Tiene tu fragancia.

156 15 0
                                    

Cuando se posiciono justo en medio de aquel escenario las luces se volvieron a apagar como si fuese costumbre en este lugar, en un corto periodo logran encenderse y ahora observo como vestía con un traje negro, de carencia regional, sí, de un mariachi.

En su cabeza portaba un gran sombrero negro con destellos dorados, un micrófono era lo único que tenía en la palma de su mano y supuse que su presentación seria cantar y así lo era.

Encendió aquel micrófono y palmeo dos veces para comprobar que estuviera encendido y funcionará a la perfección, comenzó a cantar, tan lento que mis ojos pesaban a pasar el tiempo.

Pero cada vez más iba aumentando su velocidad, logrando magníficos altos, debía volver a admitir que tenía una voz muy impresionante. Podría ser un reconocido musico si eso se propusiera.

Cuando él acabó, la energía regreso a mi cuerpo por arte de magia, hizo una reverencia inclinándose y solo lo vi partir al mismo rumbo que había tomado Zabdiel, fundiéndose en la oscuridad absoluta.

—¡Dios Erick eso fue increíble! ­—exclamó eufórica—. Bueno creo que el siguiente será, Joel—pronunció lentamente su nombre, con felicidad. Su timbre de voz cambio drásticamente por una voz melosa. —Joel Pimentel de León...

Un hombre de piel canela, ojos chicos la miró. Se acercó con pasos firmes hasta a ella, de su traje saco una perfecta y cuidada rosa, tan roja como el color de la sangre. Él la miro directamente a los ojos y sus pestañas largas se sombrearon por debajo de sus ojos.

Su cabello estaba francamente rizado, sus rizos caían libremente por parte de su frente que era cubierto por una fina tela negra.

Le beso los nudillos, sin apartar su mirada de ella. Delancey nunca dejo de mirarlo y se podía notar algo más en su mirada, sí. Amor...

Algo en mi me decía que ellos dos estaban completamente enamorados, o al menos eso era lo que sus miradas transmitían. Este fue el mismo chico que había sido nombrado por uno de los demás, por Yoandri. Era el chico que no paraba de preguntar por ella, según lo dicho por el mismo.

Las pupilas de ella estaban brillosas al igual que las de él, y por primera vez, sentí un amor mutuo, le entrego aquella rosa, que ella inmediatamente olfateo y aspiró su rico aroma.

—Me encanta, tiene tu fragancia Jo. —murmulla con voz tierna—. Es muy linda gracias por ello, te quiero demasiado, inclusive el sentimiento no se describe... —agregó mirando la rosa, dejándose embriagar por está.

—Sabes que te quiero demasiado, Denci—susurró con vos bajita y algo débil—quédate con la rosa, tú eres más bonita que ella, pero ambas son hermosas...—se acercó lo suficientemente a ella como para dejar un sonoro beso en su frente.

Se fue sin más, ella lo miraba directamente, podía sentir lo que ambos sentían y trasmitían.

Pero era algo, diferente.

Un sentimiento más adherido.

Las luces apagaron, y estas permanecieron apagadas por mucho tiempo. Bostezó mirando mi reloj de mano, antes de que mis orbes decaigan en las manecillas.

3:03 a.m.

(...)

Volví a mirar mi reloj y este marcaba 3:13 a.m. estaba a punto de hablar o decir palabra alguna porque había un silencio absoluto, pero las luces se encienden otra vez, sorprendiéndome por la vista que ahora gozaba.

Y entendía en lo más profundo de mí, porque se habían demorado ese tiempo.

Ahora solo se podía ver un escenario completamente amueblado y distinto. Podía distinguir que se trataba de una obra, una que mama solía contarme cuando era un niño.

Hotel California (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora