03: comida y caos

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—Y... ¿a dónde vamos? —Jungeun esperó a que su pregunta fuera contestada por Sooyoung con alguna dirección específica, pero siendo sincera, no veía nada de eso salir de la boca de la más alta ya que su cara era de completa confusión.

—No tengo idea.

Y sí, estaba en lo correcto.

—No me mires con esa cara, Jungie. Sabes que quería salir de allí porque el ambiente era muy caótico —Jungeun casi hace arcadas al escuchar el apodo con el cual Sooyoung la llamó, pero se detuvo a medio accionar al darse cuenta de lo último que escuchó.

—¿El ambiente era muy caótico? —preguntó indignada. —Vives con once chicas más y eres la líder de las que son más ruidosas ¿y recién te atreves a decir que el ambiente es caótico?

—Mira, a esas chicas se les soportaba siendo humanas porque te hacían una que otra broma y se las dejabas pasar —Sooyoung dijo empezando a caminar hacia quién-sabe-dónde. —Pero ahora que son animales ni siquiera nos entienden y nosotras a ellas tampoco. Además, no puedo retarlas ¿Me imaginas gritándole a Hyeju en estos momentos? no, para nada. Ella me comería.

El cuerpo de Jungeun tembló al recordar los ojos intimidantes de la, ahora, Hyeju. Nada en comparación con la humana que es todo un amor. 

A su manera, pero lo era.

—Tienes un buen punto.

Caminaron hasta llegar a uno de los parques de la zona y se sentaron en una de las bancas con suma paciencia, como si no supieran que Haseul las estaba llamando a gritos para que volvieran con lo que prometieron.

—Está lindo el clima. —Sooyoung dijo mientras se acomodaba dentro de su gran abrigo.

—Lo mismo digo —Jungeun concordó haciendo lo mismo que Sooyoung.

Se quedaron así por lo menos diez minutos en los cuales, en otra parte de la ciudad, Haseul trataba de mantener la compostura frente a nueve distintos animales.

—Jinsol, en estos momentos eres mi favorita —la pelicorto dijo mirando al pez que se paseaba en su contenedor sin ninguna pizca de preocupación en su pequeño cuerpo (el cual Hyunjin veía muy atenta desde el suelo de la cocina, por cierto) —Hyunjin... —Haseul dijo en tono severo al saber de las intenciones del felino. Ante eso ella la cogió y la llevó a la sala esperando a que se entretenga rasgando las cortinas o algo. De todos modos la empresa las repararía. —Vamos a ver si hay algo que darles —volvió a la cocina y cuándo abrió la nevera soltó un grito de dolor al ver que casi todo su queso que había comprado hace dos días había desaparecido. —Mi quesito... —murmuró con pena.

Iba a encontrar quien hizo tal atrocidad, pero sería para más tarde ya que tenía asuntos más importantes que atender.

Como por ejemplo, seguir buscando algo de comida para las demás o cuidar de Jinsol para que no la encuentre en la boca de Hyunjin o también tranquilizar a Heejin que cada dos por tres saltaba al ver a Hyeju.

Había tantas prioridades que ella sola no podía.

—Sooyoung, Jungeun, vuelvan rápido —fue el último llanto de ayuda de la mayor antes de ir corriendo a la sala y darse con la sorpresa de que Vivi había roto la mesita de vidrio de una patada.

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—Creo que es momento de hacer lo que le dijimos a Haseul que íbamos a hacer —Jungeun dijo. Algo en su interior le dio el presentimiento de que la líder estaba sufriendo.

—¿Por qué? —Sooyoung preguntó incrédula mientras tomaba otro sorbo de su café comprado.

—Algo me dice que no la está pasando bien.

—Pero nuestra cita recién empieza —Sooyoung se quejó.

—¡No estamos en una cita! —Jungeun entró en pánico ante las palabras de la mayor.

—¿Entonces por qué estás tomando mi mano? —Sooyoung preguntó con una sonrisa burlona en su cara que no hizo más que crecer cuando vio el sonrojo de Jungeun llegar hasta sus orejas.

