Recién llegando al aula Ray busco con la mirada su lugar habitual caminando hacia el lugar y sentándose cansado. Había llegado temprano esa mañana, tanto que al ver su reloj calculó al menos una media hora antes de que empezaran a llegar sus compañeros o el docente.
Se relajó sacando sus audífonos para poner algo de música y arrecostandose en la mesa delante suyo. Cerró los ojos y se concentró en la música mientras intentaba coinciliar el sueño.
No había problemas en dormirse, alguno de sus amigos lo despertaría.
Lo que no se esperaba era que casi tres canciones después, aproximadamente diez minutos transcurridos sintieran un toque en su hombro sobresaltandolo ligeramente. Se sentó recto y miró a Denisse sonreírle.
—¿Temprano? —preguntó dejando su mochila en el asiento de adelante.
—Un poco —contestó viendola caminar hacia él.
—Tiempo a solas —Ray sonrió y asintió cruzando sus brazos sobre su pecho. —Es bueno que vengamos temprano, así podemos estar... ya sabes, sin molestias.
Dió una lenta mirada sobre el cuerpo de Denisse, detallando en las curvas de su cuerpo, la camisa polo que llevaba puesta estaba resaltando sus pechos y su cadera, al igual que la falda corta que llevaba puesta hacia un trabajo fantástico en dar volumen a sus piernas.
Luego la vio a los ojos y por un segundo viendo su cabello corto, era sin duda alguna, bonita.
—¿Te gusta lo que ves? —cuestionó sentándose en la mesa para cruzar las piernas y apoyarse sobre sus palmas.
—Quizás —ella sonrió y se encogió de hombros.
—Esperaba un halago —Ray puso sus brazos sobre la mesa, al lado de los muslos de ella, se inclinó hacia adelante y ladeó su cabeza para verla. —O algo más.
—Claro que podría halagarte... Pero tengo curiosidad de saber ¿Que sería algo más? —preguntó siendo consciente del tono de voz bajo que empezó a utilizar.
—No lo sé... ¿Que opinas tú? —la sonrisa de Ray dejó de ser amistosa, dejando a ver el deseo que tenía de besarla y callar su nefasta boca.
Pero no lo haría, le gustaba sentirse deseado.
—Opino que... estás caminando en terreno minado —ella acercó su mano al brazo de Ray acariciando la vena resaltada en ese lentamente con su uña.
—No me intimida tanto. —Ray sintió una descarga en su cuerpo, haciéndolo sonreír y acercarse al oído de ella y susurrarle levemente:
—Deberias —tras ello, se levantó y paso la llena de sus dedos cerca del borde de la falda de Denisse, acariando fugazmente sus muslos. —No cualquiera juega sobreadvertido.
Ray apartó su mano y sonrió para luego hacerle un guiño y salir del aula, bajo por las escaleras al primer piso y se sentó en las bancas del campus tomando largas respiraciones para calmar sus palpitaciones. Mierda, la frustración lo estaba matando.
El pensamiento se esfumó cuando miró a Gariel entrando a la universidad con su chaqueta en el brazo. La miró caminar por unos segundos antes de hacer contacto visual y que ella sonrieras de inmediato. Se veía bonita hoy.
Se acercó corriendo y se sentó al lado de Ray devolviendo la chaqueta.
—Gracias —dijo en voz baja viendo sus dedos y luego levemente sonreírle a Ray.
—No podremos seguir así si te pones tan nerviosa conmigo cerca —se quejó Ray apartando el cabello de Gariel que le caía levemente por el rostro. —¿Has leído algo en Wattpad?
Ella se animó a responder, satisfaciendo a Ray por la conversación que creó después de tocar ese tema.
Más tarde, en el aula de clases, Ray se había sentado al lado de Carl, que había pasado jugando con su celular durante la mayoría de la clase. No fue así hasta que el Dr. Sánchez lo notó y prácticamente lo humilló frente a la clase.
—Te lo dije —susurró Ray luego de la mortal regañada.
—Cállate —Ray se rió un poco y se encogió de hombros. —¿Ese es el decano? —preguntó desviando la atención de Ray a las afueras de la aula donde el decano de medicina se acercaba con dos chicas más caminando detrás suyo —Dios, ese hombre es tan ardiente.
—Que sincero —Ray aguantó las ganas de Reise por la respuesta de Roxana atrás de ellos. —Tienes tu sugar daddy fijo.
—¡Buenos días estudiantes! —todos se levantaron en silencio, menos Ray y Roxana que estaban a punto de carcajearse por el extremo sonrojo de Carl. —Sientense. Doctor Sánchez, debo pedirle disculpas de ante mano ya que deberé pedirle que nos regale el resto de su hora para la organización de la siguiente actividad.
—No hay problema Doctor, el tiempo es suyo —el hombre canoso y de vestimenta elegante se hizo a un lado dejando al decano hablar.
—Bueno muchachos, está mañana venimos a hablar con ustedes sobre la siguiente actividad —Carl miró fijamente al decano, sin embargo, Ray miró más allá notando el leve ceño fruncido de Moises mientras ve como Carl se babea por el decano. —La actividad se llevará a cabo este día viernes, necesitamos quince voluntarios de este año para la colaboración de edecanes, los expositores para la actividad serán seleccionados por el docente Sánchez.
—Con mucho gusto. Yo sé entrenarlos a la perfección.
Ray rogó internamente no ser de los expositores.
—Muy bien, primero levantan la mano los edecanes, luego el resto quedara en opciones de expositores u otro cargo. —Habló Sugey, una chica de cuarto año.
Ray miró a su alrededor contando a varios levantar la mano lentamente, primero detalló en Denisse que le hizo un guiño meintras levantaba la mano, luego a Kenia y por último miró a Gariel.
Gracias a esas tres personas Ray completo los quince participantes, aliviado de haber decidido a tiempo para no tener la presión de tener que exponer.
—¿Enserio? Vas a tener que comprar traje —susurró Carl al lado mío.
—Mi hermano tiene uno, se lo voy a quitar y ya —el menor asintió y fijo su mirada de nuevo al frente. —Ten cuidado, Moisés lleva viéndote desde que el decano entró.
Carl se alarmó mirando a un lado encontrándose con la mirada de Moisés fijamente sobre él.
—Hoy te dan duro —susurró Roxana riéndose a costas del nerviosismo de Carl.
—No somos nada. —murmuró avergonzado.
—¡Ahí atrás! ¿No les parece importante lo que el Dr. Rivera está hablando? —Ray se enderezó de inmediato pidiendo perdón para prestar atención nuevamente al frente.
Cuando la actividad estuvo por completo organizada pudieron por fin salir al almuerzo.
—Solo tenemos... —Leonor miró su reloj mientras se apoya contra Roxana —quince minutos exactos para atragantarnos con lo que sea.
—Vamos a comprar algo rápido —sugirió Roxana.
—Estaré atrás de la biblioteca —Ray caminó en dirección opuesta seguido de Gariel y Kenia que al parecer no almozarian.
—¡Ray! ¿Puedes venir un segundo? —llamó Lucille, Ray se extrañó que ella lo estuviera llamando.
Aún más extraño fue que al llegar el grupo completo le sonriera, aún más Denisse.
—¿Que pasa? —preguntó acomodando su mochila y seguido su cabello.
—Te tenemos una propuesta —habló Samantha, Dios, como odiaba hasta escucharla hablar.
—Mira, sabemos que en tu grupo todos son unos inútiles que se atienen a ti —Ray miró fijamente a Denisse hablar tan mal de su grupo, no le podía quitar del todo la razón, pero si lo apoyaban, más Roxana y Moisés que se habían vuelto sus pilares —por eso queremos proponerte unirte a nosotros.
—¿A ustedes? ¿A qué se refieren? —Ray frunció su entrecejo analizando la situación.
—Dios, eres inteligente Ray, no hace falta que te lo expliquemos como a un niño —susurró William rodando sus ojos en fastidio.
—Te queremos en nuestro equipo, de trabajo, de amistad, deja ese grupo que tienes, sabes que no te conviene.
—¿Y en qué me conviene estar con ustedes?
—Sabemos trabajar mejor.
—Me gusta dar órdenes y que la sigan al pie de la letra ¿Harían eso por mí? —preguntó Ray sabiendo la respuesta.
—Es obvio que no —respondió Lucille al instante.
—Exacto, no es porque no quiera estar con ustedes, pero no puedo dejar mi grupo así por así, no soy así —Ray miró a Lucille —ella debería saberlo muy bien.
—¿Podemos hablar a solas? —preguntó Denisse levantándose.
—No te molestes hermosa, ahorita no creo que podamos, me están esperando —Ray señaló a las escaleras del primer piso donde ahora estaba su grupo completo esperándolo. —Si quieres podemos a la hora de salida.
—Como prefieras —habló Denisse sentándose de nuevo.
—Permiso —el pelinegro se alejó del grupo caminando al suyo propio donde Roxana se colgó de sus hombros bajandolo a su altura.
—¿Que te dijeron esas arañas? —Ray sonrió y caminó agachado agarrado por ella.
—Querian hacerme en su grupo.
—Que bajo están cayendo —susurró Leonor.
—¡Oye! ¿Eso que quiere decir? —Leonor se encogió de hombros haciendo bufar a Ray. —Como sea, hablaré con Denisse más tarde.
—No te atrevas que te mato —dijo Carl fulminando al más alto con la mirada.
La conversación quedó finalizada, almorzaron en silencio hasta que Gariel rompió el silencio.
—Necesito ayuda con algo —los demás la vieron asintiendo, dispuestos a ayudarla.
—¿Que pasa? —Ray preguntó apagando su móvil.
—Bueno... m-me gu-gusta alguien —susurró nerviosa.
—¡Oh por dios! ¡¿Quién?! —Paola saltó abrazando a Gariel, emocionada con la noticia.
—Alex —la noticia no los sorprendió tanto como esperaban, era algo de esperarse que Álex fuera el enamoramiento de Gariel. El chico era inteligente y guapo, no podían negarse.
—Ah —Roxana hizo un gesto minimizando la situación. —¿Él? ¿Y para que quieres nuestra ayuda? ¿Te vas a confesar?
—¡No no! —Gariel negó efusivamente con las manos para luego relamer sus labios y bajar la mirada. Un gesto que Ray ya conocía a la perfección.
—¿Que quieres que hagamos por ti? —preguntó Carl secundado por Moisés.
—¿Una carta? —sugirió Paola separándose de la menor.
—Que cliché —Roxana se quejó siguiendo con su comida.
Ray analizó la mirada de Gariel, no sabía exactamente por qué sintió una pequeña presión en el pecho al escuchar que alguien le gustaba, se alegra por ella, sin embargo, aquello no quita esa sensación que lo molestó.
Suspiró y miró en dirección a dónde Alex estaba con su grupo de amigos riéndose ¿Que le había visto? ¿Su inteligencia? ¿Su voz? ¿Sus gestos? Normalmente Gariel se fijaba en eso y Ray se encontró incómodamente analizando a Alex tratando de encontrar los caracteres que pudieron atraer a la pelinegra. Pero no podía encontrarlos, incluso él, como bisexual no sé sentía ni un mínimo atraído por él.
Gariel tenía gustos raros definitivamente.
—Quiero escribirle una carta anónima —confesó Gariel luego de unos minutos. Ray volteó a verla con el ceño fruncido.
Probablemente sería rechazada, no quería admitirlo pero sucedería y Ray no quería que eso pasara. Pero no podía negarse a la mirada de Gariel.
—¡Yo te ayudo a escribirla! No conoce mi letra, nunca he pasado al pizarrón.
—Gracias —Gariel se acercó a su mochila sacando un sobre, lo abrió y sacó una página en blanco extendiéndola hacia Paola, ella la tomó y tomó un lápiz que Roxana le extendió sin enteres en la situación.
Ray no quiso prestar atención a la carta mientras la escribían, simplemente se quedó observando en dirección a Alex. Había hablado un par de veces con él, era de fiar, amable y a veces divertido. Pero las veces que habían conversado solía hablar sobre el físico de las mujeres, sobre varias compañeras que tenían un cuerpo voluminoso y bien distribuido.
El pelinegro había contribuido a la conversación, aunque el tema no fuera su preferido, no le gustaba ver a las mujeres como un objeto, a menos que ellas se hicieran ver a ellas mismas de esa manera, lo cual para Ray era triste.
Pero no quería que Álex viera de esa forma a Gariel, la chica era más que su cuerpo, ella era amable, bonita, tierna, de buen corazón y extremadamente sensible. Odiaria con todas sus fuerzas verla triste por un rechazo superficial.
—¿Estás segura? —escuchó decir a Paola que guardaba la pluma lentamente —¿Eso es todo?
—Si —Ray miró de reojo la sonrisa iluminada de Gariel, maldición, estaba emocionada con esto.
—Dejame verla, Paola es un asco con ortografía —Ray tomó la carta y empezó a leerla lentamente. Y si, habían varios errores ortográficos que no los pasaría por ahí. —Dame la pluma —pidió, tomó el objeto y empezó a corregir la carta —Vas a tener que escribirla de nuevo, tiene incoherencias en algunas partes, faltan comas, puntos, acentos, conectores. Dios... Que desastre...
Ray sabía que estaba siendo demasiado duro cuando Gariel dejo de sonreír e hizo un puchero.
—¿Prefieres que la corrija yo o que él lo haga? —Gariel lo señaló aún con el puchero en sus labios. Maldita sea, Ray sintió que quería be- ¡No! Mierda, no, claro que no. —Bien —se limitó a decir empezando a corregir la carta en sus manos.
ESTÁS LEYENDO
1.52 Cm
القصة القصيرةRay no era extraordinario, solo es un estudiante de nuevo ingreso tardío a la universidad. No pretendía resaltar, tampoco complicar su vida más de los que los estudios lo harían. No fue así hasta que Gariel llegó a su vida, en primera instancia no...