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cuando siyeon llegó a la cafetería, vio que minji se estaba alistando para salir pues su turno había acabado.

siyeon tomó el delantal y una gorra que se colocó y mientras se acomodaba todo, minji le dijo: —me iré ahora y perdón por hacerte venir en tu día libre, pero mi abuela...

—no te preocupes, minji, la salud de tu abuela es primero. espero que se recupere —siyeon le sonrió honestamente y la castaña le devolvió el gesto. ésta tomó su mochila.

—te debo una. adiós —y despidiéndose con la mano salió del local.

siyeon suspiró y se puso detrás del mostrador. no había dormido en toda la noche debido a ciertas pesadillas a las que todavía no podía acostumbrarse y esa preocupación en su pecho que no la dejaba respirar. tenía ojeras bajo los ojos y su piel se encontraba pálida. hacía tiempo que no le pasaba que ya se había acostumbrado a la pequeña tranquilidad. ahora de nuevo se encontraba sufriendo.

miró a su alrededor. no había ningún cliente. eran las 8 p.m. y el silencio del lugar era insoportable. volvió a suspirar.

tomó una servilleta y un bolígrafo, comenzando a hacer garabatos. no sabía lo que hacía exactamente y de repente recordó esa imagen que no la dejaba en paz: una bañera con agua roja, sangre, y el rostro de una chica castaña sobresaliendo de la colorida agua, sus ojos cerrados, su piel pálida.

siyeon parpadeó, sus ojos llorosos por haberlos dejado tanto tiempo abiertos y vio que había roto la servilleta y raspado la madera de la mesa con la punta del bolígrafo.

—mierda.

fue por un trapo mojado y talló el lugar donde estaba manchado con la tinta. le diría alguna excusa estúpida después a minji.

entonces escuchó el tintineo de la campana que hacía cuando la puerta se abría y siyeon alzó la vista.

—bienve...

la chica estaba ahí y siyeon se congeló. la castaña se acercó y le dio una corta sonrisa para nada amigable a siyeon.

—un americano, por favor —siyeon notó la incomodidad de la chica pues miró a otro lado, puso su mano detrás de su cuello y sobó ahí.

la pelinegra se dio cuenta que miraba a la chica de una forma extraña y se iba a disculpar, pero notó algo en el brazo de la chica; un gran moretón y más abajo, en su muñeca, cicatrices de cortadas. siyeon tragó saliva y apartó la mirada.

—en un momento te lo hago —la chica sólo asintió y caminó hacia las mesas. de su mochila sacó su portátil y comenzó a teclear algo.

siyeon cerró los ojos para tratar de eliminar las imágenes de lo que acababa de ver, pero no funcionó. con un nudo en la garganta se dignó a preparar el café.

cuando terminó, caminó lentamente hacia la chica y con un rápido y cuidadoso movimiento dejó el vaso en la mesa.

—gracias —dijo la castaña sin mirar a siyeon.

—si necesitas cualquier cosa, dime —siyeon se mordió el labio inferior y pensó algo para tratar de entablar conversación con la chica—. soy lee siyeon— apretó sus manos con fuerza y las escondió detrás de su espalda. en una situación normal tendría que haber extendido la mano y estrecharla, pero eso no pasaría nunca.

—kim yoohyeon —contestó mirándola cortamente y regresó su vista a la pantalla. siyeon no hizo nada más y sólo regresó a su lugar.

kim yoohyeon, repitió su nombre hasta no olvidarlo y desde su lugar, siyeon miró discretamente a yoohyeon.

sería demasiado difícil acercarse a ella. yoohyeon estaba... perdida. se notaba en su mirada; no había un brillo, no había sentimientos. su piel estaba pálida, su cuerpo muy delgado.

siyeon miró sus inútiles manos y jugó con sus dedos. no sabía qué hacer. no tenía el valor suficiente para acercarse y actuar como su amiga.

seguro siyeon era la única que sabía sobre las intenciones de yoohyeon. a la vista de otros sólo era una chica que necesitaba vitaminas.

si tan sólo siyeon no pudiera ver todas esas malditas muertes, sería una chica normal, una universitaria que se preocupa por su futuro, no por la muerte de las personas que la rodean. no se preocuparía por tocar a alguien, no se preocuparía por una chica como kim yoohyeon quien quiere quitarse la vida.

tal vez es mejor dejarla hacer lo que quiera, se dijo. después de todo no es la única que quiere terminar con su sufrimiento.

se mordió el labio otra vez y un nudo en su garganta se formó. miró otra vez a yoohyeon y notó que la chica tenía el ceño fruncido, sus ojos cansados mirando la pantalla y sus labios moviéndose como si estuviera murmurando algo sólo para ella.

yoohyeon seguro había sido una buena chica, tal vez lo siga siendo, hasta que algo le haya pasado. siyeon pensó. tal vez esa chica buena pueda volver.

sacudió su cabeza, ignorando sus pensamientos.

—dijiste que lo dejarías así, idiota —se dijo en voz baja. sus malditos pensamientos humildes volvían a llenarle la cabeza y la culpabilidad presionó en su pecho. simplemente no podía evitarlo. le carcomía hasta desquiciarla—. jodida mierda —siyeon se golpeó mentalmente y tomando aire volvió a acercarse a yoohyeon. puso una sonrisa amable aunque sabía que la castaña no iba a regresarle el gesto—. ¿algo más que necesites?

—morir, estaría bien —susurró yoohyeon, pero siyeon logró escuchar perfectamente y pasó la bilis en su garganta.

—¿disculpa? —hizo como si no hubiera escuchado y yoohyeon negó, mirándola.

—nada, gracias por el café —yoohyeon se puso de pie y comenzó a recoger sus cosas.

siyeon sintió los nervios y pensar que posiblemente esa noche acabara con todo la impulsó a insistir.

—hmm, yoohyeon, ¿vas a la universidad? creo que te vi una vez por ahí —la voz de siyeon sonó temblorosa y apretó los labios cuando yoohyeon la miró con el ceño fruncido.

—eres la chica rara, gracias por hacer que me retrasara y no poder presentar mi examen.

—¿qué? yo... lo siento mucho, en serio —siyeon se sintió mal por yoohyeon, pero ésta negó con la cabeza.

—no lo digo para que te disculpes, en verdad te lo agradezco. la universidad es estúpida, lo bueno que no iré más —yoohyeon se colocó su mochila en los hombros e iba a despedirse, pero siyeon no la dejó.

—no es tan mala y en verdad espero mucho verte mañana ahí, no sé, tal vez tomar un café, platicar un rato de cualquier estupidez.

siyeon se estaba esforzando para convencer a yoohyeon de vivir otro día más y temía tanto que sólo le dijera un "no, gracias" como respuesta.

—lo consideraré, después de todo tengo que hacer varias cosas antes de... olvídalo —una sonrisa nerviosa apareció en el rostro de yoohyeon y siyeon la observó con detenimiento.

—vaya, deberías sonreír más, tu sonrisa es bonita —siyeon se avergonzó por sus propias palabras y yoohyeon hizo una mueca. también notó un pequeño rubor en sus mejillas.

—nos vemos, siyeon —dio como terminada la conversación y se giró.

siyeon abrió la boca una vez más y dijo: —¡te veré mañana!

yoohyeon no la miró ni le contestó, sólo salió del local.

PRAESIDIO 死 siyoo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora