12. Coelum

2 1 0
                                    


Mi habitación está hecha un desastre, hay un sinnúmero de vestidos de diversos colores así como accesorios en el suelo y sobre la incómoda cama donde me dictaron estar postrada desde hace ya poco más de tres semanas, mismas tres semanas en que no he tenido la oportunidad de saber más de Jerah o Remiel.

Al final hablamos del mismo hombre de aspecto rudo, ojos verdosos y carácter del demonio.

No se había presentado ni una sola vez después de que había salido del hospital, en ese entonces que no podía hacer absolutamente nada más que abrir la boca y pedir ayuda porque estaba imposibilitada, no es que hubiera grandes cambios ahora pero al menos hoy comenzaría a caminar un poco más que solo para ir al baño.

Y necesitaba en cuanto antes tener noticias de él.

Estaba cansada de ver los días pasar únicamente recostada sobre la triste cama con fundas verde pistache aún más terribles.

Estar aquí se había convertido en una rutina aburrida así como desesperante a excepción de cuando aparecían mis amigos para charlar por horas o veía a mi familia.

Mi familia ha estado al tanto de mí en todo momento, sin embargo aún así no significaba  que pudiera charlar con ellos cuando se me pegara la gana.

Mi padre había comenzado a llenarse de reuniones de trabajo ahora que pudo recuperar el mando de sus empresas y ha necesitado ponerse al día con todo, lo cual ha sido un proceso bastante complicado para él.

Así que la mayor parte del día la pasa en la computadora hablando vía Zoom o preguntándole a Charlotte sobre los últimos movimientos de la empresa, que por cierto esta última había cambiado radicalmente su ritmo de trabajo, lo que debió añadir fueron horas de terapia tres veces a la semana y parecía contenta con darse ese tiempo para sanar.

Brigitte era quién parloteaba más a mi alrededor y solía hacerlo cuando no tenía tanta tarea de la preparatoria.

No puedo creer que si quiera que ya esté en esa etapa de su vida, para mi aún sigue siendo como una bebé.

A pesar de que no estaban conmigo mentalmente no renegaba ni pretendía que me hicieran caso todo el día, sino que las indicaciones que dejó Jerah han estado componiéndose al pie de la letra y sin permisos especiales.

Nada de salir de la cama más tiempo del indicado, no puedo ver televisión porque podría aturdirme ni mantener ruidos tan escandalosos que pudieran retrasar la mejoría que llevaba aquel impacto en mi cráneo.

Lo mejor de todo es que he comenzado a movilizar de nuevo mi pierna derecha la cual ya no luce amoratada y eso es un buen logro por no decir que es ¡maravilloso!

Cuando mi padre nos notificó que había comprado una nueva casa quise sentirme del todo feliz así como se mostraba Gi, pero lo cierto es que también la noticia había aflorado en mi sentimientos de melancolía y desconsuelo tras despedirme del lugar donde habíamos crecido acompañadas de Terry mi madre y la pequeña de cuatro años Juliette.

Nuestro nuevo hogar estaba situado cerca del paisaje turístico de los Cuatro Cantones, según Maps estaba a unos veinte minutos de donde residíamos anteriormente y había que recalcar que este es un lugar bastante agradable con una impresionante vista hacia la montaña.

Según lo que he revisado en Internet a un costado de casa se encuentra un barrio popular donde cada noche hacen celebraciones, colocan un mercado artesanal así como le dan bienvenidas a los turistas y ciclistas que pasan por aquí, así que supongo que es un lugar ajetreado y anhelo poder conocerlo pronto.

—Eliette—me llama mi amiga Denise que se encuentra en una orilla de la cama—. ¿Crees que luce mejor el cabello suelto o recogido? —me cuestiona enseñándome las dos formas en que puede acomodarlo y sin duda el vestido de gala ajustado de arriba abajo le queda excepcional mucho más porque el tono violeta va acorde con su cabellera neón.

THUNDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora