5.-Uno solo

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Se encontraba en su cuarto, tocando sus labios con la yema de sus dedos una y otra vez, aún podía sentir los labios del menor,  una sensación única que le aceleraba el corazón.

Tenía ganas de volver a experimentar ese momento que si no hubiera sido por Gemma habrían tenido más tiempo juntos.
Miro al frente, su traje blanco para la boda, le gustaba, quería usarlo ya, estar en el altar con esa persona especial, decir -Acepto- y formar una vida feliz con esa persona, pero esa persona era imposible, se casaría con una mujer que no conocía, que ni siquiera había tenido la oportunidad de hablar con ella, solo quería ver a es hombre, parado ante los pies de dios, tomándolo de la mano y unirse en sagrado matrimonio.

Pero eso era imposible, tener gustos por personas del mismo sexo era pecado, era mal visto.

Eren tan solo había presenciado dos ejecuciones de parejas del mismo sexo, a ambas parejas las habían decapitado como castigo, las habían acusado por adulterio, enfermedad mental y traición al rey.

Sacudió su cabeza tratando de alejar esos pensamientos, ahora comprendía porque Harry le había dicho que no mencionara absolutamente nada sobre lo que habían hecho.

Eran las once de la noche, la casa se encontraba en silencio, Louis no resistió más y salió lentamente de su cuarto.

Camino sin tirar algo o caerse, la noche realmente era muy oscura.
Bajó las escaleras y siguió su camino a el cuarto del soldado.
Respiro profundamente, y dió dos golpes suaves a la puerta de manera, pero está se abrió sola y se escuchó un suave -adelante-.

El menor ya tembloroso tomo el picaporte y abrió la puerta, lo suficiente para que su delgado cuerpo entrará, cerrando de inmediato para que no lo vieran.

La habitación solo estaba iluminada por una vela, con la mirada Louis busco al hombre.

-¿Harry?- camino un poco más, ¿Dónde estará?.

-¿Que quieres niño?- se escuchó la voz ronca del mayor pero no había rastro de el en la habitación.

-¿Dónde está?- pregunto Louis

-Dame un momento.

Louis siguió observando la habitación. En el escritorio tenía unos papeles y libros.

-¿Qué haces?- pregunto el mayor atrás de sus espaldas.

-Nada... ¿Y usted qué hacía?

-Nada- respondió secamente.

-¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar durmiendo?

-Bueno...

-O tal vez quieres seguir con lo de la mañana.

Está vez no hubo más tiempo perdido, Harry atacó de inmediato al menor, lo tomo de las caderas acercando sus cuerpos de nuevo, el beso fue rápido y salvaje, Harry llevó su manos frías a el cuerpo tibio del menor, causándole escalofríos por el cambio de temperatura.

La falta de aire los hizo separarse, pero Harry aprovecho ese tiempo para sacar la prenda.

Louis de inmediato se sintió nervioso, su cara se puso roja.

Harry no perdió tiempo y siguió atacando la boca de Louis.
Comenzaron a dar algunos pasos hacia la cama, Harry recostó al menor con mucho cuidado, en ese momento lo sentía muy frágil, delicado, pensando que con cualquier movimiento lo rompería en mil pedazos, se posiciono en las piernas de Louis, sus dedos recorrían cada centímetro de la piel, sus labios bajaron al cuello, mordiendo y dejando un camino húmedo.

-Ahh...- de inmediato Louis llevó sus manos a su boca.

Harry no hizo caso y siguió con su trabajo, prefería que Louis no hiciera mucho ruido, sería malo que alguien los encontrará.

Siguió su camino hasta que llegó al ombligo, sus manos tomaron el borde del pantalón y los bajo. Se separó un poco para quitarse su camisa, Louis miro el bien trabajado cuerpo del mayor, jamás pensó que detrás de su ropa tuviera ese cuerpo.

El beso siguió, la temperatura de sus cuerpos aumentaron, las caricias no tardaron en aparecer, así como los pequeños gemidos, ambos hombre experimentaban una nueva experiencia,.

Las prendas que faltaban desaparecieron, ambos se encontraban completamente desnudos, listos para unirse, para ser uno solo.
Louis sintió un desgarrador dolor cuando  el soldado metió su miembro a su entrada, era algo que jamás pensó que sentiría, dió un pequeño grito de dolor, Harry de inmediato lo calmo con un beso

Los movimientos no se hicieron esperar, con lentitud las gotas de sudor salían, los gemidos se apoderaron de la habitación y el calor los inundaba.

El dolor que alguna vez sintió el menor desapareció sustituyendolo por un placer inimaginable, hasta que ambos llegaron a su punto.
Harry coloco su frente junto a la del menor, mezclando sus respiraciones aceleradas, miro unas gotas que salían de sus ojos, de inmediato las elimino con su pulgar.

-¿Estás bien?- tenía miedo, ¿y si lo lastimo?

-Sí...si estoy bien, es solo que...-sus ojos tenían un brillo especial- me siento tan feliz que me dieron ganas de llorar.

Y sin saber que esas palabras le habían confirmado a Harry lo que sentía por el niño, dando otro beso, tierno, delicado y tierno.

Ya no había duda de nada, se amaban, un sentimiento correspondido, en ese momento no les interesaba nada, no les importaba romper las leyes de la iglesia, ya nada importaba, ni siquiera la boda. Solo querían estar juntos, vivir su amor y ser felices, y si tenían que pelear lo harían, pero de qué su amor sería para siempre, lo sería.







El esposo de mi hermana - L.S [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora