de acercarse unos centímetros más a él cuando caminaban. Sabe que su novio quiere tocarlo y si es posible, agarrarle la mano. Pero Arthit sigue siendo tímido, y también le aterra la mirada de los extraños si los ven. Es por eso que, en su mayoría tolera el tacto de su novio.

Hoy se cumplen seis meses desde que se dieron el beso en el puente esa noche. Como siempre, como el caballeroso que es, Kongpop es paciente con él. Arthit piensa que podría ganar 'el premio al mejor novio' si esa cosa existiera. Esperó que Kongpop le gustara lo que tiene preparado para hoy, porque hoy es un día especial.

—Arghhh...—. Arthit estiró su cuerpo hacia arriba, ahora se encuentra en el parque Lumphini, cliché, lo sabe, pero piensa que la parte importante es con quién está, no dónde están.

Detrás de él, Kongpop rio. —Nunca pensé que querías traerme aquí.

Arthit volteó a ver a su novio, entrecerrando los ojos. —¿Por qué? ¿No te gusta?

—No, no, lo mal entendiste —. Kong rápidamente negó. —Es solo...—. No terminó su oración, optando por solo sonreír cariñosamente a Arthit.

Maldición, contrólate, Arthit.

—Bue-bueno... Solo quería venir aquí —. Volteó a ver hacia adelante.

—Bueno... ¿alguna razón por la que estemos aquí? —. Otra vez, su novio seguía sonriendo ampliamente. Eso no está bien para el corazón de Arthit, este ni siquiera podía mirarlo a los ojos.

Con su cabeza baja y sus manos detrás de su espalda, Arthit susurro casi inaudible. —Yo... quería una cita normal contigo...

—... ¿disculpa?

El sueño que te envió a míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora