Entre el amor y la magia(WelcomeToMyLife)(Yaoi)

Perludio de Guilian

Capitulo XIV.

Estamos en tiempos de Guerra, las calles de las crecientes civilizaciones están sumidas en el caos y el pánico generados por las peleas de las distintas clases de seres mágicos que caminan por estas tierras. Los Ángeles se disputan con los Demonios las almas de los humanos a la libre vista de los mortales; los astutos demonios para tomar la delantera crearon una nueva especie de seres diabólicos despiadados que se alimentan del alma de los vivos, los Vampiros.

El primer grupo de Vampiros creados por estos en las fauces del inframundo fueron un éxito, ya que rápidamente notaban el crecimiento de su población, ya que más que seres diabólicos, eran una plaga, que al devorar el alma de un humano acababa por convertirlo en uno de ellos con su toxico veneno.

El gran dios primario en seguida noto lo devastador que sería para el equilibrio del mundo el aceptar su existencia, así que personalmente mando a uno de sus más poderosos Ángeles a acabar con la segunda camada de bestias que los Demonios procuraban.

Para cuando el Ángel había llegado al inframundo, los demonios se habían ido y los Vampiros estaban por nacer en una oscura cueva cubierta por grandes charcos de sangre, sellos demoniacos en las paredes. En su interior, seis niñas vírgenes colgadas de manos y piernas en lo alto de una gran fosa de sangre, donde yacían los restos desmembrados de varios humanos flotando.

Los gritos sollozantes y las barrigas hinchadas con manchas negras gangrenadas de las jóvenes daban a saber que las crías estaban por nacer. De pronto sus barrigas se abrieron por la mano de los pequeños engendros que desgarraban la carne haciendo gritar a las chicas; en seguida los pequeños corrieron afuera, pero el  Ángel fue más rápido dándoles caza a cada uno, exceptuando a uno que se escondió dentro de un cadáver estocado por una lanza, aparentado haber sido asesinado por algún engendro que por allí pasaba, engañando así al Ángel, quien se retiró pensando que su misión había sido completada.

El pequeño camino por horas que se convirtieron en días, luego en años, hasta llegar a la edad de 7 años, ahora era un niño de largos mechones negros y ojos rojos intensos de gran visión, fuerza y destreza; sobrevivió alimentándose de almas infortunadas, librando peleas a diario por la vida y huyendo de los fatigadores guardias del inframundo.

En una ocasión huyendo de los guardias llego a el muelle del Averno, donde al poner un pie, se hizo presente aquel enorme barco de  huesos con un encapuchado, cuya cara no se veía, solo una gran oscuridad en su interior; al ver que los guardias se acercaban se subió en aquel barco para esconderse. En seguida aquel encapuchado extendió su huesuda mano en señal de espera de un pago, el joven veía a lo lejos a los guardias acercarse, bajo la mirada en busca de algo que le pudiese dar y recordó aquella moneda colgando se su cuello que había conseguido largo tiempo atrás, en seguida se la entrego haciendo que el barco partiera del muelle, dejando a los guardias atrás sin poder hacer nada.

Una vez adentro se recostó junto a uno de los desgastados pilares para descansar, ya que debía tener un centenar de horas  sin descansar.

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Al despertar estaba en medio de un gran bosque, miraba a los lados sumamente confundido, aquello tenía mucha tranquilidad, cosa que le abrumaba al haber estado acostumbrado a un ambiente caótico en movimientos, además este lugar era brillante, un tono que no conocía más que cerca de los lagos de lava.

En frente  caía un fino rayo de luz que se colaba entre las hojas de los altos arboles; acerco su mano lentamente para poder sentirlo, siendo quemado, el respondió rápidamente corriendo rápidamente hacia atrás, escondiéndose entre las piedras.