—Es que... tengo frío —la rubia dio una excusa tan pobre que hizo reír a la otra chica.

—Bien, bien. Me ha dado gracia —Sooyoung dijo dando el último sorbo a su bebida y tirándola a un tacho cercano. —Bien, vayamos a comprar.

Jungeun no entendió, pero logró que Sooyoung se pusiera en marcha así que todo estaba bien.

—Irás a esa tienda de allá y preguntarás por la comida de Heejin, Hyeju y Jinsol —la mayor señaló a una tienda de mascotas y Jungeun se preguntó por qué ellas no iban juntas. —Y yo iré al parque a coger unas hojas y algunos insectos. —ah, ahí estaba la respuesta.

Asintió y la pelinegra hizo lo mismo. Partieron por sus caminos y durante ese tiempo en el cual Jungeun preguntaba por los precios y lloraba al sacar su tarjeta para pagar por algo ridículamente caro y Sooyoung tomaba plantas de manera discreta y buscaba insectos hasta por entre los troncos de los árboles, Haseul se encontraba llenando la bañera y metiendo a Jiwoo en ella.

—Ya está. Quédate aquí y no te muevas —Haseul dió una orden a la cual Jiwoo no hizo el mínimo caso porque el agua le parecía más entretenida.

Por ahora todo estaba calmado. Gracias a la amabilidad de sus vecinos pudo conseguir algo de fruta con la cual alimentar a Yerim y Chaewon quienes por ahora descansaban en sus respectivos lugares. Aún así, faltaban las demás chicas. Intentó darles un poco de lo que consiguió pero al ver la expresión de disgusto de Hyunjin y las constantes evasiones de Hyeju y de las demás supo que todo quedaba en manos de las otras dos chicas que, se supone, ya deberían de estar por llegar.

Haseul estaba exhausta. Decidió acostarse en el sofá con Hyunjin y Heejin en su pecho. En el suelo, a su lado, Vivi y Hyeju se encontraban tranquilas mirando el lindo ambiente de las cortinas rasgadas, la mesita de vidrio que ya no tenía vidrio, el suelo rasguñando al igual que algunas paredes y por si fuera poco muebles completamente destruidos (cortesía de Hyeju)

—Todo está bien —dijo con todo el positivismo que le quedaba. —Es más, espero que Sooyoung y Jungeun tarden para poder estar en-

—¡Ya llegamos con la comida! ¡Haseul, estamos de vuelta!

Un grito, no, el grito de Jungeun hizo que toda la paz que Haseul trató de mantener se fuera al tacho.

Hyunjin fue la primera en irse de su lado, luego le siguió Hyeju y finalmente Heejin quien saltaba a más no poder.

Vivi, que si bien Sooyoung le dio sus hojas para que comiera, no se movió a otro lugar y eso Haseul de alguna forma lo vio lindo.

—Oye, holgazana —Sooyoung ¿se dirigió a ella?

Cómo se atreve...

—Toma esto. —le lanzó un frasco con un contenido extraño. —Dale esto a Yeojin.

—¡Que asco, son insectos! —dijo tirando el frasco hacia el sofá. —¿Y por qué yo debo hacerlo? —retó a la pelinegra.

Y Jungeun, como si la pregunta le fuese dirigida a ella, dejó de lado la comida de perro que le había servido a Hyeju y sin más dijo —Porque tú eres responsable de ella.

Haseul chistó al recordar que esas mismas palabras se las dijo a la rubia cuando tenían que encontrar a Yerim y soltando un suspiro y algo de repulsión volvió a tomar el frasco y con pasos lentos iba camino a la habitación donde Yeojin estaba.

—Diviértete, Haseul. —Sooyoung dijo con burla.

—Púdrete, Sooyoung. —fue la respuesta de la más baja. —Y tu también, Jungeun.

—¿Y yo que hice?

Didn't see that coming [LOONA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora