La universidad no había sido nada fácil desde el inicio, probablemente solo un poco, gracias a su grupo. De hecho, aunque Ray no era tan sociable como deseaba serlo, estaba satisfecho con sus nuevas amistades en el aula.
Aún no se llevaba bien con el resto de sus compañeros, pero eso era algo que realmente no le interesaba en lo más mínimo y tampoco es como si estuviera realmente interesado en tener más amistades de las que ya tenía. Su grupo había crecido.
Ese día, en un impase de clases, el grupo se acercó a él y a Massiel, que se encontraban sentados en el fondo del aula, Ray escuchando música y Massiel terminando una tarea. Los chicos se sentaron sobre la mesa frente a ellos y empezaron a hablar, como lo hacían de costumbre todos los impases de las clases.
Sin embargo, alguien nuevo llamó su atención, Moisés, un chico de cabello lacio y sonrisa idiota estaba empezando a unirse a su grupo, lentamente uniéndose a la conversación. Aquello le estorbó a Ray, ya que el mismo chico se reía de las burlas que le hacían al “grupo de los nuevos”; porque si, así los llamaban.
—¿Que hace él aquí? —preguntó Ray interrumpiendo la conversación —¿Que haces aquí? No eres parte de este grupo —dijo con la sinceridad quemando en la punta de su lengua y con el ceño levemente fruncido.
—No seas tan malo con él —pidió Carl abrazando por el hombro al chico —Esta siendo amable —agregó luego de unos minutos incómodos.
—Como sea —susurró levantándose para caminar fuera del aula. No le gustaba la idea de agregarlo, pero no era cuestión suya, él era el líder del grupo cuando se trataba de cuestiones estudiantiles, de hecho ni siquiera Lucille lo desafiaba.
Al inicio había sido difícil tomar el control con Lucille constantemente cuestionando sus decisiones, hasta que Roxana había dicho que prefería el método de trabajo de Ray, por lo tanto, el control había caído voluntariamente sobre sus manos.
Aunque eso le costara la amistad con Lucille.
Ray intentó distraerse del bullicio dentro del aula, bastante desinteresado en cualquier conversación que llegaba a sus oídos y un tanto aburrido, hasta que vió a Gariel con un bombón en la boca, chupándolo mientras leía distraídamente en su celular. Intentó no crear un pensamiento morboso al respecto, pero no pudo, pensando en más allá de cómo Gariel tomaba el dulce entre sus labios. Últimamente Ray se había sentido frustrado, si es que era la manera correcta de referirse a la manera en la que por las noches se sentía. Pero si, frustrado era parte de lo que lo mantenía incómodo.
Quiso pensar que no era porque era Gariel quién chupaba el dulce, si no más bien, su cabeza la que se creaba la imagen de que no era un dulce el que lamía.
Ray no lo admitiría en voz alta, nunca, jamás, lo que sentía o pensaba realmente, por ello, con los brazos cruzados al igual que sus piernas observó directamente hacia los labios de Gariel envolviendo con cuidado el dulce y luego sacando su lengua para relamer sus labios. Maldita sea, se miraba tan caliente haciendo eso y probablemente ella ni lo sabía, lo que hacía a Ray querer corromperla.
Pero no podía, Gariel era demasiado inocente y él, quizás, demasiado mal pensando para estar con alguien así, aunque, pensándolo mejor, mientras Ray miraba a Gariel pensó nuevamente la situación, desviando su mirada a su móvil. Era ridículo pensar en algo así, hasta para él.
El pelinegro visualizó el doctor Román caminar hacia la sección, con su brillante sonrisa, barba cuidada y camisa apretada sobre su cuerpo robusto.
Ray sonrió al verlo intentar caminar recto, ya que llevaba varios libros y un café en su mano libre. Entró al aula notando a Lucille rodeada de su nuevo grupo, no se sorprendió de verla sentada con Sam, William y Denisse, solo Dios sabía cuándo Ray odiaba ese grupo.
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1.52 Cm
Short StoryRay no era extraordinario, solo es un estudiante de nuevo ingreso tardío a la universidad. No pretendía resaltar, tampoco complicar su vida más de los que los estudios lo harían. No fue así hasta que Gariel llegó a su vida, en primera instancia no...