La dura realidad.

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Sin más veo la foto en miniatura y observó como Joel abraza a Delancey de la cintura, en sus rostros puedo ver felicidad. Ambos con ropas demasiado costosas si me fijara en eso.

Mi vista va hacia otra fotografía en donde aparece ella en un vestido blanco y él con un perfecto saco negro, en sus manos puedo ver un anillo, ambos con unas pequeñas iniciales en un costado, en el centro un pequeño diamante o alguna piedra brillosa, si aquel retrato tuviese color o incluso fuera una fotografía tomada podría saber de qué material estaban hechos.

Veo también el pie de cada foto, y todos los pedazos de ese rompecabezas se arma en mi mente, todo.

Las miradas, los muebles, la decoración, las fechas, todo tiene una lógica.

Siento como un escalofrió recorre mi cuerpo al imaginarme todo, ahora lograba entender su temperatura, el sudor se apodera de mi cuerpo y sin más cierro aquel diario y abro la puerta, al hacerlo observo a Delancey saliendo de una habitación. Ella me mira y se dirige a mí, mis nervios aumentan y retrocedo lentamente.

—¿Chris...? —pregunta lentamente y trago duro. ­­—¿Qué haces afuera? —inquiere con el ceño notablemente fruncido, intento buscar alguna escusa, o algo que me la sacase de encima, necesitaba irme de aquí en este precisó momento.

Me valía una mierda la hora, no podía estar un minuto más en este lugar, no lo podría soportar. Sentía que me iba a volver completamente loco, creo que ahorita lo estoy haciendo, tanto que siento mi cuerpo hormiguear constantemente.

—Eh... y-yo tengo ganas de ir al baño—balbuceó nervioso.

Mierda, ni mi propia voz reconocía, estaba demasiado tenso.

—En la habitación había un baño—anuncia con voz relativamente obvia.

Joder, no me lo compliques.

—Si, pero necesito otro...—titubeó nervioso.

—Te puedo prestar el baño de mi habitación si gustas...

—¡No! —Grité, ella me miro con curiosidad, aclare mi garganta antes de volver a hablar y ahora en voz baja—no es necesario, buscare uno...

—Te puedo acompañar—responde sonriente y negué. —¿Estas bien Christopher? Te escucho raro. —aclare mi garganta antes de volver a hablar.

—Si Delancey, solo quiero estar solo un momento—dije con voz trémula, no me quedaba de otra más que ponerme frio, como ella. —Tu voz me irrita por completo, ¿Puedes cerra la maldita boca? gracias—dije, en el fondo no quería hablarle así. Pero que más daba, no era algo que me persiguiera. —me estas agobiando demasiado, deja de seguirme, me asfixias por completo...

Las mujeres solían ser demasiado frágiles, y ella era una de esas.

Sabía que con decirle esas palabras se sentiría mal e incluso lloraría, se iría, aunque me doliera que llorara, se iría y era lo que más desea en este jodido instante me asustaba el hecho de con solo verla llorar sentirme mal, no la conocía y ahora sabia el porqué.

—Y-yo lo siento de verdad—susurró y vi caer de sus ojos una lagrima, su mano se la limpió con rapidez y fuerza. —sabía que solía sofocar a las personas, pero no creí que te sofocaría a ti...—dijo antes de salir corriendo por los pasillos oscuros.

Bien hecho, Christopher. – me digo a mí mismo.

Odiaba que las mujeres llorarán.

Me alboroto mi cabello con signo de impaciencia y desespero, miro detenidamente el reloj de mano que tengo en la muñeca y esta marca a las 3:33 a.m.

Hotel California (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora