Eres un ángel.

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Siento algo dentro de mi estrujarse cuando más lagrimas cayeron, pude ver como intento ocultarlo, quiso taparse sus cristalinos ojos, pero no la deje, ella me miro intentándome dar una sonrisa, queriéndome decir que estaba bien, pero no era así. Sentía que nada estaba bien y lo peor no sabía por qué.

Algo dentro de mi dolió de primera instancia cuando la vi llorar, el dolor incremento en mi pecho.

Sin decirle nada decidí levantarla de la silla, la senté sobre mis piernas y la abrace lo más fuerte que pude, su rostro se ahueco en la parte de mi cuello y pase mi mano por su largo cabello mientras lo movía de arriba abajo y le murmuraba que todo iba a estar bien.

De sus labios solo escuche pequeños hipidos, su cuerpo estaba muy frágil, posiblemente era que ella no tenía ganas ni de pararse.

La abracé por un buen tiempo, que, cuando se separó, limpie lentamente todas las lágrimas que se habían deslizado por sus mejillas, tenía las mejillas empapadas con aquella agua salada y con el pulgar de mi mano, acaricie su rostro y limpie todo rastro de ello.

Sus ojos se posicionaron en los míos, y me dio una sonrisa que hizo que todo en mí, se derritiera por completo.

Se miraba linda con sus ojos brillosos y una tierna sonrisa asomándose.

—No llores Denci, te vez más linda sonriendo—le digo mientras mi mano recorre parte de su cara y le acaricio el rostro.

—Eres un ángel, Chris...—responde melosa. Y yo reí risueño, hasta que solo la veo levantarse de mí, solo observo como da unos pasos y deja caerse sobre el respaldo de la silla en donde ella estaba sentada.

Sus pulgares recorren cada parte de su rostro, buscando y limpiando lagrimas que yo no pude quitar, su sonrisa tímida me hace sonreír.

—Dios, eso fue increíble...—expresó mientras suspiraba lentamente—pero ha sido suficiente, ahora quiero ver salsa, baile, alguien que sabe moverse en cualquier tipo de baile que le digan y nadie mejor que Richard para hacerlo, es tu hora Richard Camacho.

Un hombre de piel morena y mirada sobria comienza a caminar hacia el lugar, vestía de un traje negro al igual que todos en un inicio, solo con la diferencia que traía una camisa negra que estaba abierta mostrando su torno marcado, y portaba un sombrero negro en su rubio cabello.

Que, para ser sincero, aquel tono le hacía resaltar su piel.

De su bolsillo saco una rosa roja idéntica a la que Joel le había dado a ella, solo con una diferencia; él no se la entregó, él la coloco entre sus labios, no basto mucho hasta que la luz se redujo a nada, dejándonos otra vez en una oscuridad, que solo era alumbrado por la vela.

Una música lo acompaño, y el ritmo ambientado no se hizo esperar, comenzó por bailar y si era de admitir, bailaba muy bien.

Bailó con música y pasos ambientando al estilo Michael Jackson.

Sus pasos me hacen pensar que, en su otra vida, posiblemente en otro mundo era él. Pero eso era demasiado imposible, nadie nunca podría igualar al mismísimo Michael Jackson.

Mejor conocido como el mejor de sus tiempos y hasta ahora en la actualidad.

Sus pasos son tan increíbles, era increíble la manera en la que se movía, la pista de Billie Jean comienza a sonar por la sala y resuena a un volumen moderado por el lugar, comienza por mover su pelvis de adelante hacia atrás mientras una de sus manos reposa en su gorro negro. La música sigue su curso y ahora observo el Moonwalk mejor conocido como el paso lunar.

Sus pies se deslizan hacia atrás mientras camina con estilo, sigue bailando y veo una sonrisa plasmada en su rostro, tanto que el color de sus dientes brilla, y brillan en un sentimiento que ama lo que hace, la música llega a su fin después de unos minutos y comienza a sonar otra de Jackson, lo veo hacer por segunda vez otro paso de Michael.

Hotel California (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora